
EL VENEZOLANO COLOMBIA
La separación forzada de familias migrantes sigue siendo un tema candente, especialmente cuando se trata de niños pequeños. Este es el caso de Yorely Escarleth Bernal Inciarte, una joven venezolana que, tras ser deportada a su país, quedó separada de su hija Maikelys Antonella Espinoza Bernal, de dos años.
La tragedia no solo refleja las dificultades de los migrantes, sino que pone en evidencia las tensiones y las políticas migratorias de EE. UU. bajo la administración de Donald Trump, que separaron a muchos niños de sus padres bajo la excusa de la seguridad nacional.
La dolorosa separación en la frontera estadounidense
El 19 de mayo de 2024, Yorely y su esposo Maiker Escalona, después de atravesar la peligrosa selva del Darién, se entregaron a las autoridades migratorias en El Paso, Texas, con la esperanza de encontrar una vida mejor.
Sin embargo, la realidad fue otra. Las autoridades separaron a la niña de su madre, alegando que, debido a las acusaciones no probadas de que los padres pertenecían a la banda criminal Tren de Aragua, la niña debía ser retirada por razones de “seguridad y bienestar”. Esta medida no solo causó un gran trauma en la familia, sino que también los dejó atrapados en un sistema legal y administrativo que ignora los derechos fundamentales de los niños.
Yorely, desconsolada, relata cómo su hija fue arrebatada de los brazos de su esposo Maiker mientras él intentaba, en vano, mantenerla cerca. La madre fue esposada, y la niña fue separada y trasladada a un centro de acogida. La angustia de no saber qué sucedería con su hija ni cuándo volvería a verla marcó un antes y un después en la vida de Yorely.
La lucha por la reunificación familiar
Tras su deportación a Venezuela en abril de 2025, Yorely ha luchado incansablemente por la reunificación con su hija, a pesar de las múltiples promesas incumplidas por las autoridades estadounidenses. La situación ha sido aún más difícil, ya que a pesar de tener la esperanza de que Maikelys viajaría con ella, la niña nunca llegó en el vuelo que la regresó a Venezuela. El gobierno de EE. UU. nunca le proporcionó información clara sobre el paradero de su hija, dejándola en una desesperación constante.
“Si tienen corazón, mándenme a mi hija”, es el clamor de Yorely, quien no solo ha perdido a su hija físicamente, sino que también ha sufrido el dolor de ver a su pequeña desconociéndola tras varios meses de separación. La niña, que antes la llamaba mamá, ahora la ve como una extraña, un daño psicológico que podría perdurar durante años.
Violación de derechos humanos y el impacto en los niños
El abogado Carlos Trapani, experto en derechos humanos, ha denunciado que el caso de Maikelys constituye una clara violación de los principios del derecho internacional, en especial el derecho a la unidad familiar, el debido proceso, y el bienestar del niño. Trapani subraya que la separación de la niña, sin pruebas contundentes de los cargos contra los padres, genera secuelas psicosociales graves, como trastornos de apego, ansiedad, y confusión, que afectan profundamente el desarrollo emocional de los menores.
El caso de Maikelys expone la brutalidad de las políticas migratorias de EE. UU., que, en nombre de la seguridad, destruyen el núcleo familiar, un derecho fundamental que debería estar por encima de cualquier política. La historia de Yorely y Maikelys no es un caso aislado, ya que existen miles de familias separadas que aún luchan por reunirse con sus seres queridos.
La necesidad de un cambio en la política migratoria
El caso de Yorely Escarleth Bernal Inciarte y su hija Maikelys es solo uno de los muchos ejemplos que muestran las fallas y los daños que las políticas migratorias de EE. UU. han causado en las familias migrantes. Esta tragedia destaca la urgencia de una reforma que garantice los derechos fundamentales de los migrantes y de los niños, quienes deberían estar siempre bajo la protección de sus padres.
Mientras tanto, Yorely sigue luchando, con la esperanza de que un día, su hija regrese a casa con ella. La comunidad internacional, organizaciones de derechos humanos y gobiernos deben presionar para que situaciones como esta no se repitan y se resuelvan los abusos cometidos contra aquellos que solo buscan una vida mejor.
Una madre venezolana fue deportada por autoridades de EE. UU.
— Carlos Trapani (@carlosmtrapani) April 30, 2025
Su hija de 2 años quedó sola, bajo custodia migratoria. Se les vinculó al Tren de Aragua sin juicio, sin pruebas, sin derecho a la defensa.
¿Y la niña?
Atrapada en un sistema que la castiga por sospechas contra sus… https://t.co/m7tnbPr4Co