Para nadie es un secreto la fascinación que por décadas ha generado en la sociedad occidental los códigos de comportamiento de las organizaciones mafiosas. No en balde el cine ha explotado exitosamente ese sentimiento, y generaciones crecimos viendo «El Padrino», «Los Intocables», «Scarface», «Ganster Americano», entre otras superproducciones que forman parte de nuestra cultura.
Sin embargo, contamos en Latinoamérica con una organización mafiosa que haría palidecer de envidia al mismísimo Don Corleone, pues logró secuestrar el poder político de una nación, mantiene como rehenes a sus habitantes, fragmentó el territorio y lo ha repartido a su antojo, y robó para provecho de sus miembros toda la riqueza del país hasta conducirlo a la ruina absoluta.
Es obvio que estamos hablando de la llamada «Revolución Bolivariana», una moderna banda criminal que delinque impunemente desde el ejercicio del poder político.
INSTITUCIONALIDAD VENEZOLANA COPARTÍCIPE
Ya ha habido en el mundo experiencias de penetración del poder político por factores criminales, eso no constituye ninguna novedad. Tampoco lo es, que quien detenta la cima del ejercicio del poder, cometa distintos crímenes y se convierta en objetivo de la justicia internacional.
Lo que desde mi perspectiva sí constituye una novedad, es que toda la institucionalidad venezolana sea copartícipe de un plan a gran escala para el sostenimiento de un grupo mafioso, y para producir y repartir incuantificables ganancias producto de distintas modalidades criminales.
En cualquier sistema medianamente apegado al ordenamiento jurídico, las relaciones de poder funcionan como diques que contienen las tentaciones autoritarias y de corrupción. Se pacta, cuando esto trae beneficios a los contendores o a la sociedad, y se cede a favor de la convivencia pacífica.
De nada de esto saben los revolucionarios venezolanos, su interacción es similar a las de los carteles de narcotráfico, no tienen el glamour cinematográfico de la mafia italiana o ítalo americana, carecen de honor. En revolución se premia el despotismo, la crueldad con el contendor a quien catalogan como enemigo, mientras menos escrúpulos se tenga, mayores posibilidades tienes de ascender hacia el poder. El sistema promueve la supervivencia del más maligno, del que robe sin pudor, pero también de aquel que muestre mayor lealtad a los cabecillas de la organización.
LA MAFIA INTERNACIONAL JUEGA A FAVOR
Venezuela se sostiene a partir de economías oscuras que están al margen de cualquier orden. La mafia internacional juega, y juega muy duro a favor del sostenimiento de esta casta en el poder, cuidan sus intereses, en ese juego lo menos importante es la gente.
Bonos, contratos, petróleo, oro, diamantes, drogas, coltán, personas, gasolina, alimentos, todo se comercializa de espaldas de la ley. El Estado se desmontó y fue sustituido por un nuevo orden, una nueva «institucionalidad» creada para la represión, los negocios, la corrupción, el lavado de activos y el crimen. Cada feudo tiene su especialidad y su cabecilla, los que están más abajo pugnan por ascender y deben destacarse en el mal.
«Intenta pensar siempre como piensan los que te rodeen, con esa base todo es posible»
Esta era la conseja de Vito Corleone en la afamada película, y pareciera ser uno de los bastiones del sostenimiento en el poder de los revolucionarios. La disidencia no es permisible, no se trata de callar lo que se piensa, es que no se vale siquiera pensarlo. La organización debe ser monolítica y debe castigarse severamente a quienes osen cuestionar las líneas que se dictan desde el poder. Por eso se tortura y asesina a los que se «desvían», y además se hace público para que sirva de disuasión a los que se vean tentados a acatar la ley.
«Tengo debilidad por mis hijos y los malcrío, como puede ver. Hablan cuando deberían escuchar«
NICOLASITO TORPEZA TRAS OTRA
Otra frase célebre de Corleone se aplica hoy en Venezuela. Algunos de los hijos de los cabecillas siguen sus pasos, y se preparan para dar continuidad a la organización. Nicolasito a la cabeza intenta una torpeza tras otra, hacerse espacio en el ámbito en el que la política y el crimen se entrelazan.
Es candidato a diputado en la farsa electoral del 6 de diciembre, pero también regenta minas ilegales y comercializa oro en mercados irregulares en el exterior. Esa debilidad, trata de garantizar una nueva generación en posiciones de poder, tan cruel como la primera, o quizás más.
No es posible derrocar a esta dictadura si antes no se comprende que no es una simple estructura autoritaria, esto va mucho más allá. Su accionar es todo un compendio de criminalidad que a diario permea a la comunidad internacional, todos somos víctimas, y puede empeorar. Al crimen se le persigue y somete a la justicia, no hacerlo sería la prolongación de la impunidad tan cuidadosamente construida.