EL VENEZOLANO COLOMBIA | EL PITAZO
Juan Pablo Pereira llegó a San Cristóbal la tarde del 7 de enero junto con su esposa e hijo de nueve años. Luego de siete años sin visitar el que alguna vez fue su destino favorito, volvió a reencontrarse con las calles, avenidas y comidas que todo este tiempo de cierre de frontera entre Venezuela y Colombia extrañó.
Su primera parada fue en el centro comercial Sambil, que alguna vez también fue su parada obligatoria para comprar zapatos, principalmente. El panorama ahora es distinto. En 2015 los ciudadanos colombianos llegaban a Táchira y el diferencial cambiario los beneficiaba para comprar artículos a mejor precio que en Cúcuta, donde reside la familia Pereira. Los precios no son parecidos a los que recordaba el visitante: son superiores.
Juan Pablo Pereira había escuchado que en Táchira podía pagar con pesos colombianos y que “Venezuela se mejoró un poco”, pero al llegar descubrió el significado de ambas expresiones. Su asombro era imposible de esconder al ver los precios de todo y compararlos con los de su país.
“Veo que Venezuela se arregló en materia de abastecimiento, pero no completamente. La vía desde la frontera está muy deteriorada y llegar aquí es difícil para uno, que no conoce los huecos. Me sorprendió ver el Sambil tan bonito, pero los precios están por las nubes. Venimos de paseo porque todo es más caro. La ropa, los zapatos y la comida, todo, todo es más caro”, relató el hombre.
En la feria de comida del centro comercial, él y su familia comieron helados. Tres barquillas de dos sabores cada una, una botella de agua y un chocolate, que costaron 12,50 dólares, que equivalen a 58.000 pesos colombianos. Asegura que por ese mismo consumo hubiese pagado en Cúcuta 35.000 pesos. También resaltó la dolarización de todos los precios, aunque siempre tuvo las opciones de pagar en pesos o bolívares. Esta última moneda no la tenía.
