EL VENEZOLANO COLOMBIA con información de El Colombiano
“Colombia no tiene la capacidad de seguir asimilando nuevos migrantes y refugiados provenientes de Venezuela”. Esa frase de la vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, abrió el interrogante sobre si el Estado se está quedando sin financiación para responder al fenómeno de movilidad humana que ha llevado a que 1,8 millones de hermanos de ese país residan en el territorio nacional.
Ramírez no especifica las cifras en pesos o dólares, pero sí da un dato: solo el 20% de los recursos que han prometido los donantes internacionales han sido desembolsados. Ese dinero, en su gran mayoría, no llega al Estado sino a 78 socios de organizaciones no gubernamentales que se encargan de administrar los recursos y traducirlos en programas para venezolanos y comunidades de acogida.
En 2021 Colombia requería 641 millones de dólares por concepto de cooperación internacional, pero solo hubo financiación por 374 millones de dólares, un 58% de las necesidades que necesitaba cubrir el Estado netamente para el plan de respuesta para refugiados y migrantes provenientes de Venezuela.
En 2020 la brecha fue mucho más amplia. Se solicitaron 1.407 millones de dólares y llegaron 351 millones de dólares, apenas el 25% de la meta. La proyección para este 2022 aún no se ha reportado.
Colombia ha hecho tres mesas internacionales con cooperantes. En las dos primeras se consiguió menos de la mitad de los recursos que el Estado necesitaba, con el agravante de que esos recursos se tramitan mediante una gestión burocrática que toma tiempo. Y también dinero.
Los países o instituciones anuncian un monto, luego lo envían a organizaciones, estas lo redireccionan a fundaciones y ONG que están en el territorio y, finalmente, comienzan a ser ejecutados.
SOLO HA LLEGADO 6 MILLONES DE DÓLARES EN AYUDA
Las promesas monetarias de las potencias parecen robustas, pero se distorsionan con los montos que realmente llegan a los países. Se estableció que de los casi 179 millones de dólares que prometió la Unión Europea en 2021 para la atención regional a la migración– es decir, para Latinoamérica– a Colombia solo se le desembolsaron 6 millones de dólares.
¿El país está desfinanciado para dar respuesta humanitaria a la migración? El gerente de fronteras, Lucas Gómez, responde que “algunos actores hacen anuncios de donaciones, pero los desembolsos tardan en llegar o vienen de manera muy diluida porque son contribuciones que se hacen a nivel global a organizaciones internacionales. Poder aterrizarlos y cuantificarlos directamente es difícil”.
Las capacidades, dice Lucas Gómez, no están desbordadas, pero sí hay una presión alta en salud y educación, sobre todo en Arauca, La Guajira y Norte Santander, los departamentos fronterizos con Venezuela.
La afirmación de la canciller Ramírez, detallando que Colombia se habría quedado sin capacidades de respuesta para atender a más personas, se dio en el escenario de un foro internacional de la OEA en el que, precisamente, estaban sentados algunos de los donantes más que más aportan, como Canadá y Estados Unidos.
Y sucede en un contexto en el que la Casa Blanca busca enviar a Colombia a los venezolanos que no son admitidos allá. Las versiones de Washington y Bogotá chocan entre sí: la portavoz Jen Psaki ha reseñado la intención de trasladar a 6.000 personas, pero en Presidencia apuntan que no existe ningún acuerdo bilateral para dicho fin.
Hay que sumar que Chile, Costa Rica, Ecuador y Perú, entre otros, están pidiendo visas a los venezolanos, frenando la migración, zmientras Colombia es el único con un programa para regularizar a los desplazados internacionales.
En una región en desarrollo y con graves inequidades sociales, son muchas las causas y zonas que necesitan respaldo económico, y limitados los recursos de los cooperantes para los asuntos locales