EL VENEZOLANO COLOMBIA | FRANCE24
Las medidas para prevenir la propagación del Covid-19 y la profundización de la crisis económica ha llevado a los habitantes de Venezuela a buscar opciones. Ahora, la compra-venta de productos entre vecinos de clase trabajadora y media se extiende en las comunidades.
Sin poder trabajar durante la cuarentena por la pandemia y con cuentas por pagar, María Leonor Abreu y otros vecinos de su urbanización en el este de Caracas decidieron instalar en distintas áreas de sus casas ventas de productos esenciales para subsistir económicamente.
En una misma urbanización hay puestos de víveres encima de un carro, o de verduras en la entrada de una casa, y hasta de repostería en un patio. También hay quienes ofrecen servicios de barbería, peluquería, electricidad y plomería en sus domicilios.
Según Abreu, que escogió el rubro de víveres para mercadear, la idea es tener un mercado propio dentro del vecindario para conseguir ingresos durante la pandemia y para que las personas no tengan necesidad de salir de su comunidad.
“Hemos sido bienvenidos por los vecinos, han aceptado todo. No exageramos en los precios porque sabemos la situación en la que estamos. Mientras ellos puedan consumir, nosotros podemos vender y tener nuestra entrada de dinero para poder sobrevivir», expresó.
Cada quién vende un rubro distinto para no tener competencia, porque la idea es ayudarse entre todos. “Tenemos unos vecinos (que venden) queso, pizza, verdura, otros pan, otros huevos, y así poco a poco cada quien ha ido incrementando su negocio.
«O nos mata el hambre o nos mata la pandemia»
Cerca de la casa de María Leonor, Ángela Lugo llega a comprar sus verduras para la semana. Aunque admite que nunca antes, en sus treinta años viviendo en esa urbanización, vio este fenómeno de ventas en las casas, para ella esta economía puerta a puerta entre los vecinos es un «ganar- ganar».
“Primera vez que veo que la gente no tiene trabajo y tiene que buscar cómo sobrevivir y cada quien monta su negocio. No hay trabajo, tienen que ayudarse con algo y por eso nos ayudamos mutuamente”, señaló.
En el centro de Caracas, Atilio Bastidas se ofrece en la puerta de su edificio como barbero. Sus vecinos también bajan víveres para vender. En esa residencia de 8 pisos la mitad de los apartamentos tiene oferta de productos y servicios.
Atilio Bastidas ha sido mesero durante 21 años. La pandemia lo tiene en casa sin poder ir a su lugar de trabajo. Aunque lo que gana con la barbería lo ayuda para conseguir algo de comida, dijo que con lo que gana ahora apenas puede mantenerse.
“Si esto continúa, la cosa es difícil, nos estamos muriendo de hambre. O nos mata el hambre o nos mata la pandemia, no sé qué se puede hacer”, sostuvo.
La encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) realizada por la Universidad Católica Andrés Bello señaló que el 96% de los venezolanos son pobres de ingresos y viven con 0,72 dólares al día.
La recesión económica que hay en el país desde hace siete años ya venía reconfigurado la dinámica de los venezolanos. El empleo formal se ha desplomado y cada vez son más los que trabajan por su cuenta para sobrevivir.
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