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El presidente Iván Duque designó como nuevo ministro de Defensa a Diego Andrés Molano Aponte (Bogotá, 29 de junio de 1970), miembro del gobernante partido Centro Democrático (CD) y quien hasta hoy se desempañaba como director del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República. Reemplaza a Carlos Holmes Trujillo, fallecido por covid-19.
El nuevo ministro de Defensa es administrador de empresas de la Universidad del Rosario, con especialización en Relaciones Internacionales, de la Universidad Javeriana, y maestría en administración pública de la Universidad de Columbia (EE.UU.).
Fue asesor de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, Alto Consejero Presidencial para la Acción Social y Cooperación Internacional, Director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Director Adjunto del programa Midas (Más Inversión para el Desarrollo Alternativo Sostenible) de Usaid, Director de la Fundación Bavaria, precandidato a la Alcaldía de Bogotá por el Centro Democrático y concejal de Bogotá por el mismo partido.
Creó las ‘Cátedras por Bogotá’, así como la carrera profesional de Gestión y Desarrollo Urbano en la Universidad del Rosario.
Molano Aponte fue reconocido con el Premio Harvey Picker, de la Universidad de Columbia; como Ejecutivo Joven de la Cámara Junior Internacional, recibió el Premio Juan Luis Londoño, por su contribución social, y en tres oportunidades fue escogido como el mejor concejal de Bogotá por ‘Concejo, cómo vamos’.
Molano está casado con Marcela Rodríguez y tiene dos hijos: Sofía Molano (2000) y Juan Felipe Molano (2002).
Trujillo falleció el pasado 26 de enero en el Hospital Militar de Bogotá en un hecho que produjo una enorme conmoción nacional.
Hace unos días, en entrevista con EL TIEMPO, habló de su enorme preocupación por el narcotráfico como generador de violencia.
«Hay una tragedia enorme y es el asesinato de los líderes sociales, fenómeno que el Gobierno dice tiene un origen en el narcotráfico. ¿Por qué?», le preguntó este diario.
«Todos los males del país tienen nombre propio: el narcotráfico, ese gran virus que carcome a Colombia, en campos y ciudades. Por eso, en materia de seguridad la gran apuesta será seguir desarticulando las estructuras criminales que viven de este negocio ilegal. En 2020 cumplimos al 100 por ciento la meta de erradicación de cultivos, con más de 130.000 hectáreas. También logramos cifras inéditas en materia de incautaciones y la destrucción de más de 4.000 laboratorios», respondió.
«¿Este es el combustible que alimenta a los violentos?», le insistió este diario.
«La ‘segunda Marquetalia’, las disidencias de las Farc, el ‘clan del Golfo’, ‘los Caparros’ y demás organizaciones delictivas quieren detener el avance de la institucionalidad para desestabilizar a Colombia y sus regiones infundiendo miedo, asesinando líderes, perpetrando masacres y desplazando comunidades para expandir su economía criminal; no lo vamos a permitir. Y en las ciudades tampoco le daremos espacio al microtráfico y sus prácticas que acechan la vida de nuestros jóvenes y generan inseguridad», dijo.
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