EL VENEZOLANO COLOMBIA con información de El Deber
Cada semana, miles de personas ingresan a Perú después de haber emprendido un viaje de casi 3.000 kilómetros desde sus hogares en Venezuela. Muchas son familias jóvenes que caminan y viajan en autobús o camión, llevando sus pertenencias en sus mochilas.
Esta situación es una prolongación de una de las mayores crisis migratorias del mundo. En los últimos años, las tensiones políticas y las dificultades económicas han provocado que más de 6 millones de personas abandonaran sus hogares en Venezuela. Como consecuencia, la mayoría viaja a otros países de América del Sur, como Perú, Colombia o Chile.
A finales de 2021, Médicos Sin Fronteras (MSF) comenzó a gestionar puestos de salud para migrantes que viajan a través de la región fronteriza norte de Tumbes y en áreas de Lima, la capital de Perú, que es el principal destino para los migrantes venezolanos en el país.
“Vemos a familias que llegan con niñas y niños pequeños, menores de cinco años, que están desnutridos y anémicos”, explica Omaira Salas, médica del puesto de salud de MSF en Lima. «También vemos a mujeres embarazadas que necesitan control de natalidad pero no lo han tenido, o que no se han hecho una ecografía o ningún cuidado prenatal».
Cuatro días a la semana, el personal de MSF atiende a pacientes cerca de una terminal de ómnibus en el barrio Fiori de Lima, donde muchos arriban a la ciudad. Los migrantes tienen una amplia gama de necesidades en materia de salud, incluyendo atención primaria de salud, salud sexual y reproductiva, salud mental, referencias de emergencia a hospitales y tratamiento de enfermedades crónicas.
“Como médica, lo que me preocupa es la cantidad de pacientes que llegan con enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes”, dice Salas. «Se han quedado sin sus medicamentos y no tienen los medios para comprar más».
En Tumbes y en Lima, el equipo de MSF brinda consultas médicas iniciales y tratamientos básicos a los cuales los migrantes no han podido acceder antes o durante su viaje, como suplementos de hierro para niñas y niños anémicos o ácido fólico para mujeres embarazadas. Luego, el personal de MSF ayuda a los pacientes a registrarse en los servicios del sistema de salud de Perú, que pueden resultar de muy difícil acceso para las personas migrantes.
Todas las mujeres embarazadas y los menores de cinco años tienen derecho a la atención médica pública gratuita en Perú; sin embargo, los trabajadores de la salud aún solicitan documentos como una prueba de residencia que los migrantes no tienen.
«Si una mujer está en trabajo de parto y tiene documentos, un centro de salud puede aceptarla. Pero si no tiene documentos, no la aceptarán a menos que sea una emergencia», explica Yohana Arevalo-Polack, coordinadora de las actividades de promoción de la salud de MSF en Tumbes.
La pandemia de Covid-19 ha incrementado las dificultades que enfrentan los migrantes. Perú cerró oficialmente sus fronteras en marzo de 2020 y las reabrió recientemente. Si bien antes los migrantes venezolanos podían registrarse a su llegada y solicitar una visa humanitaria, ya no pueden hacerlo, lo que dificulta la obtención de empleo o el registro para servicios esenciales.
Cruzar la frontera desde Ecuador suele llevar más de cuatro horas a pie en condiciones de mucho calor. Muchas personas llegan a Perú exhaustas y deshidratadas.
Además de brindar atención médica básica, el personal de MSF en Tumbes proporciona alimentos y agua, vacunas Covid-19, primeros auxilios sicológicos y un número de teléfono para la clínica de MSF en Lima. A su vez, un trabajador social ayuda a identificar otros servicios sociales que pueden estar disponibles, tanto en Tumbes como en Lima.