Viajar en bicicleta 810 kilómetros, desde Barquisimeto (Venezuela) hasta Barranquilla (Colombia), fue el “sacrificio por amor” que realizó José Zambrano, de 42 años, para reencontrarse con su hija y su nieto de 5 meses.
El barquisimetano, técnico en informática, contó que la travesía la emprendió el 27 de diciembre, a las 4:15 a.m., desde el obelisco de su ciudad, y arribó al puente Pumarejo el 31 de diciembre, a las 4:30 p.m.
“La razón principal por la que hice el viaje, fue reencontrarme con mi hija y conocer a mi nieto barranquillero. Por la situación de mi país se me hacía difícil viajar. El descontrol económico hace que los pasajes encarezcan. Decidí viajar en bicicleta, porque soy aventurero y en honor a ellos, por el sacrificio que iba hacer para reencontrarme y verlos”, explicó José Zambrano.
Para el recorrido de cuatro días, Zambrano estuvo preparándose durante un mes. En un fin de semana realizó un recorrido de 100 kilómetros, con 25 kilos de carga -que era lo que pensaba que iba a llevar-, como preparación. Sin embargo, resultó viajando con 150 kilos, divididos en 90 de su peso corporal, 60 de equipaje y 10 del peso de la bici.
Para su entrenamiento también pedaleó de Barquisimeto a una localidad ubicada a 20 minutos de esa ciudad, llamada Tintorero. Pedaleó con una pierna de ida y de regreso con la otra.
En su equipaje llevaba repuestos para la bicicleta, como cadenas y llantas, lo mismo que alimentos no perecederos, como atún sardina, galletas, chocolate, caramelo y sobres de jugo. También llevaba una muda de ropa y unos regalitos para su hija y su nieto.
Recorrido. Los 810 kilómetros del recorrido los dividió en 4 etapas. Por cada una tuvo que recorrer 200 kilómetros diarios, los cuales pedaleó de día y de noche, entre 12 y 16 horas aproximadamente, para poder lograrlo. “Aveces más a veces menos” agregó Zambrano.
Las paradas las hizo en los retenes de la Guardia de Venezuela y en los del Ejército colombiano, en territorio nacional. Dice que fue recibido con amabilidad y respeto y que los uniformados le suministraron comida y hasta le dieron logística.
En suelo colombiano, después del encuentro con sus seres querido, Zambrano decidió pedalear en la Costa Caribe y conocer municipios como Sabanagrande y Santo Tomás y la ciudad de Cartagena.
José contó que en cada sitio que se detuvo lo trataron con mucho amor y respeto, “Cuando compraba comida me preguntaban de donde venía y hacia donde iba. Les contaba, se sorprendían y terminaban obsequiando lo que compraba y un poco más. Nadie me llamo veneco, me llamaron hermano venezolano, con mucho respeto”.
Para su regreso a Venezuela utilizó un servicio de transporte. Dijo que tomó esta decisión para dejar la bicicleta en manos de su yerno, para que este tuviera un transporte.
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