Venezolanos migrantes son víctimas de trata, violencia y explotación

• Ya que las fronteras siguen cerradas en toda la región, las personas están cruzando por rutas informales en las que operan actores armados ilegales y redes de trata y tráfico de personas.

ACNUR | EV COLOMBIA

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, alerta sobre los niveles sin precedentes de trauma y desesperación entre las personas refugiadas y migrantes recién llegadas de Venezuela. Muchos de ellos llegan en graves condiciones a comunidades de acogida muy afectadas por la pandemia. Se necesita urgentemente apoyo para brindarles asistencia y protección.

Ya que las fronteras siguen cerradas en toda la región, las personas están cruzando por rutas informales en las que operan actores armados ilegales y redes de trata y tráfico de personas. Las evaluaciones rápidas en el terreno indican que cada día salen de Venezuela entre 500 y 700 personas. Esto las expone a mayores riesgos de violencia, explotación y trata. Algunos han informado que durante su viaje hacia la seguridad sufrieron robos, extorsiones, violencia y abusos, tanto en los lugares de tránsito, como en las fronteras.

La información recogida por ACNUR en el terreno indica que aproximadamente el 70% de las personas recién ingresadas a Colombia han llegado a pie, algunos solo con la ropa que llevaban puesta. A medida que las condiciones en Venezuela siguen empeorando, muchos llegan a Colombia débiles y en un estado de nutrición deficiente, tras haber enfrentado una creciente pobreza y penurias durante muchos meses.

El personal de ACNUR en el terreno en las zonas fronterizas está observando un aumento considerable de mujeres, hombres, niñas y niños que llegan solos y en condiciones extremadamente precarias. Entre ellos hay niños, niñas y adolescentes no acompañados, que se han separado o han sido separados de sus familias.

Muchos están traumatizados y angustiados y necesitan protección inmediata y asistencia humanitaria, incluyendo atención médica, albergue, comida y asesoría. Los niños y niñas no acompañados y separados, las personas con discapacidad y las poblaciones indígenas también requieren atención específica y mecanismos de protección adecuados.

Al estar las fronteras cerradas, muchas personas se ven obligados a ingresar a Colombia y a los otros países de acogida a través de cruces fronterizos no oficiales, lo que dificulta la regularización de su situación. En consecuencia, tienen un acceso limitado a derechos y servicios esenciales y se exponen al riesgo de sufrir desalojos y ser víctimas de trata de personas, trabajo forzoso y explotación sexual. Temiendo ser detenidos o deportados, muchos refugiados y migrantes evitan acercarse a las organizaciones humanitarias o a las autoridades competentes para buscar apoyo.

En un contexto de recesión económica generalizada por la pandemia que está afectando gravemente a la región, las comunidades de acogida podrían estar reluctantes o resistirse a acoger a las personas recién llegadas.

A pesar de los desafíos impuestos por la pandemia y las restricciones de movilidad relacionadas, ACNUR y sus socios siguen adaptando la respuesta humanitaria para abordar las necesidades crecientes.

ACNUR ha intensificado su respuesta operacional en las zonas fronterizas en coordinación con sus socios y las autoridades competentes, reforzando la capacidad de recepción, incrementando los servicios de asistencia sanitaria y psicosocial, proporcionando albergue de emergencia, distribuyendo comida y kits de higiene y ampliando los programas de ayuda en efectivo, especialmente en Colombia y el Brasil.

Como parte de un esfuerzo interagencial conjunto, liderado por la sociedad civil y la Iglesia, ACNUR también está trabajando para reactivar las redes que proporcionan espacios seguros, asistencia de primera necesidad, información y orientación a los venezolanos en movimiento.

ACNUR sigue brindando apoyo y trabajando con los países de acogida para que proporcionen protección internacional a las personas que la necesitan. Los países de América Latina y el Caribe han puesto en marcha esfuerzos coordinados, en el contexto del Proceso de Quito, para establecer mecanismos para promover los desplazamientos seguros y regulares en toda la región, garantizar la protección de las personas más vulnerables y trabajar para la inclusión socioeconómica de los refugiados y migrantes de Venezuela.

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