EL VENEZOLANO COLOMBIA
En la concurrida Sexta Avenida de Ciudad de Guatemala, se desarrolla un drama silencioso que afecta a familias venezolanas que, lejos de avanzar en su viaje hacia Estados Unidos, se encuentran atrapadas en la incertidumbre y la falta de recursos. Este relato se teje a través de la experiencia de Jessica, una mujer de 36 años acompañada de sus hijos y nietos, cuyo destino se ha pausado en un rincón de esta bulliciosa calle.
La vida en la sexta avenida
Jessica y su familia, junto con otras mujeres venezolanas como Fabiola y Leidy, comparten un destino común: están varadas en Guatemala, sin los recursos suficientes para continuar su viaje hacia Estados Unidos ni para retornar a Venezuela o a otros países latinoamericanos.
Se ven obligadas a exhibir carteles y vender productos en la Sexta Avenida, buscando la solidaridad de los transeúntes.
Dificultades económicas
A pesar de vender chupetes, comida y bebidas, estas familias apenas logran obtener alrededor de 100 quetzales al día, lo cual resulta insuficiente para cubrir gastos básicos como alimentación y alojamiento.
La falta de aproximadamente 1.500 dólares para llegar a Estados Unidos las deja en una situación precaria.
Jessica relata que han gastado 2.700 dólares hasta el momento, durmiendo muchas veces en el Parque Central y enfrentando el temor constante a posibles asaltos.
El camino lleno de obstáculos
Su travesía ha implicado caminar durante tres días y tres noches, enfrentándose a condiciones extremas, incluyendo barro y pendientes resbaladizas. En este difícil camino, han sido testigos de tragedias, encontrando 14 cadáveres a lo largo de la ruta, mayormente niños que perdieron la vida en ríos durante el cruce.
El relato de estas familias venezolanas varadas en Guatemala refleja la cruda realidad de muchos migrantes en su búsqueda del sueño americano.
Ante esta situación, es crucial que los gobiernos y organismos internacionales refuercen los esfuerzos para abordar las causas fundamentales de la migración y proporcionar apoyo humanitario a aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad extrema.
Es imperativo promover una respuesta solidaria y coordinada que respete los derechos humanos y ofrezca soluciones a largo plazo para evitar que más personas se vean atrapadas en este viaje desesperado.
