
EL VENEZOLANO COLOMBIA
El caso de Dylan López Contreras, un joven venezolano que fue detenido tras presentarse a una cita judicial en Manhattan, ha generado alarma entre defensores de los derechos migratorios, docentes y familiares.
A sus 20 años, López cursaba estudios en el Bronx mientras tramitaba su permanencia legal en Estados Unidos. Su arresto, sin previo aviso ni presencia legal, pone en evidencia el endurecimiento de las políticas migratorias bajo la actual administración.
Una cita que cambió su destino
El 21 de mayo, Dylan acudió sin asesoría legal a una audiencia en una corte neoyorquina, confiado en que se trataba de un paso administrativo relacionado con su petición de asilo. Sin embargo, al salir del tribunal, fue abordado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), quienes procedieron a su detención inmediata.
Su madre, Raiza, lo acompañaba y relató que ambos fueron esposados al salir del ascensor. Ella fue liberada minutos después, mientras su hijo era trasladado en un vehículo sin distintivos oficiales.
Un camino marcado por la adversidad
La historia de Dylan está atravesada por la violencia y la separación familiar. En 2024, abandonó Venezuela y atravesó México, donde fue secuestrado por el Cartel de Sinaloa. Su liberación solo fue posible tras el pago de un rescate. Más tarde, logró cruzar a territorio estadounidense a través de la aplicación CBP One, una vía autorizada durante el gobierno de Biden y posteriormente suspendida por Donald Trump.
Tras su llegada a Nueva York, se reencontró con su madre y hermanos. Motivado por el deseo de avanzar, se matriculó en la preparatoria ELLIS, enfocada en jóvenes migrantes. También inició los trámites para el Estatus Especial de Inmigrante Juvenil (SIEJ), que le otorgó un permiso laboral y de conducir. Mientras esperaba una decisión definitiva sobre su asilo, trabajaba como repartidor y soñaba con estudiar en la universidad.
Preocupación en la comunidad educativa
La detención de Dylan generó inquietud entre los docentes y compañeros de la academia donde estudiaba. La Canciller Escolar expresó su pesar por lo ocurrido y reiteró que los centros educativos deben ser espacios seguros para todos los estudiantes, sin importar su estatus migratorio.
No obstante, organizaciones civiles advierten que estos arrestos podrían desalentar a otros jóvenes en situación similar a acudir a instancias legales por temor a ser detenidos.
Incertidumbre ante un posible retorno forzado
Desde su detención, Dylan ha sido trasladado entre centros de detención en al menos cuatro estados distintos. Ahora enfrenta un proceso de deportación rápida, a pesar de que los fiscales solicitaron cerrar su caso migratorio. Su madre teme que lo devuelvan a un país donde ya no tiene a nadie. Mientras su abogado intenta frenar la expulsión, ella lanza un grito desesperado: “No quiero perder a mi hijo”.