Mientras se acerca el 6 de diciembre, día fijado para que los ciudadanos cumplan con el mandato constitucional de escoger una nueva Asamblea Nacional, muy bien valdría la pena recordar lo expresado por la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV):
“Los políticos que decidieron no participar en las elecciones parlamentarias deben asumir la responsabilidad de buscar salidas y generar propuestas para el pueblo que durante años han creído en ellos”.
Si de algo ha servido la abstención ha sido para dejar plasmado el porcentaje de los no votantes sobre el total de los que si ejercieron el derecho al voto. En todo proceso electoral esta acción siempre estará presente; pero de allí a convertirla en una estrategia, incluso para oponerse a los regímenes autoritarios, más que una temeridad, pasa a ser un instrumento aliado al enemigo que pretendes golpear.
ABSTENCIONISMO COMO ARGUMENTO PARA SALIR DE MADURO
Vamos de nuevo a un evento comicial donde la abstención es tomada como argumento para salir de Maduro. La diferencia es que ahora pretenden pintarrajear ese llamado con una convocatoria a “vaciar” los centros de votación, precisamente cuando a los venezolanos se le presenta la mejor oportunidad, no solo de expresarse sino de llenar las urnas con montañas de votos, contra los responsables de haber metido al país en la tragedia que vivimos.
Esta estrategia de incitar a que la gente el 6 de diciembre se quede en su casa; aparte de ser contra natura en cualquier proceso de consulta al ciudadano, la debemos desenmascarar, porque está demostrado que la no participación en esos procesos, deja el espacio libre al contrincante para cometer los fraudes hartos ya conocidos en la historia no solo de nuestro país.
«Promover apatía, escepticismo o desinterés por los asuntos políticos, con el manido argumento de la “traición” y de que el 6D van a “vaciar” los centros de votación; es hacerle el juego a quienes saben que aun en estas condiciones, les será difícil ganar una elección»
¿Qué pasó en Chile?
Llenando con votos las urnas electorales el bravío pueblo chileno acaba de propinarle una derrota al todavía pinochetismo atrincherado en su última constitución. Desbordando las urnas con votos, la mayoría de los bolivianos rescataron su orden constitucional y evitaron la amenaza de una posible guerra civil. En EEUU cuando nadie se lo imaginaba los electores norteamericanos, llenaron sus centros de votación y desplazaron del poder al “imbatible” Míster Trump.
Los combates contra las pretensiones dictatoriales no pueden ir en línea recta y dura como una viga de acero, los mismos ameritan asumir todas las formas de luchas que la coyuntura vaya colocando en el tablero; pero procurar la ausencia en el acto electoral del 6 de diciembre, calificando de traidores y negociantes, de las luchas emprendidas a quienes han decidido participar, es una canallada del mismo tenor que tiene el convocar a la abstención.
Promover apatía, escepticismo o desinterés por los asuntos políticos, con el manido argumento de la “traición” y de que el 6D van a “vaciar” los centros de votación; es hacerle el juego, a quienes saben que aun en estas condiciones, les será difícil ganar una elección; si ella es vigilada y auditada por una oposición, dispuesta a defender en las mesas la voluntad del elector.
No votar es un derecho político del ciudadano y, eso nadie lo discute; pero con este gobierno, promover el “vacío” a los centros de votación es un arma de doble filo, ella puede no solo degollar la inmediata posibilidad de iniciar con firmeza la salida de Maduro, sus gobernadores y acaldes ineficaces y corruptos, sino que la misma consulta del 12D sea tragada por el vacío abstencionista indeseado.