
EL VENEZOLANO COLOMBIA | Por: Betzabeth Jaramillo y Liliana Fernández
Durante marzo de 2025, en el contexto preelectoral ecuatoriano, se intensificó el uso de discursos xenófobos como herramienta política. Declaraciones como las emitidas por la candidata Luisa González reflejan una peligrosa tendencia regional: la instrumentalización de la migración para obtener réditos electorales. Esta estrategia, lejos de ser nueva, demuestra cómo el discurso de odio se normaliza en escenarios donde la migración debería ser abordada desde un enfoque de derechos humanos.
Ecuador: El Debate Presidencial como Punto de Quiebre
El 23 de marzo, más de 10 millones de personas presenciaron un debate presidencial marcado por afirmaciones que responsabilizan a la población migrante venezolana de la inseguridad y la crisis económica del país. La propuesta de deportaciones masivas y la comparación con políticas del expresidente Donald Trump encendieron las alarmas.
A esto se sumó la difusión masiva de desinformación sobre el Decreto Ejecutivo 370, tergiversando su contenido al afirmar que “abría fronteras” y otorgaba beneficios económicos. En realidad, el decreto ofrecía una vía de regularización para quienes ya estaban en Ecuador desde 2022 y cumplían requisitos estrictos, sin antecedentes penales.
En Ecuador, el caso más reciente y alarmante es el de las declaraciones de la candidata presidencial Luisa González, quien durante el debate nacional y en entrevistas posteriores ha culpado abiertamente a los migrantes venezolanos de la inseguridad, del desempleo y del caos social, anunciando además una política de deportaciones masivas inspirada en el modelo de Estados Unidos. Estas afirmaciones no solo carecen de sustento empírico, sino que violan principios básicos de la Ley Orgánica de Movilidad Humana del Ecuador y los compromisos internacionales en materia de derechos humanos.
El uso de estas narrativas ha tenido consecuencias visibles: aumento de ataques y discriminación hacia personas migrantes, asociación injusta entre migración e inseguridad, y un silenciamiento de la voz migrante en el espacio público. Todo esto ha sido acompañado por una campaña sostenida de desinformación sobre el Decreto 370, el cual proponía una alternativa legal para regularizar a quienes ya estaban en territorio ecuatoriano desde 2022, sin antecedentes penales y cumpliendo requisitos documentales. La derogación del decreto, sumada al ataque político hacia la figura del migrante, deja a miles de personas en estado de vulnerabilidad legal y emocional.
Riesgos Jurídicos y Éticos
El Código de la Democracia ecuatoriano prohíbe expresamente las campañas que promuevan la discriminación por nacionalidad. Las declaraciones de carácter xenófobo pueden constituir infracciones electorales graves y violaciones a tratados internacionales suscritos por Ecuador.
Propuestas como las deportaciones masivas violan el principio de no devolución y el debido proceso, poniendo en riesgo a personas protegidas por el derecho internacional.
Un Problema Regional en Expansión
Chile, que enfrentará elecciones presidenciales en noviembre de 2025, ya muestra signos de esta tendencia. Durante el primer trimestre del año, por cada mensaje integrador en redes sociales se registraron 8,3 mensajes discriminatorios. En Perú y Colombia la situación es también alarmante. La región asiste a una expansión del populismo xenófobo, que convierte al migrante en chivo expiatorio del malestar social.
El caso ecuatoriano podría marcar un antes y un después: es una señal de alerta de que incluso sectores progresistas están adoptando marcos discursivos tradicionalmente asociados a la extrema derecha.
El Silencio Institucional y la Derrota de la Integración
Frente a este escenario, preocupa la falta de respuesta contundente por parte de las instituciones. Las contranarrativas existen, pero aún son superadas por discursos de odio. Esta pasividad puede consolidar una agenda antimigratoria que trascienda elecciones y se convierta en política de Estado.
¿Qué está en juego?
No se trata solo de campañas. Se trata de familias que viven con miedo, de niños que escuchan en sus escuelas que deben “volver a su país”, de mujeres migrantes que enfrentan dobles y triples vulnerabilidades. Se trata de los valores democráticos que se erosionan cuando el odio se convierte en oferta electoral.
Alerta regional sobre narrativas anti migrantes
La xenofobia no es una propuesta. Es una amenaza real a la convivencia, a los derechos humanos y a la democracia. Lo que está ocurriendo en Ecuador no debe replicarse en el resto del continente. Requiere una respuesta firme, ética y basada en evidencia. Hoy, más que nunca, urge construir una narrativa distinta: la de la integración, el respeto y la humanidad.