La crisis humanitaria en Venezuela continua afectando a su población. Millones ya se han ido y se espera que millones más se vayan en los próximos años. Según los últimos datos publicados por la Agencia de las Naciones Unida para los Refugiados (ACNUR), más de 4.5 millones de persona ya se han ido del país caribeño y se espera que, para el 2023, ese numero se duplique.
Las previsiones del estudio más reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI) dicen que se pueden esperar que la diáspora venezolana llegue a las 10 millones de personas en tan solo tres años.
Utilizando datos del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) – el centro que impulsa y maneja el Observatorio Venezolano de Migración (OVM)-, la nuevas previsiones del FMI auguran aún más crisis inflacionaria para Venezuela, lo que generará más emigración forzosa. La falta de oportunidades laborales, el creciente costo de vida y la falta de manejo adecuado de los servicios estatales son las principales causas del éxodo.
Información publicada en libro Horizontes de la emigración venezolana: retos para su inserción laboral en América Latina, editado y escrito por investigadores del OVM, predice que la emigración se dividirá entre los países de América Latina, Europa y Estados Unidos.
El empobrecimiento general, la erosión de la democracia y el debilitamiento de las instituciones política tradicionales generaron que los venezolanos emigren de manera constante desde el 2002, descrita por los especialistas como una inmigración de “baja intensidad”. Pero, según explica e libro, fue en 2015 cuando el éxodo tomó un giro y se incremento a pasos agigantados.
De acuerdo con los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), América Latina es el destino predilecto de los migrantes venezolanos, aunque alrededor de un 20% optaba por Europa (principalmente España) o Estados Unidos.
El último informe de esta organización, publicado en octubre de 2019, reportaba que la distribución se repartía de la siguiente manera: Colombia 1,4 millones; Perú 861.000; Chile 371.000; Estados Unidos 351.000; Ecuador 330.000; España 324.000; Brasil 212.000; Argentina 145.000; Panamá 95.000; Italia 53.000; México 46.000; República Dominicana 30.000; Portugal 25.000; Canadá 21.000 y Australia 7.500.
Esto ha causado el colapso de los sistemas de ayuda estatal para los refugiados en países como Colombia o Perú, donde los gobiernos han comenzado a limitar la cantidad de venezolanos que dejan pasar por sus fronteras. Las predicciones del FMI estiman que para en 2023, la migración venezolana tendrá un impacto en el gasto público de Colombia del 0,6% de su Producto Interno Bruto (PIB).
En Ecuador y Perú se situará por encima del 0,3% y tendrá un impacto de entre el 0,1% y el 0,2% ocurrirá en Panamá y Chile, mientras que por debajo del 0,1% se dará en Costa Rica, República Dominicana y Argentina.
Pero el informe también predice que vaya a haber un crecimiento económico debido a que gran parte de los migrantes tiene estudios y viene con algo de ahorros para los países donde se muden. En este sentido, el informe dice que la migración podría “subir el potencial de crecimiento al expandirse el tamaño y las habilidades de la fuerza laboral y al aumentar la inversión.”
Según muestra la data de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), otra dependencia de la UCAB, la mayoría de los migrantes son gente joven, con personas de entre 15 a 29 años de edad representando el 57% del total del éxodo, mientras que los migrantes de 30 a 49 años de edad representan un 29%, lo cual indica que casi el 86% de todos los migrantes venezolanos están en edad de trabajar.
Sin embargo, el informe también dice que muchos venezolanos les gustaría volver a sus hogares -casi mayoritariamente por razones familiares- si hubiese un cambio de gobierno.
Con información de Infobae
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