Se leen por las redes innumerables interpretaciones futuristas sobre cómo será el mundo al superarse la pandemia y como todo ejercicio de predecir el futuro es por naturaleza erróneo, debemos atenernos al estudio de la historia, es decir, del pasado, y a la psicología social, para intentar visualizar probables o posibles escenarios.
Lo cierto es que, en esta época en la que estamos viviendo, carecemos de líderes fundamentales que vean más allá del horizonte político del país que les toca circunstancialmente conducir. Estamos bien lejos de tener líderes como Churchill, Roosevelt y Stalin durante la II Guerra Mundial, quienes, aunque eran antagónicos, supieron entender que había algo más importante que sus intereses particulares, que no era otro fin que vencer al enemigo común, el cual, de vencer, acabaría tarde o temprano con cada uno de ellos.
Pues bien, ahora, con las limitaciones del caso, resulta indispensable que Trump, Putin, Xi Jinping, Angela Merkel, Boris Johnson y Emanuel Macron, se pongan de acuerdo, no solo en cómo combatir mejor el Covid-19, sino cómo cooperar para restablecer el orden económico mundial, no en beneficio de alguno de los países que ellos dirigen, sino en una escala global, porque la globalización es una realidad que no va a desaparecer, pero para que funcione, todos tienen algo para aportar y algo para adquirir.
Harari, en un artículo reciente, sostuvo que sin una estrecha cooperación entre los principales líderes del planeta, esta crisis no podrá ser superada, al menos en un relativamente largo plazo.