Cuatro grandes fortunas de venezolanos en Colombia

◉ Los dueños de Productos P.A.N., Hersheys, aromáticas Jaibel, Farmatodo y Coltefinanciera tienen sello venezolano. Algunos se establecieron antes del chavismo

EL VENEZOLANO COLOMBIA | LAS 2 ORILLAS

Sus empresas son conocidas más allá de Venezuela, están entre los más ricos, algunos tienen en sus manos negocios con una larga tradición familiar, no todos los que han aterrizado en Colombia lo hicieron con la crisis de Chávez y Maduro. Alimentos Polar llegó al país en 1995, antes que el chavismo, con su mítica harina P.A.N que había nacido en Venezuela en 1960 con el eslogan “se acabó la piladera” por la manera como hasta entonces se hacían las arepas. Aquí la llaman “la venezolana” pero no todos saben que desde hace 27 años se fabrica en las goteras de Bogotá, en Facatativá.

La colombiana es subsidiaria de Empresa Polar, la más grande en Venezuela después de Pdvsa, produce los dos símbolos de su cultura popular: la cerveza y la harina de las arepas. Su presidente, Lorenzo Mendoza Giménez, 56 años, miembro de la tercera generación de una familia tan conocida como sus productos, en la que su abuelo llegó a ser la segunda persona más rica del país, asumió antes de los 30 años la dirección y empezó a poner el acelerador del crecimiento.

El frenazo llegó con la crisis económica y las relaciones con el chavismo, que años antes había expropiado cinco lotes de sus fábricas. “Pelucón” y “traidor” lo llamó Nicolás Maduro en 2017, cuando era visto como “presidenciable” por su don de gentes y un sentido social empresarial reconocido como excepcional. La “guerra económica”, dejó a la empresa de 34.000 empleados y el 3,3 % del PIB, al borde de la quiebra. Habían despedido 15.000 empleados. Según el New York Times, la intermediación del entonces vicepresidente Tareck El Aissami y la poderosa primera dama Cilia Flores logró un acuerdo para que se acabara la persecución. Él se aislaba de la política.

Lorenzo Mendoza trajo Polar a Colombia con la sola idea de hacerla crecer

En 1995, Chávez apenas trataba de poner en marcha su Movimiento Quinta República y el joven Mendoza estaba decidido a hacer crecer a Polar. Lo primero que hizo fue adquirir a Promasa, reconocida productora de harinas precocidas de maíz y avena. Desde el comienzo, la apuesta probó ser ganadora. Alimentos Polar Colombia es hoy una de las 1.000 empresas más grandes del país, ocupa el puesto 240 del ranking por el monto de sus ingresos según el informe de la Supersociedades de 2020. En tres años ha crecido por tres y con una inversión de USD 25 millones trabaja en el aumento de la capacidad de su planta de Faca, que produce 140.000 toneladas de harina anuales, y dedica el 10 % para la exportación.

Polar tiene un portafolio de  quince marcas entre las cuales Avena Quaker y Don Pacho, la mezcla para pancakes Aunt Jemina, alimentos para mascotas Dogourmet, Donkan, Oh Mai Gat y Donkat, y una línea de detergentes que empezó recientemente con el muy popular Las Llaves. Su presidente, el venezolano José Antonio Pulido sigue apostando, con la reinversión del 100 % de las utilidades que se ha venido haciendo, duplicar ventas en los próximos 5 años.

Teodoro Zubillaga ha hecho de Farmatodo una farmacia emblemática en Colombia y ahora le apuesta al e-commerce

Farmatodo llegó a Colombia cuando Hugo Chávez empezó a expropiar a dedo. El grupo Zubillaga Herrera sintió pasos de animal grande cuando el socialismo del siglo XXI encontró que echar mano a las empresas rentables era la solución para responder a las promesas populistas. De inmediato el grupo le dio un giro al negocio y buscó crecer por fuera del país y, sobre todo, fuera de las redes del chavismo. En el 2007 ya tenían presencia en Colombia, ya había adquirido la cadena de farmacias Farmacity, en el 2008 ya estaban en Bogotá.

No se equivocaron. En febrero del 2015, el gobierno Bolivariano dio la orden de intervenir la cadena y detener al presidente ejecutivo, Pedro Luis Angarita y al gerente Agustín Antonio Álvarez, quienes estuvieron detenidos durante 44 días en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en Caracas. Habían sido acusados de ser uno de los culpables del desabastecimiento.

No era la primera vez que el negocio familiar iniciado en 1918, por el vasco Rafael Zubillaga con la Farmacia Lara en Barquisimeto, resistía los embates de una dictadura. Ya habían pasado por las de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, en momentos en que el negocio se extendió por todo el país y el nieto del fundador, Rafael Teodoro Zubillaga, tomó las riendas, acompañado por su hermano Bernardo, dos años después.

Los cambios fueron impresionantes. La farmacia Lara de Barquisimeto se llamó Farmatodo, mutó al autoservicio con productos de belleza, de aseo personal, con ventas 24 horas, estacionamiento gratis. El éxito fue arrollador. Con la llegada de Chávez al poder, Rafael Teodoro Zubillaga se trasladó a vivir a Madrid desde donde manejaba la holding de la compañía, “Premier Pharma Holding” y veía el acoso socialista que marcó la salida hacia Colombia y entregar la gerencia del negocio a Teodoro, el hijo menor.

Si en Venezuela maduro no da dado respiro, en Colombia Farmatodo, de la mano del Teodoro de la cuarta generación Zubillaga, economista de la Universidad Católica Andrés Bello, es hoy una farmacia emblemática. Es 318 en la lista de las 1.000 empresas por ingresos operacionales de la Supersociedades, con $493.839 millones en 2020 y una utilidad neta de $13.527 millones, saliendo de pandemia. Tiene 59 tiendas en seis ciudades y una que está en plena construcción en Cartagena. En Bogotá son 42 y las demás están en Villavicencio y la Costa Atlántica, la mayoría en Barranquilla, Cartagena, Santa Marta y Valledupar.

Ahora la apuesta es el e-commerce. Farmatodo inició una alianza con Mercado Libre para que los consumidores puedan adquirir sus productos desde la página y sean despachados por la red logística de la plataforma. Pero fiel al espíritu fundacional del negocio, seguirán aumentando las tiendas físicas.

Juan Carlos Villafuerte, al frente de la empresa qie importa y fabrica productos muy conocidos en el mundo

Congrupo es otro de los grandes ejemplos de capitales venezolanos que decidieron entrar con fuerza en Colombia. Desde hace 106 años tiene operaciones en Venezuela donde se llama Alfonzo Rivas & Cía y desarrolla un interesante modelo híbrido de manufactura y comercialización.

Todo empezó cuando Alfonzo Rivas se fue a trabajar a los 14 años en la fábrica de su tío de cigarrillos y alpargatas, que transformaría a los 24 con su hermano Miguel en la que hoy lleva ese nombre. Se trataba de obtener almidón para producir la Maizina Américana marca El Álguila. Y aunque poco a poco fue ganándose un lugar en las cocinas venezolanas, tuvo que embarcarse en negocios como la importación de machetes y bicicletas para sustentar la operación. En 1948 hizo la primera publicidad por radio, la Maizina había sido galardonada en Milán por su calidad y ya era de consumo masivo en los hogares venezolanos.

Muchos años después, en 1992, trajo a Colombia la distribución de un producto único, las palomitas de maíz para microondas Act II, enfocado a segmentos premium y grandes superficies, hasta que en 2006 compró Congrupo para transformarla en comercializadora y productora de productos de consumo masivo.

Hoy la empresa importa una enorme gama de productos conocidos en todo el mundo como Splenda, Hershey’s, Heinz, Campbells y McCormick y produce de alimentos en sus enormes plantas en Siberia, en la vía de Bogotá a Medellín, en Cota, Cundinamarca. Entre ellos las aromáticas Jaibel, los Flips, que son una y crujiente almohadita horneada rellena de los más deliciosos sabores, Toost-avena, y cereales Karimba con un empaque en bolsa para llegar a los segmentos de consumo más populares. El venezolano Juan Carlos Villafuerte es el gerente de Congrupo, y está dispuesto mantener el crecimiento de la empresa que ocupa el puesto 1.407 en la lista de Supersociedades por ingresos operacionales en el año 2020 en el que tuvo una utilidad de 6.643 millones.

Nelson Mezerhane le compró Coltefinaniera en el 2008 a la Organización Ardila Lülle

Coltefinanciera está en manos venezolanas desde 2008, cuando la Organización Ardila Lülle vendió la totalidad de su participación accionaria al Grupo Mezerhane. En 1980 la había creado como compañía de autofinanciamiento industrial para financiar al sector textil y confecciones, y en marzo de 1983 se había vuelto sociedad anónima y compañía de financiamiento comercial.

El grupo Merzehane pertenece al empresario venezolano Nelson Mezerhane, cofundador de Globovisión y dueño del estadounidense Diario Las Américas que compró en 2012. Vive en Estados Unidos exiliado, después de que el gobierno venezolano expropiara todos sus bienes y sus empresas en el país, entre ellos la televisión Globovisión -canal del que fue confundador y accionista de referencia-, y el Banco Federal, intervenido por supuestos problemas de liquidez.

Desde Miami, dirige el grupo empresarial que lleva su nombre, con inversiones en distintos sectores y 33 demandas colocadas en tribunales venezolanos por la expropiación de sus bienes.

Coltefinanciera está especializada en productos de factoring y créditos empresariales, así como en libranzas y créditos de libre inversión. Tiene un capital autorizado de $62.000 millones, un patrimonio de 48.520 millones (agosto 2021). Ocupa el quinto puesto del sector por nivel de activos, cartera y pasivos y el noveno por patrimonio. La presidenta es Gilda Pabón Gudiño, designada por la junta directiva que tiene en los dos renglones principales a Nelson José Mezerhane Gosen y Masud Alberto Mezerhane Blasini.

A estas cuatro empresas se suman varias más, tan reconocidas como Locatel, Drocosca que produce los cosméticos Valmy, Prosein, entre otras

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