No es probable que el dictador venezolano Nicolás Maduro lance una invasión militar a gran escala de la disputada región petrolera del Esequibo en Guyana, como amenazó hacerlo recientemente.
Pero podría lanzar una “invasión silenciosa”, que sería igualmente peligrosa. Según esta teoría, Maduro podría enviar un pequeño grupo de soldados a una región remota de la selva del Esequibo, y plantar allí una bandera venezolana.
Luego, difundiría un vídeo de la escena y pediría a Rusia y China que convoquen a las Naciones Unidas para exigir un “cese de hostilidades” en la zona, lo que de hecho establecería una presencia venezolana de facto allí.
Todo esto probablemente desencadenaría un conflicto internacional y le daría a Maduro una excusa de “emergencia nacional” para cancelar las elecciones del 2024, que teme perder incluso con un proceso fraudulento.
En su discurso televisado del 5 de diciembre, Maduro sostuvo un mapa titulado “Nuevo mapa de la República Bolivariana de Venezuela” que incluye el área del Esequibo, y anunció planes de crear un nuevo estado venezolano en esa región. Maduro también dijo que daría licencias a la compañía petrolera estatal venezolana, PDVSA, para explorar depósitos de petróleo en el Esequibo.
La región representa aproximadamente tres cuartas partes del territorio de Guyana. Ryan Berg, director del programa para América Latina del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, sostuvo en un artículo reciente que Maduro podría iniciar una “guerra híbrida” o una invasión silenciosa de esa región.
Berg argumenta que Maduro tiene “amplias oportunidades para una guerra híbrida o tácticas de zonas grises”, porque “el área del Esequibo es enorme (un tercio más grande que las áreas de Ucrania, actualmente ocupadas por Rusia), escasamente habitada y compuesta por densas zonas selváticas.” Según Berg, “Maduro podría intentar enviar un pequeño contingente de soldados venezolanos a Guyana, plantar una bandera y luego afirmar que estas fuerzas están protegiendo el recién creado estado de ‘Guayana Esequiba’”.
Berg me dijo en una entrevista que es posible que Maduro ni siquiera necesite invadir militarmente Esequibo: el dictador venezolano podría trucar el episodio.
“Maduro podría grabar un vídeo en territorio venezolano, en una zona similar a la de Guyana, con soldados venezolanos prometiendo defender su territorio”, me dijo Berg. “Nadie podría decir si fue grabado en Venezuela o en Guyana”.
Berg dice que Maduro probablemente no se arriesgue a lanzar una invasión militar a gran escala, porque las fuerzas armadas venezolanas hace mucho tiempo dejaron de ser una fuerza de combate eficiente. Pero Berg no descarta ese escenario, “porque los dictadores no siempre eligen la opción racional’”.
La mayoría de los venezolanos, incluidos los principales líderes de la oposición, apoyan el reclamo de su país sobre la región del Esequibo. El área fue adjudicada a Guyana en un laudo arbitral de París en 1899, pero Venezuela repudió ese fallo en 1962. Juan Guaidó, el expresidente interino de Venezuela designado por la ahora disuelta Asamblea Nacional controlada por la oposición, está de acuerdo en que es poco probable que Maduro ordene una invasión militar a gran escala.
“Maduro no tiene capacidad ni siquiera para proveer gasolina, agua, energía, servicios básicos. No podría sostener una guerra convencional”, me dijo Guaidó.
“Pero no descarto que plante una bandera, o haga algo así, para desviar la atención y provocar un conflicto internacional”. Estoy de acuerdo. Maduro sabe que está en serios problemas electorales. Debe convocar a elecciones para su reelección en 2024, pero una encuesta reciente de ORC le dio una tasa de popularidad de apenas un 14 por ciento.
Mientras tanto, la oposición celebró unas primarias muy exitosas en octubre, en las que la dirigente de línea dura María Corina Machado ganó con el 93 por ciento de los votos. Eso le ha dado nuevos bríos a la oposición.
Acorralado políticamente, Maduro podría crear una “emergencia nacional” para posponer las elecciones o eliminar las pocas libertades políticas que quedan en Venezuela. Una invasión militar abierta sería demasiado arriesgada y podría marcar el comienzo del fin de su régimen, como ocurrió cuando la junta militar de Argentina invadió las islas Malvinas/Falkland controladas por Gran Bretaña en 1982.
No me sorprendería que Maduro opte por una “mini-invasión”, y plante una bandera venezolana en la selva para luego convertir ese episodio, ya sea real o trucado, en un conflicto internacional más amplio.