EL VENEZOLANO COLOMBIA
El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, aseguró que la pandemia de COVID-19 ha sido funcional «a la dictadura bolivariana» en Venezuela ya que le permite «ganar tiempo».
En este sentido, el uruguayo afirmó que «las dictaduras» tienen la capacidad «de falsear las cifras» y por ello en Venezuela nunca se sabrá con certeza cuántos son realmente los fallecidos por coronavirus.
Las declaraciones de Almagro se dieron durante su participación en una videoconferencia junto a la coordinadora nacional de Vente – Venezuela, la opositora María Corina Machado, organizada por la Fundación Rioplatense de Estudios (FREE) y que fue moderada por el diputado del Partido Nacional de Uruguay Pablo Viana.
«Un país que hoy tiene la fragmentación más alta, los niveles de violencia más altos, no tiene ni siquiera lo que podemos llamar debilidad del Estado, ni siquiera lo podemos llamar un Estado fallido, es un Estado que ha dejado de existir. Esto se agrava en tiempos de COVID-19. Ha sido funcional a las dictaduras, ha sido un instrumento para ganar tiempo», consideró.
Venezuela afronta una crisis política y social que se acentuó después de que en enero de 2019 el líder del Parlamento, Juan Guaidó, se declaró mandatario interino al invocar unos artículos de la Constitución venezolana y logró el respaldo de buena parte de los países del continente americano, incluido EE.UU., y una veintena de naciones europeas.
La oposición venezolana -que no reconoce el nuevo mandato de seis años que juró Nicolás Maduro en enero del año pasado- asegura que el país atraviesa una «emergencia humanitaria compleja» y ha pedido ayuda a la comunidad internacional para atenderla.
Durante el conversatorio, el secretario general de la OEA precisamente subrayó la importancia de que la comunidad internacional pueda «rodear al régimen» y obligarlo a que se rindan.
«Yo reconozco al Gobierno de Juan Guaidó. La oposición sería la dictadura. La situación de la dictadura es mala, está acorralada y sienten que han perdido narrativa», opinó.
Además, aseguró que los que, según él, integran «el gobierno de transición» tienen que unir fuerzas, compromisos y coherencias porque sino se hace difícil «separar la paja del grano».
«La unidad se tiene que dar en el compromiso a salir de la dictadura, no puede ser mezclando todo, corruptos con gente digna, republicanos con colaboracionistas, no se va a ningún lado», enfatizó.
Respecto al anuncio de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela que se encargará de elegir a los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) ante la negativa de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), sostuvo que es «un mal chiste».
«Una salida electoral organizada por la dictadura es un mal chiste, no es admisible de ningún punto de vista. Sabemos claramente que las elecciones que organiza las dictaduras las gana, porque es la lógica de del régimen criminal del Gobierno de Venezuela», explicó.
PROBLEMAS DE DIÁLOGOS
Sobre los procesos de diálogo que se han intentado en el país caribeño, dijo que él ya estuvo en estas instancias y sabe de la «manipulación» que existe por parte del sector del presidente Nicolás Maduro y se lo ha tratado de explicar a todos los que han intentado participar de otros diálogos.
Al único al que, según recordó, «no valía la pena» hacerle notar esto era al expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero porque «malintencionadamente era esbirro de la dictadura».
Por otra parte, afirmó que Venezuela «está ocupada» por Cuba ya que allí hay 20.000 personas de este país haciendo un fuerte trabajo de inteligencia, control civil y militar y cuenta con mayor presencia que la que tuvo «el imperio colonial español que llegaba a 16.000 soldados».
En tanto, Machado dijo que se terminó «el tiempo de inocencia» y ya no quedan excusas para actuar. «Venezuela es un Estado fallido pero también es una nación, un territorio, un país ocupado», afirmó.
Para la coordinadora de Vente Venezuela, «la única opción que queda» es construir «una gran operación para la paz y la estabilización» que cuente con el apoyo de los ciudadanos y de «una coalición internacional» en la que participen todos los países del continente.