Absurda Revoluci贸n | Por: Ram贸n Hern谩ndez

鈥 Todo fue destruido. En el medio del patio, despu茅s de una nada frugal comilona, los nuevos 鈥渄ue帽os鈥 sacaron todos los implementos y libros de la estaci贸n biol贸gica y en una gran pira los quemaron

El teniente coronel Hugo Ch谩vez anunci贸 la expropiaci贸n del hato El Fr铆o el 23 de marzo de 2009. Al lado estaba, desencapuchado, El铆as Jaua, que entonces era ministro de Agricultura y Tierras y utilizaba como viceministro y bueno para todo a Juan Carlos Loyo, pistola al cinto. Siete d铆as despu茅s fue publicado en la Gaceta Oficial el decreto 6657 que lo integraba a un 鈥渟istema de producci贸n agroecol贸gica (sic) sustentable鈥. Todo lo que ah铆 hab铆a pas贸 a manos del Estado.

No hab铆a poca cosa en las 26 leguas que hab铆an sido propiedad del general Jos茅 Antonio P谩ez o de sus hijos hasta 1889. M谩s de 26.000 cabezas de ganado, una cantidad similar de chig眉ires y una abundante cr铆a de babas, pavones, adem谩s de libertad plena para la fauna silvestre. Nada de cacer铆a.

Ah铆 llegaban todos los a帽os miles de turistas a faenar con los llaneros, a conocer la culebra tragavenados y a fotografiar las garzas y venados. Ten铆a buen alojamiento y comida sabrosa a buenos precios. Adem谩s, ah铆 funcionaba una estaci贸n biol贸gica donde cient铆ficos y estudiantes investigaban la flora y la fauna, y que desde 1974 gestionaba la organizaci贸n no gubernamental Amigos de Do帽ana, en colaboraci贸n con la Agencia Espa帽ola de Cooperaci贸n Internacional, el programa Hombre y Biosfera y la Fundaci贸n La Salle.

Anunciada la expropiaci贸n, el personal cient铆fico fue obligado a abandonar las instalaciones en un plazo de dos horas. Atr谩s quedaron los libros y las anotaciones, los frascos con las muestras y las gavetas con los espec铆menes disecados.

Todo fue destruido. En el medio del patio, despu茅s de una nada frugal comilona, los nuevos 鈥渄ue帽os鈥 sacaron todos los implementos y libros de la estaci贸n biol贸gica y en una gran pira los quemaron.

Una gran liberaci贸n. Nunca m谩s ser铆an dominados por el conocimiento extranjero y todos construir铆an una nueva forma comunal de conocimiento. Luego desmantelaron la casona que hab铆a sido de P谩ez y fueron enviando sigilosamente a los mataderos de El Ba煤l y Mantecal cabezas de ganado. Ingresos propios.

Una vez, solo una vez, el ex hippie Alejandro Espejo y su esposa, quienes fung铆an de administrador, uno, y de promotora cultural, la otra, instalaron una venta de pavones. 鈥淐omida para el pueblo鈥, anunciaban. Despu茅s vimos las l谩grimas de Jorge Giordani en la reuni贸n del gabinete porque un tractor sembraba arroz en esas tierras 谩cidas y Jaua anunciaba cosechas extraordinarias.

Nunca se dio nada, lo poco que se recogi贸 fue porque las regaron con camiones cisternas para que Ch谩vez viera algo si se le ocurr铆a visitar El Fr铆o. La agricultura m谩s cara del mundo, apoyada por chinos y vietnamitas.

Hoy, con el ampuloso nombre de Empresa Socialista Ganadera Agroecol贸gica Marisela (el personaje de las novela de Gallegos), en las 60.000 hect谩reas sobreviven algunas pocas cabezas de ganado y el chig眉ire ha desaparecido. Lo que fue un ejemplo pecuario sustentable, que particip贸 exitosamente en salvar moment谩neamente de la extinci贸n el caim谩n del Orinoco, est谩 en ruinas.

OBREROS QUE MUEREN DE MENGUA

No solo cerraron la escuela que atend铆a a los hijos de los trabajadores, sino tambi茅n el comedor. Se acabaron las parrillas. Los obreros que quedan mueren de mengua, a veces les llega una caja CLAP con transg茅nicos y carbohidratos, la completan con la caza furtiva e ilegal. Socialismo insustentable.

El tsunami se repiti贸 en todas las haciendas, hatos, fundos, granjas y conucos que fueron v铆ctimas de la terrofagia estatal, con graves consecuencias para la producci贸n de alimentos y p茅rdida de puestos de trabajo, pero todav铆a no se ha inventariado la p茅rdida de bosques, de cursos de agua, de tierras f茅rtiles y de pastizales.

Una de las mayores mermas ha sido, sin duda, el programa de rescate del caballo criollo. En El Fr铆o hab铆a cerca de 2.000 ejemplares en la sabana en estado natural y otros 600 que se usaban en el trabajo del hato, descendientes del caballo criollo que utilizaban P谩ez y sus llaneros en su victoria sobre las tropas del general Pablo Morillo, que montaba caballer铆a peninsular. Ya no quedan.

Lo asol贸 la peste roja.
Como al pa铆s.
Como a todo.

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