
En el marco del derecho internacional publico, la diplomacia se erige como una de las columnas fundamentales para la preservacion de la paz, la garantia de los derechos humanos y la defensa del principio de soberania popular. Desde el **Codigo de Derecho Internacional Privado de 1928**, conocido como el **Codigo de Bustamante**, hasta las **Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomaticas (1961)** y **sobre Relaciones Consulares (1963)**, el deber de las misiones diplomaticas no es solo representativo…
Sin embargo, en el caso venezolano, esta funcion ha sido desnaturalizada hasta los limites del absurdo. Las embajadas acreditadas en Caracas, con escasas excepciones, han optado por una postura de **silencio complice**, convirtiendose por omision en actores pasivos y hasta coadyuvantes de un regimen que ha desmantelado el orden constitucional, ha criminalizado la disidencia politica, y ha ignorado el resultado electoral soberanamente expresado por el pueblo venezolano.
QUE SENTIDO TIENE LA REPRESENTACION DIPLOMATICA CUANDO SE CONVIERTE EN ESPECTADORA MUDA DEL COLAPSO DEMOCRATICO?
En palabras del embajador y jurista Claude-Alain Levy, **”el silencio diplomatico puede ser interpretado como neutralidad, pero en contextos de flagrante violacion de derechos, se convierte en un acto de complicidad”**. Esta reflexion cobra plena vigencia en la Venezuela de 2025, donde las misiones extranjeras han adoptado una suerte de **diplomacia de conveniencia**, guiada mas por intereses economicos o geopoliticos que por principios.
Hoy, **25 de mayo de 2025**, la historia marcara una fecha infame: la mayoria de las misiones diplomaticas acreditadas en Venezuela eligen guardar silencio ante la burla institucional que representa el desconocimiento absoluto del resultado de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. **Edmundo Gonzalez**, elegido por mayoria, respaldado por **Maria Corina Machado** y por millones de venezolanos, ha sido desplazado por el poder de facto con la anuencia silenciosa de quienes deberian velar, al menos, …
Como lo advirtiera el celebre diplomatico **Harold Nicolson** en *Diplomacy* (1939): **”el deber del diplomatico no es solamente velar por los intereses de su pais, sino tambien por los intereses comunes de la civilizacion”**. Donde quedan, entonces, los valores comunes de libertad, respeto al voto, y vigencia de los derechos humanos?
La **Doctrina Estrada**, concebida por Mexico en 1930, abogaba por el principio de no intervencion y el respeto a la autodeterminacion de los pueblos. Pero esta doctrina ha sido muchas veces invocada para
justificar la pasividad. Hoy mas que nunca, los pueblos no claman por la intervencion, sino por el
**reconocimiento activo** de sus decisiones soberanas y la defensa diplomatica de los principios democraticos universales.
EL SILENCIO DIPLOMATICO ES UN MENSAJE, Y EN ESTE CASO, UN MENSAJE DE APROBACION.
No denunciar las violaciones masivas a los derechos humanos, no cuestionar la proscripcion de candidaturas legitimas, no alzar la voz frente a la represion sistematica, es respaldar al regimen.
En palabras del jurista **Antonio Cassese**, primer presidente del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia: **”La indiferencia frente a los crimenes es el terreno fertil para su multiplicacion”**. La comunidad internacional, sus embajadas y cancillerias seran responsables, ante los tribunales de la historia y de la moral, por su **complacencia institucionalizada**.
Porque **hoy callan**, pero **manana cuando el autoritarismo trascienda fronteras y toque las puertas de sus propias democracias ya no habra excusa ni distancia que los salve**. Como reza el adagio latino: **”Si vis pacem, para veritatem” si quieres paz, preparate para la verdad.**
LA HISTORIA NO PERDONA LA INDIFERENCIA.