Imaginarios sociales influyen en violencia contra migrantes

• Los resultados del estudio indican que la discriminación y racismo se dan por la existencia de imaginarios sociales negativos en torno a la migración

EL VENEZOLANO COLOMBIA | PERU DESPIERTA

La Ordenamiento de las Naciones Unidas para la Igualdad de Naturaleza y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres) y la Ordenamiento Internacional para las Migraciones (OIM Ecuador) presentaron un estudio que aborda el discurso social sobre las mujeres en movilidad humana. En él se muestran los problemas de la discriminación, sexismo, violencia basada en productos y estereotipos en Ecuador.

ONU Mujeres señala que las mujeres y niñas representan, conjuntamente, un 72% del total de víctimas de tráfico de seres humanos a nivel mundial y que este delito se realiza en la mayoría de casos con fines de explotación sexual. Adicionalmente, las mujeres en situación de movilidad humana se enfrentan a mayores riesgos en el contexto de la pandemia por covid-19, que ha resquebrajado los tejidos sociales y la capacidad de respuesta institucional, sostiene la estructura.

Esto dificulta el llegada a los sistemas locales de protección social, especialmente el llegada al sistema legislativo y al sistema de vitalidad pública, dice ONU Mujeres. “Según la estructura mundial Oxfam, la pandemia por covid-19 ha exacerbado las desigualdades y las inequidades, que afectan principalmente a las mujeres al estar a cargo del trabajo de los cuidados. Este ha sido subvalorado y no agradecido. Adicionalmente está la pandemia oculta de la violencia basada en productos, que se recrudece frente a crisis sociales y emergencias”.

Imaginarios sociales

Los resultados del estudio indican que la discriminación y racismo se dan por la existencia de imaginarios sociales negativos en torno a la migración. En las ciudades de frontera, los prejuicios u opiniones preconcebidas más asentadas en el imaginario social de los ecuatorianos son: “clan que vive en las calles”, “vagos”, “delincuentes”, “traen o tienen enfermedades”, “venden o alquilan a sus hijos”, “se apropian de los espacios públicos”, “son agresivos”, “aumentan la inseguridad”, entre otras creencias.

El estudio muestra que en las ciudades de frontera, el 39% de hombres y el 61% de mujeres tienen imaginarios sociales negativos cerca de las mujeres migrantes. En las ciudades principales los tienen el 54% de hombres y el 46% de mujeres.

Comportamientos colectivos

Incluso se identificaron comportamientos colectivos discriminatorios y xenófobos en los discursos de la población de acogida de las ciudades de frontera. Se evidenciaron la explotación gremial, el rechazo a la interacción, agresiones físicas y verbales, limitaciones en el llegada a la vivienda, entre otros.

En las ciudades principales fueron ataques físicos y verbales, explotación gremial, desalojos, bullying en el sistema escolar y, en pequeño medida, se identifican casos de victimización con fines de tráfico de órganos e intentos de tráfico, principalmente de niños y niñas en el trayecto migratorio.

Normas sociales

El estudio identificó varias normas sociales. Entre ellas está la naturalización del trabajo sexual afeminado de niñas y mujeres en situación de movilidad humana; la segregación social cerca de hombres en situación de movilidad humana por estereotipos de productos, la competitividad en el llegada a la protección social y la cosificación del cuerpo afeminado de niñas y mujeres en situación de movilidad humana, entre otras.

Percepción de las mujeres migrantes

Para la maduro parte de las mujeres, salir de su país de origen ha significado una situación sumamente difícil, según la investigación. Representa una migración forzada, motivada, entre otras cuestiones, por lo financiero, lo político e incluso por la violencia física.

Las mujeres migrantes perciben impactos negativos. Estos se asocian a las normas sociales identificadas. Así, por ejemplo, se concibe que la naturalización del trabajo sexual afeminado afecta el llegada al mercado gremial y genera invisibilización de la trayectoria gremial. Incluso dicen que esto restringe el llegada a la vivienda y perciben que
estas concepciones y acciones generan daños emocionales oportuno al rechazo, las propuestas y el acoso sexual frecuente, que configuran la violencia sexual.

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