El Foro de Sao Paulo, engendro creado por Fidel Castro y Lula Da Silva, siempre tuvo por misión propagar en el continente al castrismo como forma ideal para enfrentar al “imperio”. Eso, después de que la URSS dejo de ser -bajo el mandato de Gorbachov-, expresión de la ortodoxia comunista, o más bien dicho estalinista. Fidel vendió el Foro de Sao Paulo a los líderes de izquierda latinoamericanos como la auténtica y pura ideología que debería imponerse en el continente.
Fue necesario que apareciera, cual mecenas, el comandante Chávez, quien financió todas las iniciativas del grupo y así vimos como los recursos iban a parar a las madres de la plaza de mayo, a las FARC, a Petro en Colombia, Ollanta Humala, Ortega y otros dirigentes centroamericanos y se celebraban congresos en diversas capitales del continente con invitados de postín de la llamada izquierda «caviar» europea, en los cuales no podían faltar Ignacio Ramonet y, posteriormente, los muchachos de Podemos.
A la muerte de Chávez, pero sobre todo con la caída de los ingresos petroleros y luego con la prisión de Lula, el Foro perdió lustro y es ahora, cuando el régimen de Maduro está haciendo aguas por todos los costados, cuando Diosdado se dio a la tarea de reflotar al engendro y convocar a una reunión en Caracas, que comparada a las del pasado lució menguada. Ni siquiera Evo Morales se dignó asistir.
Sin embargo, no hay que subestimar la capacidad subversiva de la organización. Pudimos observar su capacidad de agitación y de generación de caos en la reciente crisis en Ecuador, aunque por los resultados, aparte los destrozos causados, no fue exitosa, ya que Lenín Moreno pudo neutralizar a Correa y Maduro.
Ahora se está armando la olla con otro amigo del foro, el expresidente dominicano, Leonel Fernández, quien fue derrotado en primarias por el precandidato Gonzalo Castillo, quien es apoyado por el actual presidente dominicano, Danilo Medina, y está llamando a la insurrección popular por un presunto fraude.
De nuevo vemos los tentáculos del Foro, intentando sembrar el caos para imponer su punto de vista. Y ya que no pudieron con Correa, Fernández sirve para romper el cerco que está asfixiando al régimen venezolano.
Tal y como luce la situación, pareciera que van a correr la misma suerte que en Ecuador y entonces ¿qué les queda? La apuesta no es que Fernández triunfe en Argentina, sino que Cristina vuelva por el fuero.