Bogotá vuelve a cuarentena estricta con el reto de no paralizar la economía

• La mandataria decretó el pasado viernes la alerta naranja en la capital colombiana y una cuarentena estricta por sectores en períodos de 14 días

EL VENEZOLANO COLOMBIA

Bogotá, principal foco de la COVID-19 en Colombia, volvió a una cuarentena estricta pero escalonada en la mayoría de sus barrios para tratar de contener la pandemia que se expande a un ritmo de más de 2.000 casos diarios en la ciudad y que hoy debe superar los 50.000 contagiados.

«Pido paciencia a todos los bogotanos, debemos hacer el esfuerzo. Vamos a pasar por el filo de la muerte, es el momento en que vamos a ver más gente contaminada, más familias llorando por sus familiares. Vamos a hacer un esfuerzo colectivo para pasar el pico de la mejor manera», manifestó este lunes la alcaldesa de Bogotá, Claudia López.

La mandataria decretó el pasado viernes la alerta naranja en la capital colombiana y una cuarentena estricta por sectores en períodos de 14 días que se comenzó a aplicar en las localidades de Ciudad Bolívar, San Cristóbal, Rafael Uribe Uribe, Chapinero, Santafé, Usme, Los Mártires y Tunjuelito, que engloban centenares de barrios.

Policías y funcionarios realizan un control de movilidad a un ciudadano en la localidad de San Cristóbal, uno de los sectores que se encuentra en alerta naranja y cuarentena estricta por contagios de COVID-19, en Bogotá (Colombia). EFE/Carlos Ortega

En esas ocho localidades habitan más de 2,34 millones de personas, equivalentes al 28 % de la ciudad, y tienen el 30,4% de los casos confirmados en Bogotá.

La restricción en esas localidades estará vigente hasta el 26 de julio y al día siguiente comenzará en otras cuatro: Bosa, Kennedy, Puente Aranda y Fontibón, y el 10 de agosto será el turno de Suba, Engativá y Barrios Unidos.

La medida hizo que en muchos de los barrios afectados por la medida las calles tuvieran este lunes apariencia de domingo, con pocas personas circulando, en su mayoría vendedores informales.

Ese es el caso del Santuario del Divino Niño, situado en el populoso barrio 20 de Julio, que integra la localidad de San Cristóbal, cuyos alrededores suelen estar atiborrados de gente pero hoy se veían desiertos y con todos los mercadillos del sector, en su mayoría de artículos religiosos, cerrados.

Por las calles, policías y militares, algunos vestidos con traje blanco de bioseguridad, requerían a los pocos transeúntes los documentos para verificar si hacían parte de las excepciones que les permiten salir de sus viviendas.

Un ciudadano camina junto a vehículos con pancartas informativas en la localidad de San Cristóbal, uno de los sectores que se encuentra en alerta naranja y cuarentena estricta por contagios de COVID-19, en Bogotá (Colombia). EFE/Carlos Ortega

CIFRAS PREOCUPANTES

Las cifras de contagios en Bogotá preocupan porque aumentan rápidamente, al punto de que hace un mes la capital colombiana, con cerca de 8 millones de habitantes, tenía una media de 1.000 casos por día, hace dos semanas subió a 1.400 y en los últimos tres boletines del Ministerio de Salud se disparó a más de 2.000 diarios.

Por si fuera poco, López dijo a periodistas que una de cada tres pruebas de coronavirus en Bogotá da positivo y «eso quiere decir que la velocidad de contagio es enorme y tenemos que tratar de pararla entre todos».

Según la Alcaldía, el 89,9 % de las 1.161 camas de cuidados intensivos habilitadas para la atención de pacientes con coronavirus en Bogotá ya están ocupadas.

En la ciudad hay 1.044 pacientes, entre confirmados y sospechosos de COVID-19, ingresados en las UCI, con lo cual quedan solo 117 camas disponibles.

En Colombia hay 150.445 casos de coronavirus, de los cuales 49.644 están en Bogotá y le siguen los departamentos del Atlántico (33.700) y del Valle del Cauca (14.422), principales focos de la pandemia. Los muertos en el país suman 5.307.

Pese a lo delicado de la situación, la nueva cuarentena impuesta por la Alcaldía de Bogotá no fue bien recibida por todos y al menos un centenar de personas salieron hoy a protestar en cercanías de la estación de autobuses Bicentenario, en pleno centro de la capital.

Los manifestantes aseguraron que no tienen alimentos y que tampoco pueden salir a trabajar y conseguir el sustento diario para sus familias.

COMERCIANTES EN DESACUERDO

En la práctica, la cuarentena estricta significa un retroceso en la reapertura gradual de la economía porque se impone el cierre total de negocios, industria y obras en las localidades afectadas.

Y como la indisciplina social ha sido una de las constantes en varias ciudades colombianas, Bogotá dispuso de más de 1.100 miembros del Ejército y la Policía para tratar de que la norma se cumpla.

Sobre las medidas de la Alcaldía, la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) aseguró «generarán el cierre de más establecimientos comerciales y pérdida de más empleos» y el tejido empresarial de Bogotá, especialmente la pequeña y mediana empresa entran en «cuidados intensivos».

El presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, aseguró en un comunicado que las medidas adoptadas por la alcaldesa causarán la parálisis total de la ciudad, trayendo graves consecuencias económicas y sociales para sus habitantes.

Para los comerciantes, «las medidas restrictivas ahogan el aparato productivo de la ciudad y obligan al cierre definitivo de las empresas».

APOYO A LAS MEDIDAS

Al contrario de los comerciantes, 14 gremios médicos le solicitaron al presidente colombiano, Iván Duque, y a la alcaldesa de Bogotá que ante el aumento de casos de coronavirus se cierre completamente la ciudad durante dos semanas.

Firman la misiva la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, la Federación Médica Colombiana, el Colegio Médico Colombiano, el Colegio Médico de Bogotá, la Asociación Médica Sindical (Asmedas) y la Asociación Nacional de Internos y Residentes, entre otros.

También solicitaron que junto con la cuarentena estricta se emita «una política social de renta básica real y efectiva, con garantías de alimentación y servicios públicos básicos dirigida a la población más pobre y vulnerable, cuyo ingreso como trabajadores independientes informales o de micro y pequeñas empresas no está garantizado sin la lucha diaria».

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