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Lasso, quien ajusta 2 de sus 4 años de mandato, acudió a este mecanismo en medio de una delicada crisis de gobernabilidad que lo tiene al borde de una destitución: su popularidad está por el piso –apenas el 14 % de los ecuatorianos respalda su gestión–, y se enfrentaba a un juicio político promovido por la izquierda por supuesta corrupción.
De allí que, ante la amenaza de que el Congreso lo destituyera, invocó el artículo 148, conocido como ‘muerte cruzada’. No se trata de una irregularidad o golpe de Estado, es una figura que le permite disolver la Asamblea Nacional. A diferencia del Congreso colombiano, esta corporación está conformada por una única cámara donde tienen asiento 137 legisladores.
Según la norma, el presidente puede acudir a esa figura en 3 casos: si el Congreso se apropia indebida o exageradamente de funciones ajenas; si de forma “reiterada e injustificada” se obstruye su Plan de Desarrollo, o por “grave crisis política y conmoción interna”. Lasso echó mano de la última causal.
“Es una decisión democrática no solo porque es constitucional, sino porque le devuelve al pueblo la posibilidad de decidir”, justificó el mandatario, que el martes acudió a la Asamblea para defenderse de cargos por supuesto peculado.
De acuerdo con la oposición –en cabeza del exiliado expresidente Rafael Correa–, Lasso desatendió las advertencias y dio continuidad a un contrato para transportar crudo (firmado antes de que se posesionara en 2021), que derivó en pérdidas por más de 6 millones de dólares.
“Lo único que hay son informaciones que comprueban mi total, evidente e incuestionable inocencia”, declaró Lasso.
Usó la “muerte cruzada”
La profesora Olga Lucia Illera, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, explica que el mecanismo usado por Lassso se le conoce como ‘muerte cruzada’ porque ambos poderes –Ejecutivo y Legislativo–, quedan cuestionados en su legitimidad, quedan congelados y se convoca a elecciones para reconfigurar el tablero político. Desde 2008, cuando fue promovida la Constitución, es la primera vez que se recurre a esta figura.
“Se alude al poder original, es decir, el electorado, para que vuelva a pronunciarse e indique cuáles son sus preferencias y se reorganicen las fuerzas. Sin embargo, esto le puede salir mal a Lasso, porque hay chance de que vuelva a ganar la oposición”, explicó.
Mientras se celebran esas elecciones, Lasso está facultado para expedir decretos con fuerza de ley relacionados con la urgencia económicas. Esas normas estarán sometidas a control de la Corte Constitucional y podrán ser derogadas.
No obstante, el presidente Guillermo Lasso recurrió a la ‘muerte cruzada’ en momentos de efervescencia popular y críticas por el aumento de hechos violentos ligados al narcotráfico. Justamente, el uso de este mecanismo derivó en protestas en varias partes del país entre seguidores del Jefe de Estado y de Correa.
“No existe ningún estado de conmoción interna, sino un juicio político. En todo caso, es la gran oportunidad para mandar a la casa a Lasso, su gobierno y sus legisladores de alquiler”, señaló Correa desde su exilio en Bélgica. Por su parte, las Fuerzas Armadas defendieron que el mecanismo es legal y “no se aceptará ningún intento de alterar el orden a través de violencia para atentar contra la democracia”.
El profesor Rafael Piñeros, especialista en gobernanza global y política exterior latinoamericana de la Universidad Externado, coincidió en que la convocatoria hecha por Lasso “es arriesgada e inédita” y, aunque es astuta para atajar la crisis, arrecia un escenario de inestabilidad. “Quiere tener mayor representatividad, pero no se sabe. Pone en juego la legitimidad del Ejecutivo”.
“Lasso necesita respaldo político, no solo para avanzar en sus propuestas y en su agenda sino además para beneficiar su juicio”, agregó por su parte Denisse Grandas, directora del área de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Tadeo.
Después de Perú –donde el expresidente Pedro Castillo terminó detenido por un golpe de Estado– o Chile –donde Gabriel Boric sufrió un revés al no lograr mayorías en una constituyente–, ahora Ecuador se apresta a un escenario de incertidumbre política.
“Se evidencia polarización y una confrontación política en la región entre corrientes de derecha, de centroizquierda y progresistas”, señaló la profesora Grandas, mientras que Piñeros defendió que la efervescencia popular “no es necesariamente un síntoma de crisis democrática”.
Lo que ocurra de ahora en adelante será determinante para afianzar la democracia en Ecuador o acrecentar el descontento social.
Correa, desde el exilio gana réditos
En medio de la crisis hay un protagonista que afianza su figura política: el expresidente Rafael Correa. Si bien el dirigente permanece exiliado en Bélgica y fue condenado por cohecho, su movimiento –Revolución Ciudadana–, cuenta con influencia en la Asamblea, pues cuenta con 49 de las 137 curules. Por ello, en medio de las dificultades para la derecha, Correa y su combo podrían resultar ganadores con las elecciones y sumar más escaños para la izquierda.