EL VENEZOLANO COLOMBIA | JAIME BONET
Recientemente fue publicado un nuevo número de la revista Ensayos sobre Política Económica (ESPE No. 97) del Banco de la República, donde se estudia con detalle el fenómeno migratorio desde Venezuela. Vale la pena tener en cuenta los principales mensajes de este estudio en las respuestas de política pública frente a este proceso migratorio.
De acuerdo con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 5,1 millones de venezolanos han migrado desde 2016. Las cifras de Migración Colombia indican que cerca de 1,8 millones se han radicado en nuestro país. Este es un número sin precedentes en la historia de migraciones al territorio colombiano, aunque no debe perderse de vista que muchos de estos son compatriotas que retornaron al país.
Un primer mensaje del estudio es que la migración venezolana no ha tenido consecuencias sobre el desempleo total en Colombia. Sin embargo, el incremento del flujo ha afectado las condiciones laborales de los mismos inmigrantes. También señala que la inmigración no ha tenido un impacto negativo sobre los salarios de los empleados formales colombianos, pero sí sobre los ingresos de los trabajadores por cuenta propia, tanto nativos como extranjeros. En otras palabras, los colombianos no están perdiendo sus empleos a causa de la llegada de mano de obra venezolana, aunque esta entrada masiva ha hecho que los trabajadores independientes, en su mayoría informales, experimenten una reducción en sus ingresos.
Además, el ESPE estima que la atención a la población migrante en salud, educación y primera infancia ha representado un costo de 0,12% del Producto Interno Bruto colombiano para el periodo de 2017-2019. Este monto no es despreciable, teniendo en cuenta que no incluye los gastos en que los municipios y departamentos han incurrido. En este sentido, la migración venezolana presenta un gran reto financiero para los gobiernos locales, especialmente para las ciudades fronterizas y las capitales departamentales.
Para las estrategias de atención, las estimaciones del estudio indican que, de continuar el patrón migratorio observado hasta 2019, los costos de atención a los migrantes llegarían a cuadruplicarse. A pesar de que la pandemia redujo la velocidad de llegada de migrantes e incluso forzó el regreso a Venezuela de algunos de ellos, las autoridades deben mantener un seguimiento permanente al flujo para ajustar las políticas públicas de atención. La respuesta coordinada de los gobiernos nacional, departamentales y municipales es clave para tener éxito en la respuesta al fenómeno.
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