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EL VENEZOLANO COLOMBIA
La masiva migración venezolana ha generado una crisis emocional tanto para quienes abandonan el país como para quienes permanecen en él. Este fenómeno, que ha afectado a más de siete millones de personas, no solo transforma el tejido social, sino que también deja profundas marcas psicológicas. Según el psiquiatra Luis Madrid Peroza, el duelo migratorio es un proceso emocional complejo que atraviesan los individuos al enfrentarse a la pérdida de su entorno, familia y costumbres, agravado por las condiciones económicas y sociales del país.
El duelo migratorio: una experiencia compartida: Saudade y adaptación en el extranjero
La decisión de migrar, aunque impulsada por la búsqueda de mejores oportunidades, está acompañada de sentimientos de tristeza y añoranza por el hogar que se deja atrás. Los migrantes se enfrentan a un choque cultural al adaptarse a nuevas normas sociales y económicas, lo que puede generar estrés, aislamiento y, en algunos casos, depresión.
El especialista señala que muchos experimentan una especie de «culpa migratoria» al no poder cumplir las expectativas de ayudar económicamente a sus familias. Este ciclo de frustración y desesperanza se convierte en un desafío emocional para quienes buscan estabilidad en tierras extranjeras.
El impacto en quienes se quedan: Desintegración familiar y «diáspora emocional»
Para los familiares que permanecen en Venezuela, la partida de sus seres queridos genera una ruptura en la estructura familiar, lo que el experto denomina una «mutación crítica». Las relaciones a distancia, aunque posibles gracias a la tecnología, no siempre logran mantener los vínculos afectivos intactos.
Esta separación emocional se suma a las dificultades económicas y sociales que enfrentan quienes permanecen en el país, lo que agrava el sentimiento de soledad y desamparo.
Salud mental: un recurso vital: Limitaciones en la atención psicológica
Los migrantes a menudo buscan apoyo emocional en psicólogos y psiquiatras, especialmente de origen venezolano, debido a que encuentran los servicios en otros países fríos o impersonales. Sin embargo, los altos costos de las consultas y la brevedad de las sesiones dificultan un tratamiento adecuado.
En Venezuela, la situación no es más alarmante. La crisis económica ha limitado el acceso a servicios de salud mental, dejando a muchas personas sin recursos para enfrentar el duelo migratorio y otros problemas emocionales.
Fases emocionales del migrante: Del entusiasmo inicial a la realidad.
Quienes migran suelen experimentar una fase inicial de euforia al llegar al país de destino, impulsados por las expectativas de una nueva vida. Sin embargo, esta sensación se ve reemplazada por una crisis emocional al enfrentarse a las dificultades reales, como la adaptación cultural y socioeconómica.
La psiquiatra explica que esta transición puede derivar en depresión, aislamiento y una sensación de vacío. En casos más severos, las personas necesitan buscar ayuda profesional para superar estos estados emocionales.
La masiva migración venezolana no solo transforma la dinámica social, sino que deja una profunda huella emocional tanto en quienes parten como en quienes permanecen. Abordar este duelo migratorio desde una perspectiva resiliente, promoviendo el acceso a servicios psicológicos y fomentando el apoyo mutuo, es esencial para superar los desafíos que esta situación plantea. Solo así será posible aliviar el impacto de esta crisis en la salud mental de millones de venezolanos.