Las bases ideológicas para una nueva oposición | Por Néstor Suárez

➦ El autor es economista. MSC AND PHD EN ECONOMÍA, miembro de la Comisión Plan País y asesor de la comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional de Venezuela, @NestorSuarezRB

Desde hace muchos años la política venezolana cayó en un pragmatismo mal entendido, donde todo se etiqueta de «social» para ganar votos. Así la democracia y la justicia han de ser social, pero también la educación, la medicina, el arte y el deporte. Tal como F.A. Hayek demostrara, si social significa que esas actividades no discurren en el aire sino en el seno de la sociedad, lo social es un contexto inevitable, pero si por social entendemos redistribución estatal de la riqueza, eso es socialismo, y esto es un contrabando ideológico y un fraude semántico.

Los políticos, empresarios, intelectuales y medios de comunicación de nuestro país no han querido escucharlo ni entenderlo, pero Ludwig Von Mises tenía razón: el socialismo moderado no deja de ser socialismo, y por ello es inestable, porque su dirigismo económico lleva al fracaso, y su fracaso conduce directamente al socialismo radical si no hay alternativa liberal políticamente disponible. Y en estos últimos 20 años la destrucción y fracaso del Gobierno es público y notorio.

El deterioro de la economía es notable, el escenario es de caos, una situación económica sin precedentes en el mundo. El Premio Nobel de Economía año 2017, Richard Thaler, dijo que es el mayor desastre económico jamás visto en la historia de la humanidad.

El país de las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, y con muchos otros recursos naturales en abundancia, de toda índole, se encuentra sumido en la mayor pobreza material y más negra pobreza espiritual. Hoy tenemos una sociedad confundida y anarquizada, y un Gobierno sin interés alguno en sacar de la pobreza al país, buscando solo sostenerse en el poder a cualquier costo. Pero también ha fracasado la oposición que se supone que nos representa y la mayoría de sus líderes.

¿Pero por qué han fracasado?

Muy simple: porque el piso ideológico que sustenta todas sus políticas, propuestas y estrategias, es el viejo ideario del socialismo democrático. Lamentablemente eso no sirve, hay que “resetear», y eso solo puede hacerlo una oposición con nuevas bases ideológicas. Que pueda construir una gran unidad que pueda recoger el gran desafío al socialismo del Siglo XXI y pasar a Venezuela al primer mundo.

No puede combatirse algo con nada. La oposición no ha tenido un programa capaz de concitar las simpatías, el calor y el entusiasmo de millones de venezolanos que no se identifican con el actual Gobierno socialista, pero tampoco se han sentido atraídos con la oferta opositora.

El socialismo se ha impuesto en forma gradual y democrática, y con el consentimiento de la gente, previamente adoctrinada. Prefiere el engaño a la violencia.

En Venezuela comenzó a practicarse en 1958, cuando los partidos políticos socialistas democráticos y socialcristianos tomaron el poder. No obstante, buscando su estabilidad las élites políticas y económicas negociaban y conciliaban sus respectivos privilegios, en un sistema híbrido, de mercantilismo social o socialismo mercantilista. Aunque la tendencia era el predominio de la política sobre la economía, y del socialismo sobre el mercantilismo.

La riqueza siguió siendo escasa porque bajo el dominio del Estado se produce poco y se reparte mal. La pobreza continuó. Y asimismo la corrupción, acompañante inseparable del estatismo o socialismo, no del capitalismo liberal. Y también el descontento. Sin embargo, la propaganda y el adoctrinamiento marxista señalaban siempre al mismo culpable: el capitalismo, acusado de empobrecedor, explotador, corrupto y salvaje.

La riqueza siguió siendo escasa porque bajo el dominio del Estado se produce poco y se reparte mal

A la gente pobre y de clase media ignorante se le dijo que la riqueza es el petróleo. Así el pueblo fue confundido, y creyó las fantasías de un estatismo sin corrupción, una verdadera democracia, y una «justicia social» que redistribuyera el dinero del petróleo. Y luego en 1998 hubo otro cambio de sistema.

«COMUNAZIFASCISMO»

Es la modalidad no tan democrática, que va más rápido al socialismo total. Usando la coacción y el uso de la fuerza. En Venezuela empezamos en 1998. El Gobierno estableció una línea dura, y acabó con las instituciones y ha hecho todo lo posible por engañar y establecer su sistema o nuevo orden según ellos. Pero demasiada gente sabe la verdad de ésta destrucción, aún cuando existan pocos medios de comunicación que se atrevan a decirlo objetivamente. Pero como dice un proverbio chino, no se puede envolver fuego con papel. Demasiada gente interna y externamente saben la verdad.

Hay que salir de los engaños socialistas.

Aprender es fácil, lo difícil es desaprender. Y es indispensable desaprender los engaños, para poder aprender la verdad objetiva. El primer engaño es que no hay verdad objetiva. Si la hay: la verdad es la realidad. Pero los errores y falsedades sobre la verdad y la realidad, mucho le sirven de pretexto a los flojos para no estudiar, a los sinvergüenzas para tapar sus fechorías, y a las veletas para cambiar de bando a su conveniencia.

La democracia no es perfecta, y el pueblo se equivoca muchas veces.

Hay que cambiar de sistema para un sistema mejor, no peor. Hay que salir de esta destrucción y pasar a un sistema de libre mercado, también llamado Capitalismo Liberal o de libre mercado, caracterizado por estos tres rasgos: Gobiernos Limitados, Mercados libres, e instituciones privadas separadas del Estado. Para producir riqueza en abundancia, y bien repartida.

¿Por qué el mensaje no llega a la gente?

No llega por muchas razones: una es la intensa y frontal propaganda de la izquierda contra el capitalismo, en la educación, los medios de comunicación, en las iglesias, etc. Pero otra razón es que no hemos tenido un mensaje liberal conteniendo un «programa», es decir una lista de reformas concretas para poner sobre la mesa, y decir: «Esto es lo que queremos». Sin un programa o propuesta liberal, no podemos hacer nada.

Parece que los liberales hemos estado ocupados en atacarnos unos a otros, y en la crítica a las medidas y políticas estatistas. Y como tampoco ha habido partidos liberales con entidad suficiente, muchos derivan hacia dos lastimosas desviaciones:

  1. Al centro, con un mensaje democrático desteñido, cada vez más similar al de la social- democracia.
  2. Al extremo Anarco-Capitalista, teñido casi siempre de neo-ateísmo militante y agresivo, muy cercano a las expresiones más duras del marxismo cultural.

Los liberales no hemos definido nuestras ofertas

Los liberales no debemos tener miedo de mostrarnos como lo que realmente somos: antisistema.

Es lo que la mayoría está buscando, y por eso ganan las izquierdas, las más duras, porque la gente les vota, creyendo que lo son. Y no lo son. Los antisistema realmente somos nosotros. Pero tenemos que trabajar con inteligencia diciendo la verdad.

Los liberales promueven el capitalismo de libre mercado, opuesto al socialismo, comunismo e izquierda en general, y a cualquiera otra forma de estatismo, o sea la invasión del Estado en esferas que son privadas por derecho natural, y la esclavización de sus instituciones por medio de la usurpación de funciones, poderes y recursos privados. En esto se incluye el socialismo global: «Nuevo Orden Mundial».

Los tres pilares son:

  1. Gobiernos limitados en lo político.
  2. Mercados libres en lo económico.
  3. Propiedad privada en lo social.

Una misión o proyecto es:

Cambiar el sistema, mediante la gran devolución de funciones, poderes y recursos a la sociedad civil. Esto en aplicación de la justicia restitutoria a todos los agraviados por la usurpación histórica de funciones, poderes y recursos por parte del estatismo.

Dos políticas:

  1. Derogar las leyes malas qué han sido los instrumentos de la gran usurpación.
  2. Impulsar las cinco reformas derivadas de los tres pilares, las cuales son también cinco políticas públicas y cinco ofertas electorales: La primera la política (Estado, Gobierno y Partidos). La segunda la economía y tres reformas sociales. La tercera educación en todos sus niveles. La cuarta para la atención médica en todas sus ramas y especialidades. La quinta en la previsión (jubilaciones y pensiones).

Una de las razones para derogar las leyes malas es que impiden estás cinco reformas, las cuales deben hacerse en forma simultánea.

Para hacerse con éxito y ser duraderas, las reformas económicas requieren ser acompañadas de reformas en política, educación, salud, etc . Y para eso se necesitan partidos políticos completos, ideológicos, representativos, programáticos y electorales, y muy bien estructurados y comprometidos con la transición.

No es el Estado quien ha de defender al capitalismo de libre mercado, sino los partidos políticos de derecha liberal. No existen aún en América Latina, pero si en otras latitudes, como por ejemplo, en el sudeste asiático. En Taiwán, el viejo y glorioso partido Kuomintang o KMT. En Singapur, el partido de Acción Popular (PAP) de Lee Kuan Yew. En Japón, la recuperación económica se debió al Partido Liberal, fundado en 1945. Igual en Inglaterra, cuando Margaret Thatcher conquistó para el liberalismo a los jefes de su partido conservador y produjo la gran recuperación de la economía británica.

Lo que necesitan nuestros países en Latinoamérica y en particular hoy en Venezuela es un milagro económico que nos permita:

  1. Erradicar la pobreza que nos agobia, y que es el caldo de cultivo de la subversión.
  2. Ser independientes de los vaivenes de la geopolítica en que nos metió este régimen socialista.
  3. Integrarnos al primer mundo, no en medio de modelos o recetas ideológicas erradas, sino a través del libre comercio. Pero sobre todo necesitamos crear las condiciones que permitan enfrentar el reto del crecimiento económico y brindar verdaderas oportunidades para progresar a los jóvenes.

Ese milagro económico es la libertad para que cada quien pueda buscar su felicidad, no hay misterio al éxito. Ya las excusas se terminaron para quienes no aceptaban que el libre mercado y una economía competitiva si funcionan para elevar el nivel de vida de los más pobres.

Los venezolanos no podemos seguir improvisando y esperando más destrucción y humillación. El paraíso socialista no es de este mundo. No existe. Podrán pasar siglos y pasar gobiernos, lo que no pasará nunca será la forma o receta de crear prosperidad y de crear riqueza. La verdadera esperanza de los pobres es el capitalismo de libre mercado.

En Venezuela, hay que erradicar el estatismo, y ahora socialismo y comunismo. Las bases ideológicas para que una nueva oposición pueda construir nuestro rumbo propio a la prosperidad y pasar al primer mundo, es el capitalismo de libre mercado. Solo de esta forma se puede garantizar la libertad y la convivencia democrática. Este es el gran reto y desafío de la oposición.

Los leones africanos, como se llama a los países africanos que están despegando al primer mundo, se copiaron de China, y China de los tigres asiáticos, y los tigres asiáticos de los milagros alemanes, europeos y japoneses de la posguerra. Todos estos países apostaron por una fuerte inversión tanto de capital público como privado en desarrollo tecnológico. La receta de la prosperidad es universal.

En Venezuela oportunidades hay todavía, y aún estamos a tiempo. Pero todos debemos contribuir. Y en este sentido hay algo que podamos hacer: apoyar un plan coherente de primer mundo, de gran desarrollo tecnológico como en Israel, China, Singapur, Corea del Sur, Irlanda, etc.

El tiempo del petróleo se está terminando. Hemos perdido nuestra ventana de exportación petrolera. Recuperarla exige de grandes inversiones y tecnología de punta. La tecnología que aportará energía limpia y renovable llegó para quedarse, por lo tanto es nuestra responsabilidad integrarnos o desaparecer como país con opciones de primer mundo.

Por eso nuestro norte debe ser crear una nación de altísimo desarrollo tecnológico, es el momento. ¿Podemos lograrlo? Sí, y mucho más rápido de lo que pensamos.

La tecnología para integrarnos al primer mundo ya ha sido demostrada en países como China e Israel, donde gracias a los avances tecnológicos Israel en menos de 20 años ha logrado un gran desarrollo y emprendimiento al nivel de Silicón Valley, y en China la región de Shenzhen, la cual tuvimos el privilegio de visitarla cuando fuimos invitados por empresas privadas chinas, es una de las ciudades o zonas económicas especiales de libre mercado y de mayor desarrollo tecnológico del mundo.

Lo importante es tener un plan ordenado y tomar acción.

Es un largo camino pero tenemos que dar el primer paso. En el Centro de Estudios de Economía de la Oferta, en colaboración con otras instituciones, llevamos muchos años trabajando y delineando esas 5 reformas a fondo porque reformas a medias ya se han probado y no sirven. La oposición en Venezuela nunca se ha opuesto al modelo o sistema, solo se ha opuesto a los gobernantes.

Por eso insistimos en estás bases ideológicas que debe adoptar la oposición, para construir una unidad que sea eficaz en sus políticas y estrategias. Una unidad que pueda recoger el gran desafío que tenemos por delante y pasar a Venezuela al primer mundo. Si queremos cambiar de gobierno necesitamos una oposición con nuevas bases ideológicas de primer mundo.

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