EL VENEZOLANO COLOMBIA | RCN RADIO
Luego de más de 200 días desde que se detectó el primer caso de covid-19 en Venezuela, la vida es totalmente distinta y algunas decisiones como cerrar los colegios para dar paso a la educación virtual, no les ha gustado a los principales afectados: los niños.
Nadie les consultó, solo les dijeron que ahora tenían que sentarse frente a un escritorio con una computadora o un teléfono inteligente para ver clases.
“No me gustaba el colegio, ahora lo extraño y nunca pensé que iba a decir eso” dijo con una sinceridad particular Juan Francisco González, de 11 años, alumno de quinto año de primaria en un colegio de Caracas.
Su añoranza está marcada por dos puntos fundamentales, el primero es que “allá es más fácil entender las cosas y copiar los temas” y el segundo es que en el colegio “estoy con mis amigos”.
Un pensamiento que se repite entre niños grandes y pequeños. En estos últimos se ubica Ignacio Romero, a punto de cumplir cuatro años, quien vio interrumpida su educación inicial por la pandemia. Sus padres buscan otras actividades distintas a las clases online por su corta edad.
Al ser consultado sobre si recordaba cómo era su colegio, contestó afirmativamente con una seguridad pasmosa. “Tenía un circulito anaranjado, un palito verdecito y unas rayitas delgaditas. -¿Y lo extrañas?, le preguntamos -Sí, yo quiero ir a mi colegio, cuando se vaya el coronavirus”, señaló con ternura.
No es el único, Alessa Urbano, de nueve años, quien ya cursa su segundo año de primaria, dice extrañar “demasiado” a sus amigas y que lo que más le afecta es que “no las puedo ver”.
Se ha adaptado a estas primeras semanas de educación virtual, asegurando que se siente “más cómoda” pero asegura que cree que aprendería “un poquito más” si estuvieran en clases presenciales.
El entorno hace más complicado el panorama. Con un servicio de internet calificado como uno de los más lentos del mundo, acompañado de constantes apagones, la educación a distancia en Venezuela se torna cuesta arriba, contada por sus propios protagonistas.
“Ese internet es muy malo y no entiendo mucho, la maestra se queda pegada y hace ¡ah, eh, uh!”, describe Juan Eduardo González, de siete años, quien está en segundo de primaria; mientras que Aarón Urbano de once años, alumno de quinto grado, enfatiza en que es “mejor como se explica en las clases presenciales porque tenemos más contacto. Se corta mucho (la comunicación) porque se cae mi internet o el de la profesora y no entiendo”.
Un estudio realizado por Centros Comunitarios de Aprendizaje (CECODAP), una ONG dedicada a la defensa de los derechos de niños y adolescentes destaca las graves falencias del país.
“Conviene tomar como referencia los propios datos de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) quien en su reporte al cierre de 2019 indica que solamente 32 de cada 100 hogares tiene acceso a internet residencial”, señala.
Además da cuenta del trabajo de la firma Consultores 21 que señala en su reporte «Acceso a medios en Venezuela», del mes de marzo de 2020, que «el acceso a internet se reduce a 38 % de los hogares, y que solamente 56 % de las personas cuentan con teléfonos inteligentes”.
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