La Legitimidad de Origen como Garantía de Justicia
El Estatuto de la Transición a la Democracia en Venezuela, aprobado por la Asamblea Nacional en 2019, no tiene facultad jurídica ni constitucional para eliminar al Tribunal Supremo de Justicia en el exilio (TSJ). Este tribunal, designado legítimamente por la Asamblea Nacional de 2015, representa una institución de continuidad del Estado venezolano frente a un sistema judicial cooptado por un régimen de facto.
Legitimidad de Origen: Un Principio Fundamental
El TSJ en el exilio cuenta con legitimidad de origen, basada en su designación por un poder legislativo democrático y su reconocimiento internacional por más de 65 países y organismos como la OEA, las Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional. Este reconocimiento se fundamenta en los principios de soberanía popular y continuidad institucional, esenciales para restablecer el Estado de derecho en Venezuela.
Jean-Jacques Rousseau, en El Contrato Social, afirma que ‘la soberanía no puede ser representada, porque reside en la voluntad general’. En este contexto, el TSJ en el exilio actúa como garante de esa voluntad general, representando los derechos y aspiraciones democráticas del pueblo venezolano.
Autonomía Judicial: Un Pilar de la Democracia
El TSJ en el exilio es un órgano autónomo e independiente, que ejerce sus funciones sin someterse a las injerencias del poder político. Montesquieu, en El Espíritu de las Leyes, sostuvo que ‘la libertad política solo se encuentra en los gobiernos moderados, y consiste en que no se abuse del poder’. El TSJ en el exilio encarna este principio, actuando como un contrapeso frente al autoritarismo.
Fundamentos Constitucionales y Universales
Cualquier intento de desconocer o eliminar al TSJ en el exilio violaría principios fundamentales recogidos en instrumentos internacionales y la Constitución venezolana. El artículo 333 de la Constitución de Venezuela establece el deber de todos los ciudadanos y órganos del Estado de colaborar en el restablecimiento de su plena vigencia cuando sea vulnerada.
Además, la Declaración Universal de los Derechos Humanos consagra en su artículo 21 que ‘la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público’.
El Derecho de Resistencia frente a la Opresión
En circunstancias de opresión, el derecho de resistencia es legítimo. Según John Locke, en su Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, los ciudadanos tienen derecho a resistir y organizarse frente a gobiernos que vulneren los derechos fundamentales.
El TSJ en el exilio es una expresión de este derecho, denunciando violaciones de derechos humanos y actuando como una instancia de justicia frente a un régimen autoritario.
Un Llamado a la Defensa de la Democracia
El TSJ en el exilio no solo asegura la continuidad institucional del Estado venezolano, sino que también se constituye en un bastión de la lucha democrática y constitucional. Ignorar su legitimidad sería traicionar los principios democráticos y debilitar los esfuerzos para restablecer el Estado de derecho.
Rousseau afirmó: ‘La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en poder hacer lo que se debe’. Es deber de la nación venezolana y de la comunidad internacional respaldar al TSJ en el exilio como una
herramienta para proteger los derechos fundamentales y la soberanía popular.
Conclusión: Justicia y Democracia para Venezuela
El Tribunal Supremo de Justicia en el exilio es una institución legítima y necesaria para enfrentar el autoritarismo que ha usurpado las instituciones del Estado venezolano. Su labor ha sido crucial para denunciar crímenes de lesa humanidad y salvaguardar el orden constitucional en medio de una grave crisis política y social.
Como dijo Montesquieu: ‘Una injusticia hecha a uno solo es una amenaza dirigida a todos’. Por ello, respaldar al TSJ en el exilio es respaldar la justicia, la democracia y el futuro de Venezuela como una nación libre y soberana.
Nuestro reconocimiento y gratitud al TSJ en el exilio.
