Centenares de migrantes, varados en Colombia y sin visos de seguir hacia EEUU

• El director de la Unidad de Gestión del Riesgo y Desastres (UNGRD) en Necoclí, César Zúñiga, detalló a Efe que los migrantes irregulares están en las playas en carpas y que ellos mismos asumen sus gastos de alimentación

EL VENEZOLANO COLOMBIA

Cerca de un millar de migrantes ilegales de diferentes nacionalidades están varados desde hace más de una semana en la población colombiana de Necoclí (noroeste) esperando a que ese país y Panamá abran las fronteras para continuar su tránsito hacia EE.UU., informaron este viernes fuentes oficiales.

El director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, dijo en una rueda de prensa virtual que en las playas de Necoclí hay 647 haitianos, provenientes de Brasil y Chile; 23 cubanos, ocho burkineses, cuatro senegaleses y tres ghaneses.

También hay un camerunés, un congoleño, un somalí y uno más de Guinea quienes «se han negado a recibir ayuda por parte de las autoridades locales y departamentales como una medida de presión que lleve a una posible apertura de la frontera».

El director de la Unidad de Gestión del Riesgo y Desastres (UNGRD) en Necoclí, César Zúñiga, detalló a Efe que los migrantes irregulares están en las playas en carpas y que ellos mismos asumen sus gastos de alimentación.

«Creo que son cerca de 1.000 y en su mayoría son haitianos y cubanos (…) hay mujeres embarazadas, niños», dijo Zúñiga, quien añade que la mayoría entran a Colombia por Ipiales, ciudad fronteriza con Ecuador, y luego por diferentes medios llegan a Acandí o Necoclí.

Acandí hace parte del departamento del Chocó y es paso obligado de los migrantes irregulares que buscan llegar a Panamá a través del Tapón del Darién.

LA PROBLEMÁTICA DE LOS COYOTES

Las autoridades colombianas han alertado que los migrantes que se aventuran a pasar por allí son presa de los coyotes, que cobran altas sumas por llevar por la intrincada selva. Muchas veces los viajeros perecen en esa travesía.

«La semana pasada, durante tres días, estuvimos haciendo un recorrido por los diferentes municipios del Urabá Antioqueño, evaluando la situación de aquellos migrantes que transitan por la región y el impacto en cada uno de los municipios. Durante la visita aprovechamos para hablar con las autoridades panameñas, quienes nos manifestaron que el cierre de frontera continúa», explicó Espinosa.

Colombia cerró sus fronteras terrestres y fluviales desde el 16 de marzo de 2020 para detener la propagación del coronavirus, pandemia que deja 2.077.633 contagios y 53.284 fallecidos.

NO HAY PASO POR CIERRE DE FRONTERAS

Espinosa explicó que su oficina, junto con la Gobernación de Antioquia, la Alcaldía de Necoclí, la Defensoría y Personería del Pueblo, trabajan para adoptar estrategias que permitan garantizar la seguridad sanitaria, no solo de este grupo migrantes ilegales, sino de la comunidad presente en el municipio, pero no se ha «contemplado autorizar su tránsito hacia Panamá».

También ayudan en esas labores la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y la Cruz Roja.

«Colombia no es ni la causa ni la el origen del tráfico de migrantes ni de estas situaciones. Hay unos fenómenos de migraciones extracontinental», aseguró Espinosa, quien añadió que el país, por su posición geográfica, es atravesado desde hace muchos años por migrantes que buscan ir a Estados Unidos.

Puntualizó que la actual situación que se presenta con las personas que están en Necoclí se debe a que hay un cierre de fronteras que no es «exclusivo de Colombia, Ecuador tiene cerradas sus fronteras al igual que Panamá».

LA PRIORIDAD ES PROTEGER A LAS PERSONAS

El funcionario enfatizó en que una de las prioridades del Gobierno colombiano es la de proteger a las personas, «más allá de su condición migratoria».

«Permitir el tránsito de estos migrantes en las condiciones actuales, sería ponerlos en riesgo a ellos y a los países vecinos», sostuvo Espinosa.

El funcionario recordó que semanas atrás naufragó un bote con migrantes irregulares, que terminó incluso con la muerte de un menor de dos o tres años. En total perecieron siete personas.

«No podemos permitir que eso se vuelva a presentar y que quienes tratan la vida como mercancía saquen provecho de esta situación. Estamos trabajando unidos como autoridades para brindar asistencia a estas personas y esperamos que ellos lo entiendan y se dejen ayudar», afirmó.

Según cifras de Migración Colombia el año pasado se logró identificar a más de 21.000 migrantes irregulares, fueron detenidos cerca de 200 coyotes y se desarticularon más de 60 redes de tráfico de migrantes. 

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