
La grave situaci贸n que viven los migrantes venezolanos en Colombia es ignorada en gran medida por la comunidad internacional. A pesar de ser actualmente el segundo movimiento de poblaci贸n m谩s grande del mundo, despu茅s del sirio.
La respuesta humanitaria sigue estando enormemente limitada, especialmente en zonas rurales afectadas por conflictos armados y din谩micas criminales.
En los 煤ltimos a帽os, m谩s de 1,6 millones de venezolanos han cruzado la frontera hacia Colombia huyendo de una profunda debacle pol铆tica y econ贸mica que les impide acceder a los medios b谩sicos de subsistencia. Esta cifra es apenas una aproximaci贸n a la dimensi贸n real de la crisis migratoria. Existen grandes niveles de sub-registro debido a la falta de acceso a documentaci贸n y a que entre el 25 y el 75 por ciento de las personas que cruzan las fronteras entre ambos pa铆ses, dependiendo del sitio de entrada, lo hacen por pasos irregulares.
Lo que s铆 resulta evidente es que los migrantes venezolanos en Colombia se enfrentan a una situaci贸n in茅dita en comparaci贸n con otros movimientos masivos de poblaci贸n recientes. La mayor铆a de ellos escapa de una situaci贸n angustiante en su pa铆s de origen, pero no llegan a un lugar seguro al otro lado de la frontera, particularmente cuando se asientan en las zonas perif茅ricas del pa铆s. All铆 se exponen ser reclutados en grupos armados o a trabajar en cultivos il铆citos y sufren discriminaci贸n, violencia sexual y prostituci贸n forzada.
A diferencia de la mayor铆a de los pa铆ses de la regi贸n, Colombia ha mantenido sus fronteras abiertas para recibir a la poblaci贸n venezolana, aun a pesar de que no cuenta con la experiencia ni los recursos para atenderla adecuadamente. Muchos migrantes duermen en las calles a su llegada para posteriormente acabar instal谩ndose en barrios marginales 鈥嬧媜 en casas abarrotadas. Las malas condiciones de vida y la falta de acceso al agua y al saneamiento tienen un impacto directo en su salud.
Desde finales de 2018, M茅dicos Sin Fronteras (MSF) ha establecido tres proyectos de atenci贸n primaria y salud mental a migrantes venezolanos en los departamentos fronterizos de La Guajira, Norte de Santander y Arauca. Hasta noviembre de 2019, los equipos de la organizaci贸n han llevado a cabo m谩s de 50.000 consultas m茅dicas que, aunque no representan la situaci贸n en su totalidad, s铆 ponen de manifiesto las enormes dificultades que enfrentan los migrantes venezolanos para acceder a la atenci贸n m茅dica, alimentaci贸n adecuada, vivienda y protecci贸n.
En relaci贸n con el acceso a la salud, la respuesta que ofrece el sistema p煤blico a esta poblaci贸n es bastante limitada: solo atiende urgencias vitales, partos y vacunaci贸n. Sin embargo, las necesidades sobrepasan ampliamente estos servicios. Es el caso de los pacientes con enfermedades cr贸nicas que requieren tratamiento continuo y cuya derivaci贸n a otros niveles de atenci贸n no est谩 asegurada. As铆 mismo, no existen servicios de salud mental tanto farmacol贸gico como no farmacol贸gico para atender a las personas que los requieren.
En el 谩mbito de la salud sexual y reproductiva existe una gran preocupaci贸n. La pol铆tica conocida como 鈥榞ag rule鈥 (conocida como ley mordaza) no permite que los fondos provenientes de los Estados Unidos para atender a la poblaci贸n migrante venezolana se inviertan en actividades de planificaci贸n familiar, incluidos servicios de anticoncepci贸n, aborto seguro y en el asesoramiento a mujeres sobre cuestiones reproductivas.
Esto resulta particularmente grave porque el 68% de los recursos totales destinados en 2019 para la crisis migratoria venezolana proceden de Estados Unidos, lo que en la pr谩ctica se traduce en una barrera infranqueable para las organizaciones que prestan estos servicios que son altamente demandados por las mujeres migrantes venezolanas. En los proyectos de MSF en los departamentos fronterizos, por ejemplo, aproximadamente una de cada cinco consultas est谩 relacionada con este tema.
Por todo ello, urge un mayor compromiso de la comunidad internacional para atender esta crisis. Estamos frente a un 茅xodo de m谩s de 4,7 millones de personas de las que una tercera parte se ha asentado en un pa铆s que no tiene las condiciones para responder de la manera adecuada. Es urgente dejar de minimizar el sufrimiento de los migrantes venezolanos y, al contrario, exigir una mayor financiaci贸n sin condiciones que permita una respuesta estable y coherente a la altura de la magnitud de la situaci贸n. 聽
Con informaci贸n de El Espectador
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