EL VENEZOLANO COLOMBIA
En el primer semestre de este año, la frontera natural entre Panamá y Colombia, conocida como la jungla del Darién, ha sido testigo de un aumento sin precedentes en el flujo migratorio irregular. Según datos oficiales panameños, un total de 196.370 migrantes han cruzado esta inhóspita región, casi cuadruplicando las cifras del mismo período del año anterior.
Entre ellos, se destaca la presencia de 100.514 migrantes venezolanos, quienes buscan escapar de la crisis económica y política en su país de origen.
Cifras récord mes a mes
Durante el primer semestre del año, se registraron distintos picos en el número de migrantes que ingresaron a Panamá a través de la selva del Darién. Abril fue el mes con mayor afluencia, alcanzando la cifra de 40.297 migrantes, seguido de cerca por mayo con 38.962.
Estos datos contrastan significativamente con los del año anterior, donde solo 6.134 migrantes ingresaron en abril y mayo respectivamente. Otros meses también presentaron números considerables, como marzo con 38.009 migrantes, junio con 29.721, enero con 24.634 y febrero con 24.657.
Restricciones migratorias en Estados Unidos
A partir del 11 de mayo, Estados Unidos implementó nuevas restricciones migratorias al finalizar el Título 42 y aplicar en su lugar el Título 8, normas que regulan la migración en el país. Estas medidas, sumadas a otras restricciones que limitan el acceso al asilo en la frontera sur con México, han generado complicaciones adicionales para los migrantes que buscan llegar a Norteamérica.
Panamá se ha convertido en un punto de tránsito para estos viajeros irregulares, quienes reciben asistencia sanitaria y alimentación en estaciones migratorias ubicadas cerca de las fronteras con Colombia y Costa Rica.
Peligros y desafíos en la travesía
La selva del Darién representa un entorno inhóspito y peligroso para los migrantes que la atraviesan. Además de enfrentar las condiciones naturales adversas, como la densa vegetación y los terrenos difíciles, también se exponen a amenazas derivadas de grupos criminales que operan en la zona. Los relatos de las vivencias en esta jungla incluyen muertes, violaciones, asaltos y suicidios.
Incluso familias enteras, incluyendo un número alarmante de menores, se aventuran a cruzar la selva en busca de una vida mejor.
Según Unicef, entre enero y abril se registraron más de 25.000 menores migrantes, ocho veces más que en el mismo período del año anterior.
El incremento sin precedentes en el flujo migratorio por la selva del Darién refleja la desesperación de miles de personas que huyen de crisis económicas, políticas y sociales, así como de los efectos del cambio climático en sus comunidades.
Estas migraciones irregulares están estrechamente vinculadas al tráfico de personas, considerado el negocio ilegal más lucrativo en la actualidad según expertos internacionales. Ante este panorama, Panamá se encuentra en el centro de esta problemática, brindando asistencia a los migrantes en estaciones migratorias cercanas a sus fronteras, en una operación que involucra a numerosos organismos internacionales. La situación demanda la atención y cooperación de la comunidad internacional para abordar las causas subyacentes y buscar soluciones humanitarias y sostenibles.
