El pelotero que se rebusca la vida en Medellín

◉ El migrante que jugaba en la Liga de Reserva del béisbol venezolano no abandona su sueño

EL VENEZOLANO COLOMBIA

José Gregorio es trigueño, mide 1,86 metros, tiene manos grandes y desde junio del 2021 recorre las calles de Medellín pidiendo ropa, comida o alguna ayuda que le permita pagar el arriendo del apartamento en el que vive con sus dos hermanas; y llevar algo para comer. Lo hace puerta a puerta. Algunas veces le abren. Otras no. Es oriundo de San Juan de los Morros, capital del estado de Guárico en Venezuela, donde era beisbolista. Jugaba en la reservas de Navegantes del Magallanes.

Comenzó a practicar béisbol desde los tres años con sus amigos y familiares. Algo natural, si se tiene en cuenta que este es considerado el deporte nacional de ese país desde 1941, cuando la Selección ganó la Serie Mundial amateur en La Habana, Cuba. Cuando ya estaba un poco más grande, José ingresó al equipo Tecnológico de los Llanos, donde comenzó a formarse deportivamente como pítcher: “Ahí empecé a entrenar en la academia, a hacer ejercicio de manera frecuente por fuera de los entrenamientos”.

Un par de años después, empezando la adolescencia, ingresó a Iron Bills Academy Professional, academia estadounidense que llegó a Venezuela para formar beisbolistas y de la que no sabe si aún continúa en su país.

Sueño incompleto

Los años en los que José estuvo en Iron Bills le ayudaron para perfeccionar su técnica. Cuando tenía 16 lo contactaron del Navegantes del Magallanes, el equipo de béisbol más antiguo del país, fundado en 1917 por unos estudiantes que regresaron de EE. UU. y que ahora tiene su sede en Valencia, capital del Estado Carabobo.

José Gregorio compitió con ese elenco durante un par de años en la Liga Paralela de Béisbol de Venezuela, un campeonato en el que participan 18 equipos, que se juega entre octubre y enero, a la par de la Liga Profesional, y cumple la función de plataforma para los jóvenes.

Todo iba marchando bien en el camino de llegar al primer equipo de Navegantes del Magallanes, hasta que en 2018 tuvo una rotura de un tendón en el codo derecho, su perfil hábil.

“Me lesioné por el movimiento repetitivo de lanzar la pelota, porque toca forzar el brazo. Entonces el hombro y el codo son las partes que uno más gasta, porque son prácticamente dos o tres horas lanzando pelotas”.

La solución para esa lesión es una cirugía conocida como Tommy Jhon, la cual consiste en reemplazar el tendón roto. Según Séptima Entrada, un portal especializado en béisbol, esta cirugía ha sido la salvación de la carrera de muchos beisbolistas. Sin embargo, en el caso de José no fue posible realizarla, “no hubo forma de hacer el tratamiento, porque es una operación muy costosa. Me dijeron que estaba valorada entre 10.000 a 20.000 dólares y que era posible de que luego quedara con el 90% del daño permanente”.

A esta imposibilidad se sumó que la situación política y social en Venezuela se agravó, por lo que “las posibilidades de muchos peloteros se fueron acabando. Nos empezaron a botar y en esos me incluyeron a mí. Todo pasó a la historia, ya solamente quedan los recuerdos”. Y dice que muchos amigos suyos que jugaban béisbol, al igual que él, tuvieron que migrar a Colombia, Ecuador, Chile y Argentina para ganarse la vida. El sueño de ser pelotero, quedó incompleto.

Migrar a Colombia

Entre 2018 y 2020, luego de que no pudo continuar con su carrera como beisbolista, se dedicó a estudiar en una universidad pública en su natal Guárico. Sin embargo, la situación económica por la que estaba pasando su país y que poco a poco se fue agudizando, obligó a sus hermanas a emigrar a Colombia.

“En ese momento yo no tomé la decisión de ir a un país extranjero, porque todavía tenía recursos para sobrevivir, pero llegó un día en que estos se agotaron y me tocó venirme a Colombia”. En junio de 2021 dejó a su mamá, abuela y primos en Venezuela y emprendió su camino a Cúcuta en bus desde San Juan de Los Morros.

Llegar al Puente Internacional Simón Bolívar no fue fácil. “En cada retén los guardias nos paraban y nos quitaban algo. Ya en la frontera, la Guardia Nacional empieza a registrar todo. Si llevas dólares te los quitan, si no llevas nada y tienes un celular o una cadena te la quitan”.

Como no pudo pasar a Cúcuta por el puente internacional, porque la frontera estaba cerrada, José pagó 20.000 pesos colombianos para que lo ayudaran a pasar por una trocha, luego de atravesar el Río Táchira. Una vez estaba en Cúcuta, se juntó con otros seis migrantes venezolanos y emprendió un camino de 5 días por las carreteras hasta llegar a Medellín para encontrarse con sus hermanas.

“Aunque no nos conocíamos, andamos juntos. Alguna gente nos ayudó con comida. Una persona pasó en un carro y nos dio siete paquetes de pan de hamburguesa con jamón, queso y salsa de tomate. Subimos aguantando frío, lluvia, calor. A uno en esa situación solo le importa llegar y salir adelante”.

Luego de superar los vejámenes del camino, José Gregorio llegó a Medellín. Desde junio del 2021 vive con sus hermanas en un apartamento en Villa Hermosa. Además, cuando logra ahorrar dinero lo envía a sus familiares en Venezuela para que puedan comprar alimentos y conectarse a internet, para poder verse.

José espera quedarse en Colombia, conseguir el permiso de migración y trabajar en lo que sabe: “me gustaría trabajar en béisbol, porque es un sueño al que le dediqué mucho tiempo, para tirarlo de la noche a la mañana. Me vería como entrenador, instruyendo peloteros a partir de todo el proceso que yo pasé, para que algún día puedan ser las estrellas”.

Ese sueño tendrá que esperar mientras legaliza sus documentos. Por ahora camina por las calles de Medellín pidiendo ropa, alimentos o alguna ayuda que le permita sobrevivir junto a sus hermanas. El porte de beisbolista alto, de contextura delgada y manos grandes, aún lo mantiene.

◉ Con información de El Colombiano

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad