Incertidumbre, oficialidad a destiempo y falta de claridad sobre los acuerdos bilaterales entre Colombia y Venezuela en una reapertura apresurada, una prioridad para Petro
A pocas horas de la apertura de la frontera colombo venezolana existen más dudas que certezas sobre cuáles serán las reglas del juego a partir de este 26 de septiembre. Los gobiernos de ambas naciones han emitido mensajes que rayan en la incertidumbre, incluyendo un cronograma de actividades apenas enviado 48 horas antes de su realización.
En las primeras de cambio se manejó una matriz de opinión que sostenía la posibilidad de un encuentro entre los presidentes de Colombia y Venezuela en el puente Simón Bolívar, arteria que conecta a Cúcuta con San Antonio, y un suceso que simbolizaría la unión histórica de los dos países.
Tal acto, aunque confirmado en primera instancia por el ministro de Transporte colombiano, Guillermo Reyes, durante su visita a Caracas, fue luego desmentido por él mismo 24 horas más tarde.
De igual forma, el encuentro entre parlamentarios venezolanos y colombianos, anunciado de manera oficial para este domingo, fue suspendido por materia de seguridad, como señaló un comunicado conjunto emitido por la Asamblea Nacional y el Congreso colombiano.
“Dada la necesidad de garantizar al máximo los asuntos logísticos y los dispositivos de seguridad que entrañan la visita del Alto Gobierno a la ciudad de Cúcuta, se decidió el diferimiento del primer encuentro binacional de organismos legislativos».
Esta reapertura tan necesaria para la integración colombo venezolana será más un acto simbólico que real; no se activaron tratados para darle reglas claras al paso fronterizo para que realmente sea una frontera viva, dinámica, dejando por fuera cualquier manejo irregular de funcionarios civiles y militares en la misma, peor aún, el control que algunos grupos guerrilleros tienen en la zona.
Es lamentable el silencio de los gobernantes de las fronteras del Táchira y del Zulia que sobre las condiciones legales en nada han opinado. Hay procesos de carácter administrativo y legal que deben ser considerados para mejorar las condiciones de los pasos binacionales.
Este fin de semana el diario la Nación del Táchira publicó que ya existían 10 empresas dispuestas a ser las primeras en enviar sus productos a través del paso común este lunes pero no se informa con que tratado comercial se van a manejar. En el pasado hubo denominado “cero aranceles” y, ¿Estará vigente a partir de mañana?
Entre tanto, este sábado 24, los ministros de Defensa de ambos Estados sostuvieron un encuentro para conversar sobre la paz y el fortalecimiento de los lazos de amistad y hermandad entre ambos países, algo que para los entendidos de este tema no plantea un posición clara sobre la política militar fronteriza en una zona históricamente abandonada a su suerte y que, de acuerdo a distintos informes durante el gobierno de Duque y tras el cierre de las relaciones bilaterales desde 2015, supuso la ocupación paramilitar en los municipios fronterizos que coadyuvaron a la trata de personas y el paso de venezolanos y colombianos por los llamados “caminos verdes”.
Aunado a esto, existe quien tiene claro los procesos de comercialización que serán aperturados este 26 de septiembre.
Llama la atención la declaración del gobernador del Zulia, Manuel Rosales Guerrero, quien sostiene que este hecho «pone en marcha oficialmente un vigoroso intercambio comercial, que dará paso a oportunidades de negocios, inversiones, empleos y la reactivación del parque industrial de la región fronteriza con La Guajira colombiana”, una declaración más subjetiva que real, ya que sobre este punto nada oficialmente se conoce y terminan siendo declaraciones vacías pues hay una inadvertencia de los procesos binacionales y la conjunción de tratados bilaterales necesarios para el establecimiento de reglas claras para los nacionales de ambos países y las empresas que consideren exportar productos a través de la zona comercial.
Esperemos tener una frontera viva y dinámica para una región con un legado histórico común donde la frontera debe ser solo una línea geográfica más no una división humana para rescatar ese pasado donde circulábamos incluso sin pasaporte y con nuestros propios vehículos, somos países hermanos y las diferencias deben ser mínimas y estar reguladas, para evitar la matraca de funcionarios civiles, militares y grupos irregulares.