
EL VENEZOLANO COLOMBIA
Tras el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, cientos de venezolanos que no lograron ingresar a ese país han optado por regresar a su tierra natal. Sin embargo, el trayecto de vuelta no es menos peligroso que el de ida.
Para cruzar de Panamá a Colombia, muchos migrantes recurren a rutas marítimas irregulares, donde enfrentan accidentes, naufragios y explotación.
El mar como única opción
La falta de carreteras entre Panamá y Colombia obliga a los migrantes a buscar alternativas. Dos rutas principales se han identificado: una que parte desde la comarca indígena de Guna Yala y otra desde la provincia de Colón.
En ambas, los migrantes dependen de lanchas sobrecargadas y en condiciones precarias para atravesar el océano hasta Capurganá, en territorio colombiano.
Historias de supervivencia
Carlos, un migrante venezolano, narró su experiencia en una de estas embarcaciones. Junto a su familia, abordó una lancha en Puerto Obaldía con destino a Capurganá, pero en pleno mar abierto, el motor falló y la embarcación comenzó a llenarse de agua.
Intentaron un rescate, pero la lancha que acudió al auxilio chocó con ellos, generando pánico entre los pasajeros. Finalmente, tras varias reparaciones y un segundo intento, lograron llegar a Colombia.
Naufragios y tragedias en altamar
El riesgo de accidentes es latente. En febrero, una lancha que transportaba a 21 personas desde Cartí naufragó en plena noche.
Aunque 20 pasajeros fueron rescatados, una niña venezolana de 8 años perdió la vida. La precariedad de las embarcaciones y la ausencia de controles de seguridad agravan la vulnerabilidad de los migrantes.
Altos costos y condiciones inhumanas.
El viaje marítimo tiene un costo elevado. Cruzar desde Panamá a Colombia puede costar hasta $300 dólares por persona, una suma que muchos no pueden pagar, quedando varados en albergues improvisados. A esto se suman las condiciones de insalubridad y el trato abusivo por parte de los transportistas, quienes en ocasiones incumplen lo pactado y abandonan a los migrantes en el trayecto.
Una crisis sin solución inmediata
Mientras el gobierno panameño busca frenar la migración irregular, los venezolanos continúan tomando rutas cada vez más riesgosas. Hasta el momento, no hay un acuerdo binacional entre Colombia y Panamá para manejar el flujo de migrantes, dejando a miles de personas en una situación de incertidumbre y peligro constante.
A pesar de los riesgos, muchos siguen optando por esta travesía con la esperanza de regresar a su país. “Realmente hay que vivirlo para entenderlo”, expresó Rafael, otro migrante que sufrió los estragos de esta travesía. “Tu vida queda en manos de desconocidos que solo buscan llegar rápido, sin importar el peligro”.