En total irrespeto al Decreto Presidencial 540 de 2020, centenares de personas en Colombia -durante esta cuarentena obligatoria- son desalojadas diariamente de sus viviendas o habitaciones, en su mayoría familias que viven de la economía informal.
Hoy estos ciudadanos desalojados son víctimas de sus arrendadores, personas sin escrúpulos que sólo piensan en su beneficio económico: no registran que su inquilino es un ser humano con unas necesidades que no puede cubrir en este momento, que necesita respeto, solidaridad. Sí señores arrendadores, sus inquilinos están atravesando -por fuerza mayor- una situación extraordinaria y más vulnerable por la pandemia del Coronavirus.
Más de tres millones de familias afectadas por los desalojos en Colombia, muchos de ellos migrantes venezolanos, se convierten en víctimas del hambre, frío y se exponen a ser contagiados o a propagar el Covid-19 que hoy en Colombia, según el último reporte sanitario, ha causado la muerte a 225 personas.
Frente a esta situación, los entes de control deben velar por el cumplimiento de forma inmediata de los decretos nacionales y distritales que prohíben los desalojos e invitan al acuerdo entre las partes de los pagos de los arriendos o «pagadiarios».
LLAMADO A LA CONVIVENCIA
Esta es una crisis que afecta el bolsillo de todos los ciudadanos colombianos y extranjeros. El llamado a la convivencia y al apoyo mutuo debe ser la punta de lanza para que juntos podamos salir de esta crisis causada por un enemigo invisible que apenas estamos conociendo.
«Frente a esta situación, los entes de control deben velar por el cumplimiento de forma inmediata de los decretos nacionales y distritales que prohíben los desalojos e invitan al acuerdo entre de las partes de los pagos de los arriendos»
Lo digo de nuevo: hago un llamado a la solidaridad y a la hermandad colombo-venezolana, para que evitemos más tragedias en medio de esta dificultad. Sí, es el momento de la solidaridad y la esperanza, de confiar en que sólo juntos podremos salir adelante; como hermanos, apoyándonos, brindando un momento de conciliación y comprendiendo que esta crisis, a pesar de la incertidumbre que genera, puede ser sobrellevada de la mejor manera si todos nos acompañamos a superarla.
El propósito de este artículo es claro: pido a los arrendadores comprender las circunstancias. Echar a familias a la calle por el no pago de su responsabilidad supone enviarlas a una muerte segura. Entiendan que del desalojo a la muerte hay un paso. Evitemos más tragedia.
◉ Los invito a seguir esta conversación en mi cuenta de Twitter: @CarlosVilma