Por: El Venezolano Colombia | Scidev.net
La percepción de que los niños no se infectan con el coronavirus o que la enfermedad no progresa en ellos ha llevado a que se hayan sometido a menos testeos y a una subestimación de las tasas de infección real. Esto puede transformar a los niños en un riesgo silencioso para los grupos vulnerables, según estudios recientes.
Según una investigación publicada el 18 de marzo en la revista New England Journal of Medicine (NEJM), del 26 de enero al 28 de febrero, el Hospital de Niños de Wuhan examinó a 1.391 niños sintomáticos y asintomáticos con contacto conocido con pacientes confirmados o sospechosos de COVID-19. Entre ellos, 171 (12,3 por ciento) —con una edad media de 6,7 años— estaban infectados por coronavirus.
Cuatro de cada 10 tuvieron fiebre y 15,8 por ciento no tenía síntomas de neumonía. Tres pacientes (1,8 por ciento) requirieron apoyo de cuidados intensivos y ventilación mecánica durante la hospitalización, y un paciente, un bebé de 10 meses con afecciones coexistentes, murió.
Otro estudio publicado en Paediatrics (18 de marzo) analizó 2.143 niños con COVID-19 reportados al Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades entre el 16 de enero y el 8 de febrero. Aunque solo un tercio de ellos fueron casos confirmados por laboratorio, más del 90 por ciento eran asintomáticos o mostraban síntomas leves o moderados. Solo murió un paciente, un niño de 14 años.
“Sabemos que los niños pueden infectar, pero no sabemos cuán importantes han sido en la dinámica de transmisión de la enfermedad”. Pablo M. de Salazar, Centro de Dinámica de Enfermedades Transmisibles (CCDD) en la Escuela de Salud Pública de Harvard.
A nivel mundial, las cifras por país también muestran el alcance de la enfermedad entre los niños: en China, 1 por ciento del total de casos confirmados eran menores de 10 años; en Italia hasta ahora, 1,2 por ciento de los casos se encuentra entre el grupo de edad comprendido entre 0 y 18 años, y en EEUU, este grupo de edad representa 5 por ciento.
Sin embargo, “debido a que la mayoría de los niños presentan síntomas leves o son asintomáticos, solo los casos graves llegan al hospital”, dijo a SciDev.Net Gary Wong, profesor del Departamento de Pediatría y Escuela de Salud Pública de la Universidad de Hong Kong, y coautor del estudio publicado en el NEJM. Esta puede ser una de las razones por las que parece que la mayoría de los niños no se infectan, agregó.
Pero dado que las personas infectadas pueden transmitir el virus antes de enfermarse, los niños asintomáticos o con síntomas leves son una fuente de infección. “Sabemos que los niños pueden infectar, pero no sabemos cuán importantes han sido en la dinámica de transmisión de la enfermedad”, señaló a SciDev.Net Pablo M. de Salazar, investigador postdoctoral en el Centro de Dinámica de Enfermedades Transmisibles (CCDD) en la Escuela de Salud Pública de Harvard, que no participó en estos estudios.
Hasta ahora, la creciente implementación de medidas de distanciamiento social, como el cierre de escuelas, por ejemplo, ha creado conciencia sobre el papel potencial que tienen los niños en la transmisión del virus. Sin embargo, para de Salazar, debido a que hay mucho que aprender sobre el SARS-CoV-2 en general, la investigación en niños se ha quedado atrás.
Por ejemplo, los científicos aún no tienen una explicación de por qué la mayoría de los niños que se infectan y desarrollan COVID-19 tienen síntomas leves o moderados. Sin embargo, la respuesta puede estar en sus sistemas inmunes aún inmaduros.
Cuando las personas se enferman, el sistema inmunitario envía un ejército de células inmunes para combatir la enfermedad. Pero en pacientes con COVID-19 este ejército no ataca solo al patógeno en el pulmón; también destruye tejidos sanos.
“Debido a que el sistema inmunitario de los niños todavía se está desarrollando, su ‘ejército’ no es tan fuerte como el de los adultos”, explicó Wong. No obstante, esto es solo una teoría aún no confirmada.
El estudio publicado en Paediatrics ha generado otra preocupación, porque los científicos descubrieron que cuanto más joven es el paciente pediátrico, mayor es el riesgo de desarrollar síntomas graves o críticos.
Este fue el caso de 10,6 por ciento de los niños menores de 1 año, mientras que las posibilidades disminuyeron a 7,3 por ciento en el grupo de 1 a 5 años y a 4,2 por ciento en los que tenían entre 6 y 10 años.
Esto muestra que los bebés parecen ser más vulnerables que los niños pequeños y los en edad escolar, y este es otro aspecto a considerar para mantener medidas de aislamiento social que reduzcan el riesgo y aplanen la curva de infecciones por coronavirus.
De Salazar dice que los nuevos datos de la investigación en niños aún no son suficientes para modificar las medidas de salud pública que los países ya están tomando. “Como en la mayoría de los aspectos de esta epidemia, de cierta manera todavía estamos trabajando ‘a ciegas’”, concluyó.