EL VENEZOLANO COLOMBIA | CLARÍN
La historia de Juan Francisco Fernández Acosta (27) es la misma que la de tantos venezolanos que huyen por la crisis, dejan atrás a sus amigos y su familia y anhelan cumplir sus sueños en otro país, como Argentina.
“Juan se fue solo de aquí el 19 de noviembre de 2019 y se llevó una mochila cargada de sueños”, describió Asdrubal Fernández, papá de Francisco, a Clarín, desde Caracas, quien desesperado pide ayuda para que puedan trasladar sus restos.
«Juancho» llegó a la Argentina con la esperanza de hacer algún posgrado y profundizar sus conocimientos de la carrera que había emprendido en Venezuela: ingeniería electrónica.
Sin embargo, en 2020 los planes de todo el mundo, y el de Juan en especial, se frenaron por la pandemia. “Lamentablemente se cerraron las puertas para todo el mundo y Juan se puso a hacer delivery y se quedó esperando que la oportunidad profesional apareciera”, dijo el hombre.
“Él era de otro planeta, un buen hombre y sumamente decente”, recordó Asdrubal. Restaban solo 28 días para que Juan cumpliera sus 28 años. Era hijo único y, por medio de su trabajo, no solo ahorraba sino que también ayudaba a su familia en Venezuela.
El relato del testigo
Este domingo, a las 2.16 de la madrugada, Juan estaba en la vereda de Aráoz 1450 charlando con Thomas Vásquez, también venezolano. Ambos se conocieron hace tres años por un amigo en común, llegaron a vivir juntos un tiempo y nunca perdieron el contacto.
“Estábamos compartiendo un rato, se cruzó un chico, me apuntó para que le diera el teléfono y le dije que no mientras le apartaba la pistola. Fue hacia Fran, le dijo lo mismo y en cuestión de segundos le soltó un disparo en la cabeza y corrió hacia Honduras con el teléfono”, contó Thomas a Clarín..
«Dame el celular ¿o querés morir?», les dijo el ladrón, tras lo cual forcejeó con la víctima, que intentó resistirse al robo y recibió un impacto de bala en la cabeza.
“Deberían atraparlo ya, es imposible que no lo encuentren iba con la cara al descubierto. Arriba nuestro había dos cámaras y en la esquina de Honduras hay un domo”, señaló el amigo de la víctima.
Al terminar, cuestionó la demora de la ambulancia. “Tardó 20 minutos en llegar, al esperar ya sabía el final de Fran. Con un disparo en la cabeza, me hicieron un montón de preguntas y tardaron mucho”, se quejó.
El lugar está a unas cuatro cuadras de Plaza Serrano, corazón del barrio de Palermo. Por el caso no hay ningún detenido.
El pedido de amigos y familiares
“Juancho” llegó solo a Buenos Aires. Su papá, desesperado, advierte: “No tengo bienes de fortuna. No tengo cómo traer a mi hijo y tenemos los pasaportes vencidos”.
Desde Argentina, sus amigos abrieron dos cuentas para recaudar plata y poder de alguna forma pagar los boletos áereos de los padres.
“Estoy desesperado, quiero ver a mi hijo por favor”, sentenció entre lágrimas el papá de Juan.