EL VENEZOLANO COLOMBIA
Esta cocinera venezolana se desempeña actualmente al frente de empresas gastronómicas en Bogotá desde hace unos diez años. Primero en Nolita, donde no le fue bien, y luego como gerente general de Osaka y Ko, del Grupo Elemento 4K, donde sí ha tenido mucho éxito.
Egresada del Hotel Escuela de Mérida, Ana Belén Myerston se formó en Bélgica y de allí le viene su pasión por la cocina europea. Realizó pasantías en los restaurantes de dos chefs legendarios: Guy Savoy, en París, y de Alain Ducasse, en Nueva York.
“Son dos cocineros distintos”, afirma. “Con ellos comprendí la importancia de la disciplina para ejercer el amor y el respeto a la cocina”.
A su regreso a Venezuela, a comienzos de siglo, su carrera se inició en el recordado Grupo Ara de Caracas, al frente de Moka Café y Citrón Café. “Fue una experiencia maravillosa porque Ara permitió innovar la restauración de la ciudad. Cocineros venezolanos como Sumito Estévez, Edgar Leal y otros desplazaron con su creatividad a los profesionales más tradicionales venidos de Europa. Los locales de Ara tuvieron ambientes muy cómodos y elegantes. Era otra gerencia. Allí crecí mucho”.
Junto a su esposo, el cocinero francés Paul Lanois, y sus socios formó el equipo de Mokambo, Antigua y Madame Black, tres locales en la urbanización Las Mercedes de Caracas, con un éxito notable de público y crítica.
MYERSTON FUE LA PRIMERA MUJER EN GANAR, EN 2010, EL TENEDOR DE ORO QUE OTORGA LA ACADEMIA VENEZOLANA DE GASTRONOMÍA.
“Desde luego me sentí muy halagada, pero no porque fuese mujer sino por reconocer mi calidad profesional. Debo recordar que la Academia estaba integrada casi solamente por hombres mayores y no era común encontrar a las mujeres en las cocinas profesionales. Un asunto generacional que afortunadamente ha cambiado, con miembros más jóvenes y mujeres muy activas en la gastronomía”.
Después del éxito de Mokambo, Antigua y Madame Black, Lanois y Myerston decidieron venirse a Bogotá. Pero sus socios continúan al frente de los tres restaurantes caraqueños que mantienen su calidad.
“Venirnos fue una decisión política por la situación del país después de la primera década del chavismo. Varios factores influyeron: la inseguridad, el desplome de la motivación laboral, el descenso de la calidad de la materia prima, y descubrimos que Bogotá es una ciudad bella y amable, con excelentes productos. Aquí fundamos Nolita”.
No obstante, ese restaurante no fue una experiencia positiva.
“Fue una sociedad mal hecha, la verdad, con socios lamentables. Cerramos”.
Después vino el éxito de Osaka, con orientación peruana y Nikkei, y luego de Ko, con su cocina asiática. También con La Sanguchería, muy peruana y del mismo grupo empresarial. Los tres locales viven llenos.
“Estamos muy contentos con los resultados. Con Elemento 4K formamos una sociedad proactiva y transparente. Las experiencias de estos tres restaurantes demuestran que no estábamos equivocados”.
Actualmente, y de forma paralela, ambos cocineros se dedican a la jardinería. Siembran sus productos y asesoran a jardines diversos. Myerston creció en los campos merideños, con una madre que sembraba hortalizas.
“¿Cuáles cocineros me inspiran? Varios. El norteamericano Charlie Trotter, por ejemplo, que desde su restaurante en Chicago impulsó la vanguardia culinaria en su país. Luego el francés Joël Robuchon, otro innovador de la culinaria a quien muchos consideran el gran chef del siglo pasado. En Caracas, entre otros, está Francisco Abenante con su propuesta venezolana que ha perseverado a pesar de la crisis. Y ahora en Chile me gusta mucho el trabajo de Sumito Estévez. Una mente amplia y eficaz. Aquí admiro la cocina de Leonor Espinoza, una mujer que ha transformado la culinaria colombiana. Y finalmente, pero no menos importante, me inspira mucho Paul Lanois, como cocinero, como padre y como esposo”.
◉ Con información de Avila Monserrate
