Santrich, el guerrillero arrogante, «sí murió en Venezuela»

◉ Santrich ganó protagonismo en las negociaciones de paz entre el Gobierno y las FARC, que culminaron con el acuerdo de noviembre de 2016, y por ser, junto a Luciano Marín, alias "Iván Márquez", uno de los altos mandos que decidieron volver a la clandestinidad en una disidencia llamada "Segunda Marquetalia"

EL VENEZOLANO COLOMBIA

Seuxis Paucias Hernández, alias «Jesús Santrich» supuestamente muerto el lunes 17 en un enfrentamiento armado en Venezuela, fue uno de los exjefes de las FARC más mediáticos por su insolencia y sarcasmo y por ser uno de los líderes del grupo que rompió su compromiso con la paz y volvió a las armas en 2019.

Santrich ganó protagonismo en las negociaciones de paz entre el Gobierno y las FARC, que culminaron con el acuerdo de noviembre de 2016, y por ser, junto a Luciano Marín, alias «Iván Márquez», uno de los altos mandos que decidieron volver a la clandestinidad en una disidencia llamada «Segunda Marquetalia».

Su nombre también ganó relevancia cuando fue detenido en abril de 2018 por la Fiscalía, acatando una petición de extradición del Departamento de Justicia de EE.UU. que lo acusa de narcotráfico luego de la firma del acuerdo de paz, pese a lo cual quedó libre en junio de 2019, tras lo cual asumió por pocas semanas un escaño en la Cámara de Representantes antes de volver a las armas.

CASI TRES DÉCADAS EN LA GUERRILLA

Según la ficha de la Interpol, el jefe guerrillero nació el 30 de julio de 1966 en Toluviejo, en el caribeño departamento de Sucre, y recibió el nombre de Seuxis Pausias Hernández Solarte, que se cambió por «Jesús Santrich» después de unirse a las FARC cuando tenía 21 años.

Formado en Educación con especialidad en Ciencias Sociales, hizo un postgrado en Historia. Nació en una familia de maestros y muy joven comenzó su militancia: primero en la Juventud Comunista (JUCO) y más tarde en la Unión Patriótica (UP), según explicó en varias ocasiones.

Ante el genocidio contra ese partido decidió unirse a las FARC y se vinculó al Frente 19, que operaba en la Sierra Nevada de Santa Marta, frente al mar Caribe, y se hizo cercano a Juvenal Ovidio Ricardo Palmera, alias «Simón Trinidad», extraditado en 2004 a EE.UU. donde purga una pena por el secuestro de tres ciudadanos de ese país.

Con un discurso mucho más rimbombante que sus compañeros, fruto de su formación académica, Santrich se jactó en varias ocasiones de su pasión por la literatura, la música y el dibujo.

De hecho llegó a escribir un libro, «Diez Relatos Tayronas», sobre los pueblos indígenas de la Sierra Nevada.

GUERRILLERO ARROGANTE

En los diálogos de paz celebrados en La Habana hizo parte del equipo negociador de las FARC y se caracterizó por representar a la línea más dura e intransigente de la guerrilla.

Parcialmente ciego por un problema degenerativo, el síndrome de Leber, que afecta los nervios ópticos, Santrich siempre aparecía usando gafas negras y una Kufiyya (pañuelo palestino) sobre sus hombros.

Así fue como se dio a conocer cuando el Gobierno y las FARC estaban en la fase previa de las negociaciones en Oslo y le dijo «tranquilo, Bobby, tranquilo» al jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, en referencia a una canción de Juan Luis Guerra.

También en esa ocasión, al ser preguntado por TVE si las FARC estaban dispuestas a pedir perdón a sus víctimas, respondió en tono burlón con la letra del bolero «Quizás, quizás, quizás», agarrado de su amigo Iván Márquez, jefe del equipo negociador de la guerrilla.

Otro episodio propio de su estilo ocurrió en los pasillos del Congreso cuando arrebató el micrófono y llamó «cretino» a un periodista que le preguntaba a su compañero Byron Yepes acerca de los abortos a los que eran obligadas a someterse las guerrilleras bajo su mando.

REGRESO A LA CLANDESTINIDAD

Justamente el pasado jueves la Corte Suprema de Justicia de Colombia aprobó la extradición a Estados Unidos de Santrich «porque, entre otras razones, las conductas de concierto para delinquir y tráfico de estupefacientes que le son imputadas en el extranjero carecen de connotación política».

A pesar de haber asumido un escaño en la Cámara de Representantes por el partido FARC, el 29 de junio de 2019 se escabulló de sus escoltas y su rastro se perdió hasta que dos meses después apareció en un video con Iván Márquez anunciando que abandonaban el acuerdo de paz para volver a la clandestinidad.

En esa declaración, Santrich criticó al Estado colombiano por haber «traicionado» lo pactado entre las FARC y el Gobierno y acusó al presidente Iván Duque de desconocer «que el acuerdo se firmó con el Estado».

Duque fue un blanco de sus esporádicas declaraciones en los últimos dos años.

«‘Memento mori’, Duque. A Procusto le llega su Teseo, es decir que a todo marrano gordo le llega su diciembre», dijo Santrich en un video grabado el pasado 13 de febrero ante lo cual el mandatario respondió: «no temo a amenazas de delincuentes».

Al dar la noticia de la supuestamente muerte de Santrich el ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, se refirió al hecho en modo condicional, con lo cual queda por verse si realmente el jefe guerrillero murió o si se trata de una estrategia de su entorno para sacarlo de escena ahora que la Corte Suprema autorizó su extradición a EE.UU.

INTERPOL

Santrich, excomandante de la guerrilla de las FARC y quien llegó a asumir como miembro oficial de la Cámara de Representantes del Congreso de Colombia tras la firma del acuerdo de paz de 2016, estaba buscado por Interpol.

Santrich estuvo detenido desde el 9 de abril de 2018 hasta el 30 de mayo de 2019, acusado dos veces por la Fiscalía de Colombia y con un pedido de extradición de Estados Unidos por una acusación de narcotráfico.

Santrich tenía tal relevancia que, tras esa detención en 2018, otros excomandantes amenazaron con romper el tratado de paz si se llegaba a consumar su entrega a Estados Unidos.

Su liberación se produjo en medio de una larga controversia entre las instituciones judiciales colombianas y el rechazo del gobierno de Iván Duque.

El guerrillero accedió poco después al Congreso colombiano gracias al acuerdo de paz de 2016, que estableció que el entonces partido político Fuerza Alternativa Revolucionario del Común (ahora bajo el nombre Comunes) se beneficiaría de manera automática con diez escaños para el periodo 2018-2022.

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