
EL VENEZOLANO COLOMBIA | Por: Lilly Rangel, fotos: Jonathan Matallana
El Festival Estéreo Picnic 2025, celebrado en el Parque Simón Bolívar de Bogotá, se convirtió en un vibrante escaparate donde el talento venezolano brilló con luz propia, dejando una marca indeleble en el corazón de los asistentes.
La jornada comenzó con la electrizante presentación de Danny Ocean, quien, con su característico estilo, transformó el escenario en una pista de baile colectiva. Temas como “Volare” y “Dembow” resonaron en el aire, provocando que la multitud se entregara al ritmo y la euforia del momento. La conexión palpable entre Danny y el público reafirmó su posición como uno de los artistas más influyentes de la escena musical actual.
La sorpresa de la noche llegó cuando Beto Montenegro, vocalista de Rawayana, se unió a la banda australiana Parcelspara interpretar juntos “Leaveyourlove”. Esta colaboración inesperada fusionó estilos y culturas, creando una sinergia musical que dejó al público maravillado y evidenció la universalidad de la música.
Además, la cantante venezolana Elena Rose cautivó a los presentes con su voz y carisma, consolidándose como una de las promesas más destacadas del pop latino. Su actuación fue un testimonio del creciente impacto de los artistas venezolanos en la escena musical internacional.
El punto culminante fue la presentación de Astropical, el innovador proyecto que une a Bomba Estéreo y Rawayana.Debutando en vivo, esta fusión colombo-venezolana ofreció una experiencia sonora única, donde los ritmos caribeños y la psicodelia se entrelazaron en una danza hipnótica. Canciones como “Me Pasa (Piscis)” y “Una Noche en Caracas (Tauro)” transportaron a los asistentes a un viaje musical sin precedentes, sellando una noche mágica que quedará grabada en la memoria colectiva.
La participación de estos artistas venezolanos en el Estéreo Picnic 2025 no solo enriqueció la diversidad del festival, sino que también reafirmó la capacidad del talento venezolano para trascender fronteras y conectar con audiencias globales. En un mundo donde la música es el lenguaje universal, Venezuela demostró, una vez más, que tiene mucho que decir y, sobre todo, mucho que hacer sentir.





