Al pueblo venezolano hay que sacarlo de su desorientación

Por: Néstor Suárez | Economista. MSC AND PHD EN ECONOMÍA, miembro de la Comisión Plan País y asesor de la comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional de Venezuela, @NestorSuarezRB

De la jungla africana partió una vez un elefante rumbo a Europa. Y se perdió en el inmenso desierto del Sahara. Pero creía estar en Europa.

El calor era agobiante. No había agua. La arena se le metía por los ojos y la nariz hasta las orejas.

De día sudaba demasiado y de noche soportaba vientos secos, fuertes y muy cálidos que hacían tormentas con la arena y le impedía dormir. No hallaba donde guarecerse. Pero el pobrecito elefante creía que eso era Europa. Y sufrió mucho tiempo hasta que murió, siempre en la creencia de encontrarse en Europa. Y en todos aquellos días siempre se repetía la misma queja: ¡Qué horrible es Europa!

VENEZOLANOS TIENEN QUE AGUANTAR LOS TERRIBLES EFECTOS

Así pasa con el pueblo venezolano. Aquí en nuestro país, desde hace muchas décadas, pero en especial en las dos últimas décadas, la pobreza y destrucción ha sido cada vez mayor y más crítica.

Y el pueblo, además, tiene que aguantar los terribles efectos de la recesión económica, estancamiento o crisis, subdesarrollo estructural o destrucción. Hay escasez, hiperinflación y más impuestos y regulaciones, controles de todo tipo y endeudamiento.

«La gente no sabe que hacer y anda desorientada y triste y con mucho miedo por la criminalidad, inseguridad y los colectivos creados por el gobierno para atemorizar y matar a quienes no estén de acuerdo con el socialismo»

Los salarios no alcanzan y el desempleo se incrementa, y la economía informal es apenas un paliativo, quizás por eso el llamado «bachaqueo». La educación es de pésima calidad y ahora casi inexistente en todos sus niveles.

La gente no sabe que hacer y anda desorientada y triste y con mucho miedo por la criminalidad, inseguridad y los colectivos creados por el gobierno para atemorizar y matar a quienes no estén de acuerdo con el socialismo, y por si fuera poco ahora tenemos al coronavirus socialista. Como el elefante, vivimos hundidos en las arenas del socialismo, y todos los males que le son inherentes y conexos.

Pero creemos que es el capitalismo. ¿Por qué creemos eso? Porque eso se nos enseñó, desde los días de Salvador de la Plaza, los hermanos Eduardo y Gustavo Machado, Pedro Ortega Díaz, Jesús Faria, y demás fundadores del Partido Comunista, y tantos otros educadores del pueblo de inspiración marxista. Y TODOS SUS CONTINUADORES HASTA HUGO CHÁVEZ Y NICOLÁS MADURO, pasando incluso por algunos dirigentes opositores confundidos y acomplejados.

Hay que ser persona muy desinformada para creer semejante cosa: ¡que vivimos el capitalismo!

El capitalismo de libre mercado nunca pasó por aquí, y si acaso alguna vez vino, se fue hace mucho tiempo. El socialismo o Estatismo es muy viejo en Venezuela. Comenzó en el año 1928, cuando bajaron los precios internacionales del café y el General Juan Vicente Gómez cedió ante las presiones de sus paisanos cultivadores andinos y les comenzó a regalar subsidios.

«Hay que ser persona muy desinformada para creer semejante cosa: ¡que vivimos el capitalismo!»·

Y empezó la proliferación de las empresas e instituciones del Estado, y las leyes estatista – socialistas y anti libre mercado.

Al pueblo venezolano hay que sacarlo de su desorientación. Hay que decirle que la pobreza, el desempleo, la hiperinflacion, los impuestos altos, la corrupción, la inseguridad, la miseria y hambre, el endeudamiento, la destrucción, el problema de la electricidad, gasolina, el agua, y ahora el coronavirus socialista, no son consecuencias del sistema de libre mercado sino de su opuesto: el socialismo.

Es como con el elefante. ¿Qué hacer con el elefante? Antes que se muera, hay que sacarlo del arenal del desierto. Pero con urgencia, antes de que no haya tiempo.

La Libertad y la Paz no son gratis.

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