EL VENEZOLANO COLOMBIA | UNICEF
Millones de niños, niñas, adolescentes y familias de América Latina y el Caribe se encuentran en tránsito debido a que han tenido que abandonar sus hogares y comunidades obligados por las condiciones que afrontan en sus países de origen.
Algunos emprenden el viaje a causa de la pobreza o el colapso de los servicios esenciales; otros, debido a las devastadoras consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos o a la amenaza de la violencia armada.
Cualquiera que sea la razón, estos viajes conllevan frecuentemente riesgos para los niños, las niñas, los adolescentes y las familias en movimiento.
Millones de migrantes no pueden acceder a las vías de migración regulares y seguras porque carecen de documentación oficial, no disponen de medios para pagar el alto costo de la migración regular o no tienen un patrocinador en el país de destino.
Esto puede convertir sus viajes en una experiencia peligrosa a través de terrenos traicioneros plagados de traficantes y otros delincuentes. Las familias migrantes también pueden ser detenidas en tránsito o al llegar a su destino, y corren el peligro de que los devuelvan a sus países de origen o al último país de tránsito.
Los niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes de la región también afrontan considerables obstáculos para acceder a los servicios esenciales en los países de tránsito y destino. Al mismo tiempo, muchas comunidades de acogida tratan de satisfacer las necesidades de servicios y protección tanto de la población migrante como de la población nacional, un esfuerzo que ejerce una presión adicional sobre los recursos y la cohesión social.
En este informe de la serie La Infancia en Peligro se examina la dinámica cambiante de la migración infantil en América Latina y el Caribe a través de la lente de tres flujos migratorios clave: el norte de Centroamérica y México, Haití y Venezuela.
Panorama general del problema
¿Cuántos niños, niñas y adolescentes se encuentran en movimiento?
El número de niños, niñas y adolescentes en movimiento en ALC ha alcanzado máximos históricos y ahora representan una mayor proporción de la población migrante que cualquier otra región. Mundialmente, los niños, niñas y adolescentes representan menos del 15% de la población migrante; sin embargo, constituyen el 25% de las personas en movimiento en América Latina y el Caribe. En 2022, cerca de 250.000 migrantes, de los cuales unos 40.000 eran niños, niñas y adolescentes, cruzaron la peligrosa selva del Darién. En los primeros seis meses de 2023, más de 196.000 inmigrantes han cruzado, entre ellos más de 40.000 niños, niñas y adolescentes.
¿Qué factores contribuyen a esta crisis?
Las raíces de la migración en la región son muy diversas: desde factores socioeconómicos −como la pobreza generalizada, las escasas oportunidades de subsistencia, la desigualdad estructural, la inseguridad alimentaria y los obstáculos para acceder a los servicios esenciales− hasta el deseo de las familias de que sus hijos tengan un mejor futuro. La gente también deja sus países para escapar de la violencia doméstica, política, de género y relacionada con las bandas. Los desastres provocados por fenómenos como los huracanes y los terremotos también han generado un importante desplazamiento interno en la región, y tanto el cambio climático como las repercusiones de la pandemia de COVID-19 han agravado estos factores.
Los viajes son largos y peligrosos…
Los riesgos físicos que corren especialmente los niños, niñas y adolescentes migrantes a lo largo de estas rutas irregulares son innumerables. En 2022, al menos 92 niños, niñas y adolescentes migrantes perdieron la vida o desaparecieron mientras se desplazaban por la región, una cifra superior a la de cualquier otro año desde 2014. La falta casi total de acceso a servicios esenciales de salud, nutrición, agua potable, saneamiento o protección acrecientan estos riesgos. Mientras están en tránsito, los niños, niñas y adolescentes migrantes pueden verse obligados a trabajar, una situación que les expone a ser víctimas de la explotación y el abuso.
La travesía de 100 kilómetros por la selva del Darién, también conocida como Tapón del Darién, es particularmente peligrosa y está plagada de amenazas naturales a las que los niños y niñas pequeños son especialmente vulnerables. Los niños, niñas y adolescentes también corren el riesgo de contraer diarrea, enfermedades respiratorias, deshidratación por la falta de agua potable, enfermedades transmitidas por insectos y ataques de animales salvajes.
…y se caracterizan por una creciente diversidad
Cada vez hay más niños y niñas en movimiento, a edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen, incluso de lugares tan lejanos como África y Asia. El aumento de la migración infantil, y de la migración en general, se concentra en gran medida en el movimiento dentro y a través del norte de América Central y México, el movimiento de haitianos desde Haití y entre otros países de la región, y el movimiento de migrantes de Venezuela. Pero también hay movimientos de personas más reducidos, aunque significativos, dentro de la región, como las que se desplazan desde Cuba y Nicaragua, las que se desplazan dentro y fuera de los países andinos de Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, y los flujos extracontinentales de migrantes que llegan a la región procedentes de África y Asia.
En la actualidad, el grupo más numeroso de niños, niñas y adolescentes migrantes está conformado por menores de 11 años, que representan hasta el 91% de los niños y niñas desplazados en algunos puntos de tránsito clave. Esta nueva realidad plantea retos a las políticas nacionales de migración y a las respuestas humanitarias en la región.
Algunos grupos son particularmente vulnerables
Aunque probablemente todos los niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes no disponen de un acceso adecuado a los servicios mientras se encuentran en tránsito o cuando llegan a su destino, algunos grupos son particularmente vulnerables. Entre ellos se encuentran los niños, niñas y adolescentes con discapacidades, los que se identifican como LGBTQI+ y los que pertenecen a grupos indígenas. Múltiples estudios han revelado que los niños, niñas y adolescentes indígenas carecen de un acceso adecuado a los servicios de protección tanto en los países de tránsito como en los de acogida, y que los niños, niñas y adolescentes indígenas migrantes y refugiados corren un mayor riesgo de ser víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual.
Independientemente de su situación migratoria o legal y de los motivos para abandonar sus países de origen, los niños, niñas y adolescentes en movimiento y sus familias tienen derechos, como por ejemplo a la protección y al acceso seguro a los servicios básicos. UNICEF trabaja sobre el terreno en toda la región de América Latina y el Caribe, junto con los gobiernos y sus aliados, para prestar apoyo y asistencia vital a los niños, niñas y adolescentes migrantes y desplazados.
En 2023, UNICEF seguirá proporcionando a los niños, niñas, adolescentes y familias acceso a los servicios básicos a lo largo de su trayecto migratorio, y mediante intervenciones integradas seguirá facilitando su acceso a los servicios de educación, salud y protección en las comunidades de acogida. Esto implica:
- Colaborar con aliados para apoyar a los gobiernos y a los proveedores de servicios que buscan ampliar el acceso de los niños, niñas y adolescentes a servicios básicos como educación y atención de la salud, en especial para los más vulnerables.
- Proporcionar apoyo específico para ayudar a los sistemas nacionales y locales de protección de la infancia a prevenir, detectar y salvaguardar a los niños, niñas y adolescentes de la violencia. Esto implica trabajar con gobiernos municipales, organizaciones religiosas, comunidades y escuelas para reducir la violencia mediante la creación de espacios seguros y oportunidades recreativas, educativas y vocacionales alternativas.
- Colaborar con aliados para apoyar políticas y prestar asistencia a niños, niñas, adolescentes y familias de la región que encaran dificultades, situaciones de explotación y, en algunos casos, peligro de muerte durante su trayecto migratorio irregular, lo que supone trabajar con los albergues para proporcionar herramientas y formación en ”primeros auxilios” psicosociales para los niños, niñas y adolescentes migrantes.
¿Qué pide UNICEF?
La mayoría de los países de América Latina y el Caribe son simultáneamente puntos de origen, tránsito, destino y retorno. Esto requiere asumir un enfoque integrado que abarque a toda la región para proteger a todos los niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes, y para aliviar las causas profundas de la migración irregular y forzada.
UNICEF sigue instando a los Estados Miembros de las Naciones Unidas de la región para que adopten las siguientes medidas para garantizar los derechos, la seguridad y el bienestar de los niños, niñas, y adolescentes migrantes y refugiados:
- Continuar movilizando un enfoque regional para la protección internacional y abordar las causas fundamentales de la migración específicas de los niños, niñas, y adolescentes, para aprovechar la naturaleza interconectada de los movimientos migratorios y las respuestas políticas en la región.
- Seguir invirtiendo en los países de origen para mejorar el acceso a los servicios, prevenir y responder a la violencia, y crear oportunidades de educación y medios de subsistencia para los niños, las niñas, los adolescentes, los jóvenes y las familias vulnerables, y apoyar a los niños, niñas, y adolescentes que siguen residiendo en el país de origen mientras sus padres han emigrado.
- Seguir ampliando las vías seguras y regulares de migración para los niños, niñas, adolescentes y las familias, incluidos los mecanismos de reunificación familiar, al tiempo que se defiende el derecho al asilo territorial.
- Garantizar que los procesos de control en los centros de procesamiento regionales o fronterizos se llevan a cabo en coordinación con los proveedores de servicios, de modo que se identifiquen las necesidades de los niños, niñas, adolescentes y las familias y no se pase por alto el acceso a servicios críticos, como los servicios de protección infantil.
- Reforzar los procesos fronterizos y de recepción que tengan en cuenta a los niños, niñas, y adolescentes, y que estén dirigidos por las autoridades de protección infantil en la fase más temprana posible, aplicar salvaguardias específicas para los niños, niñas, y adolescentes, preservar la unidad familiar, incluidos los niños, niñas, y adolescentes que viajan con sus cuidadores no parentales, y garantizar el acceso a los servicios jurídicos.
- Dar prioridad a la atención basada en la familia y la comunidad y a la gestión de casos y medidas no privativas de libertad. Los niños, niñas y adolescentes no deben ser detenidos en instalaciones para adultos y no pueden ser separados de sus familias.
- Invertir en sólidos sistemas nacionales de protección de la infancia para salvaguardar a todos los niños, niñas, y adolescentes, incluidos los migrantes y refugiados, de la explotación y la violencia, garantizando el cumplimiento de los procedimientos adecuados para determinar su interés superior, y promover el cruce seguro de fronteras.
- Garantizar que todos los niños, niñas, y adolescentes que se desplazan tengan acceso a la documentación necesaria sobre identidad, ciudadanía y situación legal durante todo el viaje migratorio.
- Garantizar que los niños, niñas, adolescentes y las familias tengan acceso integral a servicios básicos como educación, protección social, agua, saneamiento e higiene, salud y nutrición, durante el tránsito, una vez asentados en las comunidades de acogida y en caso de ser retornados.