
EL VENEZOLANO COLOMBIA
Lo que comenzó como un intento de alcanzar las mejores condiciones de vida terminó en una tragedia. María Guadalupe Jiménez Navarro, una madre venezolana de 29 años, falleció tras pasar casi dos días flotando en el mar, luego de que la lancha en la que viajaba rumbo a Curazao naufragara.
Su historia refleja la desesperación de quienes, ante la crisis económica, se arriesgan en rutas clandestinas con la esperanza de encontrar estabilidad. Mientras las autoridades buscan a más desaparecidos, su familia clama ayuda para repatriar el cuerpo y darle el último adiós en su tierra natal.
Un naufragio en aguas internacionales
El 2 de marzo, más de 20 personas abordaron la embarcación Piská Fresku Curacao en San José de la Costa, estado Falcón. Como tantos otros migrantes, anhelaban una oportunidad en la isla caribeña, sin imaginar que su travesía acabaría en desastre.
La embarcación zozobró antes de completar el trayecto, dejando a sus ocupantes a la deriva en mar abierto. La Guardia Costera del Caribe Neerlandés logró rescatar a 10 sobrevivientes el 4 de marzo, entre ellos el hermano de María, quien permanece hospitalizado en Willemstad. Sin embargo, el desfile de otros pasajeros sigue estando incierto.
Un sacrificio por sus hijos
María Guadalupe decidió partir en busca de un futuro más prometedor para sus dos hijos, de 12 y 9 años. Se ganaba la vida vendiendo pescado, pero la crisis económica la llevó a tomar la arriesgada decisión de migrar.
“Ella quería darle bienestar a sus hijos, por eso emprendió el viaje”, relató su hermana al medio Crónicas del Caribe . Ahora, sus pequeños han quedado al cuidado de su abuela materna en La Vela de Coro, mientras la familia enfrenta el duelo y la incertidumbre de cómo traer de vuelta su cuerpo.
Un pedido de ayuda para la repatriación
La familia de María no cuenta con los recursos necesarios para costear el traslado de sus restos a Venezuela. Han solicitado apoyo a las autoridades y habilitado un pago móvil para recibir donaciones que les permitan cubrir los gastos.
Casos como este exponen la vulnerabilidad de los migrantes irregulares y los riesgos a los que se enfrentan en su intento por escapar de la crisis. La falta de vías seguras los obliga a recurrir a embarcaciones clandestinas, donde el peligro es una constante.
Migración por mar: una ruta cada vez más peligrosa
Las travesías marítimas hacia Curazao y Aruba han aumentado en los últimos años, impulsadas por la crisis económica en Venezuela. Sin embargo, muchas de estas embarcaciones no cumplen con las condiciones de seguridad necesarias, lo que convierte el viaje en una apuesta mortal.
La Guardia Costera sigue en la búsqueda de más sobrevivientes o cuerpos en el mar. Mientras tanto, la historia de María Guadalupe Jiménez Navarro se suma a la larga lista de venezolanos que han perdido la vida en el intento de encontrar un mejor destino.