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EL VENEZOLANO COLOMBIA
La reciente reunión entre Nicolás Maduro y el enviado especial de Donald Trump, Richard Grenell, ha abierto interrogantes sobre el rumbo de la política estadounidense hacia Venezuela. A diferencia de su primer mandato, cuando impuso sanciones y apoyó abiertamente a la oposición, Trump parece estar adoptando un enfoque más pragmático.
¿Un cambio de postura hacia Maduro?
Durante su primera administración, Trump impulsó una estrategia de máxima presión contra el régimen venezolano, respaldando a la oposición y aplicando sanciones económicas severas. Sin embargo, en su segundo mandato, la relación con Caracas parece estar tomando un rumbo distinto, lo que ha generado incertidumbre entre los sectores opositores.
El líder opositor Edmundo González, a quien EE.UU. reconoce como el ganador de las elecciones de 2024, aún no ha sido recibido por la Casa Blanca. En contraste, el gobierno estadounidense ha mantenido acercamientos directos con Maduro, como lo demuestra el encuentro con Grenell, en el que se negociaron la liberación de ciudadanos estadounidenses y la continuación de la licencia petrolera de Chevron.
El papel del petróleo en la ecuación
Uno de los factores clave en este nuevo escenario es el interés energético de Washington. Chevron ha aumentado significativamente sus exportaciones de crudo venezolano a EE.UU. , alcanzando los 294.000 barriles diarios, el nivel más alto desde 2023.
A pesar de que Trump ha mantenido su discurso crítico contra Maduro, su administración ha permitido la continuidad de la licencia que permite a Chevron operar en Venezuela. Los analistas sostienen que esta decisión responde más a una necesidad estratégica que a una señal de respaldo al chavismo.
Migración y seguridad: una prioridad para Trump
Más allá del petróleo, la política migratoria es uno de los principales ejes de la nueva administración estadounidense. La reciente deportación de 190 venezolanos en aviones de la estatal Conviasa, sancionada por EE.UU., marca un punto de inflexión en la relación entre ambos gobiernos.
Trump ha priorizado la reducción de la inmigración irregular, lo que ha llevado a su administración a negociar con Maduro el retorno de ciudadanos venezolanos. La preocupación por la presencia del Tren de Aragua en territorio estadounidense ha reforzado este enfoque, haciendo que la cooperación con Caracas sea clave en este asunto.
China, Rusia e Irán: el otro frente de batalla
Washington también observa con preocupación la creciente influencia de potencias como China, Rusia e Irán en América Latina. Venezuela ha sido un punto estratégico para estos países, lo que convierte su relación con EE.UU. en un asunto de relevancia geopolítica.
Los expertos advierten que cualquier negociación con Caracas deberá considerar cómo limitar la presencia de estos actores en la región. En este sentido, la estrategia de Trump podría combinar pragmatismo con presión a largo plazo para debilitar el respaldo internacional de Maduro.
¿Un cambio definitivo o una estrategia temporal?
Si bien el tono de la administración Trump hacia Venezuela ha cambiado, algunos sectores republicanos, como el liderado por Marco Rubio, insisten en una línea dura contra el chavismo. La relación entre Washington y Caracas podría seguir evolucionando en función de intereses estratégicos, dejando abierta la pregunta sobre si esta postura más conciliadora es un ajuste temporal o una transformación definitiva en la política estadounidense hacia Venezuela.