La realidad empresarial de Colombia ha resultado en la necesidad de la contratación de personal con formación técnica, ya que, según el Observatorio Laboral para la Educación, en las plantas industriales se requiere un mayor número de personal técnico frente al personal profesional en una proporción aproximada de dos (2) profesional por cada diez (10) técnicos.
Actualmente se necesita una mayor articulación de la educación terciaria con el mercado laboral, que fija los salarios para los empleados de acuerdo a su formación, donde afirma la revisa Semana que el 47% de los empleadores del país presenta dificultad a la hora de encontrar talento humano cualificado para ocupar las plazas en las organizaciones.
Según Claudia Milena Manjarrez Alzate, directora ejecutiva Corporación CICCE, el sistema de educación en Colombia “atraviesa un momento de cambio por las nuevas necesidades que tiene el sector empresarial y las altas cifras de desempleo que existen en la actualidad, esto hace que entidades como el Ministerio de Educación, formulen una serie de mejoras a su estructura, para que los colombianos puedan tener mayores posibilidades de formación y evolución de sus competencias laborales reales y acordes con el mercado laboral”.
“Las instituciones de formación técnica han debido reinventarse para suplir las necesidades del mercado, como es el caso de la formación en TICS como SAP, que día a día más empresas utilizan e impulsar la empleabilidad, pues según las cifras del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, el número de matrículas viene en decaimiento”, afirma la directora.
En su análisis, Claudia Milena explica que los programas técnicos laborales “se concentran en el aprendizaje mediante “el hacer” de habilidades y destrezas indispensables para desempeñar una labor en una empresa, mientras que un programa universitario se desarrolla más desde una perspectiva intelectual “teórica”, un enfoque en las preguntas subyacentes en la labor de preferencia”.
“No se trata de privilegiar a una sobre la otra, ya que ambos programas yacen en el mismo lugar pero abordan diferentes problemáticas, sino de buscar un equilibrio entre el personal intelectual y el personal para el mercado, donde en el caso de un programa técnico, los estudiantes en un tiempo corto de aproximadamente dos años se cualifica para enfrentarse rápidamente a la realidad laboral”, dijo la directora del CICCE.
Según una encuesta del Banco Mundial, sólo el 11% de los egresados a la educación superior tiene una formación técnica y tecnológica, más otra encuesta revela que 7 de cada diez técnicos consideran que su educación ha sido útil para su vida laboral.
Dice la directora que quienes estudien un programa técnico laboral en una institución acreditada “tienen la posibilidad de tener contratos de aprendizaje, donde se vinculan con empresas para realizar prácticas laborales en su campo de estudio”.
“Estas prácticas son de mínimo seis meses hasta los dos años que dura su programa académico, los estudiantes tienen acompañamiento de la institución, consejería, capacitación para superar situaciones como presentarse a las entrevistas y a las pruebas de los diferentes procesos de selección, preparar su hoja de vida, fortalecer competencias que la empresa requiera en su quehacer diario, aunado a que pueden contar con afiliaciones a seguridad social y beneficios económicos y lo más importante es que suman experiencia laboral que facilita enormemente su vinculación a un empleo formal una vez cumplido todos los requisitos para graduarse como técnicos en el área de su preferencia”, finalizó Claudia Milena.
Con información de HSB noticias
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