
El tema migratorio suele ser una bandera pol铆tica en muchos pa铆ses, algunos gobiernos para justificar su incapacidad para resolver las necesidades y demandas de la sociedad suelen se帽alar a los migrantes como los responsables, siempre es m谩s f谩cil culpar al otro de los problemas y presentarse como una v铆ctima de las circunstancias. Esa pr谩ctica tan extendida en las democracias occidentales por suerte no hace parte de la respuesta colombiana al fen贸meno de movilidad humana proveniente de Venezuela que desde hace cinco a帽os enfrenta el pa铆s, salvo en algunos gobiernos locales, por fortuna el pa铆s se ha mostrado solidario con la migraci贸n y renuente a su uso pol铆tico.
Tanto en las elecciones presidenciales de 2018 y las locales de 2019 la mayor铆a de los actores pol铆ticos se abstuvieron de usar el discurso xen贸fobo en campa帽a. Lo cual no es poca cosa, democracias mucho m谩s s贸lidas que la colombiana han resultado proclives a la instrumentalizaci贸n pol铆tica de la migraci贸n, en los Estados Unidos el discurso del presidente Donald Trump contiene altos elementos antimigratorios, o en Alemania, el crecimiento del partido 鈥淎lternativa para Alemania鈥 se fundamenta en un discurso similar. En Colombia unos cuantos l铆deres pol铆ticos han tenido salidas en falso pero la respuesta de la sociedad ha resultado tan contundente, que r谩pidamente se han visto obligados a rectificar.
Es importante reconocer el esfuerzo por no usar la migraci贸n para ganar r茅ditos pol铆ticos. Tanto al interior de los partidos como del propio Congreso se han adelantado iniciativas para evitar que ello suceda. Incluso el caso colombiano es at铆pico, suelen ser sectores de la derecha los que primero esgrimen una argumentaci贸n anti migratoria, mientras que los sectores de la izquierda suelen tener una postura m谩s proclive a la defensa de la migraci贸n como un derecho.
En Colombia el tema es abordado de forma diferente, algunos sectores de la oposici贸n venezolana est谩n alineados con el Centro Democr谩tico, y entre tanto, algunos sectores de la oposici贸n en su af谩n antiuribista terminan metiendo el tema migratorio en la polarizaci贸n colombiana. Pero la movilidad humana va m谩s all谩, si bien Venezuela hace parte del discurso pol铆tico colombiano y se llega usar el t茅rmino venezolanizaci贸n como un adjetivo de la degradaci贸n pol铆tica, social y econ贸mica de un pa铆s que supuestamente amenaza el sistema pol铆tico colombiano, la verdad es que el proceso venezolano es complejo y el uso del t茅rmino venezolanizaci贸n es extremadamente peyorativo, para un pa铆s que es mucho m谩s que la mala gesti贸n del chavismo. Y si bien existe una alta politizaci贸n del tema Venezuela, a煤n no del tema migratorio.
Es importante reconocer que en Colombia el cambio de gobierno nacional no signific贸 un cambio de postura frente a la migraci贸n, por lo menos en lo discursivo, el gobierno colombiano es solidario. Claro tampoco se ha ejercido un liderazgo decidido en la materia, por un lado, el gobierno Santos tramit贸 el tema con car谩cter temporal y al gobierno Duque le ha faltado impulso para materializar la ley migratoria y la ley de fronteras.
De otro lado, a veces se cometen los errores cuando se intenta ayudar. Algunos bienintencionados que buscando apoyar a los migrantes y retornados han sobre explotado la sensibilizaci贸n y han apelado de forma desproporcionada al discurso sentimental, pero sin querer terminan perjudicando a largo plazo el proceso de integraci贸n e inclusi贸n migratoria, porque establecen una relaci贸n desequilibrada entre la poblaci贸n en condici贸n de movilidad humana y las comunidades receptoras, los primeros quedan t谩citamente en deuda con los que los ayudaron y no son vistos como iguales.