Con una epidemia de dengue en curso —aunque olvidada en estos días— y con sistemas sanitarios más vulnerables, América Latina registra, a 20 días del primer caso de coronavirus en la región, 800 infectados, esto es 0,44 por ciento del total de casos oficiales en el mundo, y menos de 0,3 por ciento de las muertes.
Si bien en algunos países los casos crecen exponencialmente día a día —como en Chile, que pasó de 61 casos el 15 de marzo a 155 el lunes 16 de marzo—, la región en la que vive poco menos del 9 por ciento de la población mundial, aún no experimenta la escalada que se dio en Europa.
Así, América Latina parece haber aprendido la lección de otros continentes. “En general, se están tomando las medidas y se está anticipando la llegada del problema. Esta vez, Europa y EEUU —también China— tuvieron la afección antes (que América Latina) y pudimos aprender. En cambio, la gripe A pasó de México a Argentina, y se trabajó mucho más a tientas”, dijo a SciDev.Net la infectóloga pediatra Gabriela Nidia Ensinck, secretaria del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Luego del primer caso registrado el 26 de febrero en Brasil, hace 10 días que la región ve cómo el coronavirus conquista territorios, y hoy 19 de los 21 países de la región (sin contar las islas caribeñas) registran casos.
A Brasil le siguió México (27 de febrero), Ecuador (29 de febrero), Argentina (3 de marzo), varios países el 6 de marzo y la camada más reciente una semana después. El 13 de marzo Uruguay era el último país que quedaba sin casos oficiales en América del Sur, y en tres días pasó de 6 casos a 29 (lunes 16 de marzo). En América Central, en tanto, El Salvador y Nicaragua son los dos que informan no registrar enfermos.
Ante el escenario regional, el lunes 16 de marzo, los países miembros del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur) —organismo sudamericano creado en 2019— realizaron una videoconferencia y establecieron la necesidad de “mantener un canal abierto, constante y fluido de comunicación para compartir información, coordinar la adopción de medidas para la protección de fronteras, incluyendo el espacio aéreo, facilitar los retornos de nacionales a sus respectivos países, impulsar políticas de compras conjuntas de insumos médicos y aumentar la capacidad de diagnósticos para acceder a mejores condiciones de tiempo y valor y la cooperación en organismos financieros multilaterales”.
Sobre el escenario regional futuro, el infectólogo peruano Eduardo Gotuzzo, profesor adjunto del Departamento Internacional de Salud de la Universidad Johns Hopkins y director del Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt, recordó que “los sistemas de salud de la región son muy pobres y eso puede afectar mucho (el desarrollo de la epidemia). Si solo tuviésemos 5 por ciento de fallecidos estaríamos hablando de una cifra muy alta y eso es lo que se tiene que evitar”.
“Creo que la única ventaja en América Latina es que la epidemia nos está llegando en verano lo cual nos da tiempo para prepararnos, tomar medidas y aprender de las lecciones de China y Europa antes de que comience el invierno”, agregó.
Asimismo, recomendó que en Sudamérica hay que mirar “lo que va a pasar con Bolivia, Ecuador, Perú, países que tienen clase media pero muchos bolsones de pobreza.
En el caso de Venezuela también hay mucho riesgo porque su sistema sanitario caducó hace tiempo. Van a confrontar una situación muy difícil”, destacó.
Brasil y Chile
En la región, Brasil y Chile son los únicos países que superaron los 100 casos: 234 y 155, respectivamente (16 de marzo).
El paciente 0 en América Latina fue un brasileño que volvió de Italia, como la gran mayoría de los casos que han surgido en la región. En tanto, en Chile, el primer caso fue un hombre que estuvo en el Sudeste Asiático y España.
En ese país, el desarrollo de la enfermedad tuvo un aumento explosivo. Por ello, el sábado el gobierno decretó Fase 3 y el lunes pasó a Fase 4, la más alta de las establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para definir la magnitud de las medidas a implementar.
La fase 1, por ejemplo, supone medidas preventivas y de higiene, y en la fase 4, ya no solo hay casos importados sino que se produce una circulación viral y dispersión local, por lo que las medidas son más restrictivas.
“Esta es la etapa más compleja. Sabíamos que iba a llegar y estamos preparados para enfrentarla”, dijo el 16 de marzo el presidente chileno Sebastián Piñera al hacer el anuncio.
“Todo el paquete de medidas es para enlentecer la transmisibilidad del virus. Y hay que entenderlas como un paquete. No es solamente la disminución de las actividades educativas o el transporte para disminuir la transmisibilidad y las grandes aglomeraciones. Estamos evitando que ese pico puntiagudo de España, Italia y China lo tengamos también nosotros”. Agregó Angela Gentile – Miembro del comité de expertos en coronavirus de Argentina.
La medida llegó después de varias críticas recibidas por el gobierno debido a la lentitud, porque el viernes 13 de marzo —10 días después del primer caso— no había cancelado las clases, por ejemplo.
Incluso circuló una carta firmada por mil profesores pidiendo que se suspendieran las clases en las universidades. El sábado 14, las dos principales universidades del país (Universidad de Chile y Universidad Católica) decidieron cancelar sus actividades presenciales unilateralmente, medida que siguieron otras entidades el domingo.
“No me sumo a las críticas porque todas las medidas son bastante complejas y son tomadas en base a deliberación”, dijo a SciDev.Net Miguel O’Ryan, infectólogo y académico del Programa de Microbiología y Micología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. La situación está cambiando muy rápidamente, por lo que las medidas se tendrán que ir ajustando constantemente, agregó.
De hecho, en Sao Paulo, donde el primer caso fue el 26 de febrero y que reúne a más de 60 por ciento de los casos, recién el 13 de marzo el gobernador João Doria anunció la interrupción gradual de las clases en el sistema escolar estatal a partir del 16 hasta el 23 de marzo, cuando la interrupción será total. También indicó el aplazamiento de eventos públicos o privados que reúnen a 500 o más personas, entre otras medidas.
En tanto, en Río de Janeiro, la Universidad Estadual de Campinas y la Universidad Federal de esa ciudad, con 35.000 y 67.000 estudiantes respectivamente, también suspendieron las clases por dos semanas.
“No hay una regla única para todo Brasil; cada región debe evaluar con las autoridades locales qué se debe hacer caso a caso, pues en este momento hay situaciones distintas en el país”, dijo el secretario de Vigilancia en Salud, Wanderson de Oliveira, en una nota distribuida por el Ministerio de Salud de Brasil.
Un continente de calles y cielos desiertos
Al tiempo que se sumaban casos y países, cada gobierno empezó a actuar. Aunque el acatamiento no fue tan drástico como en el régimen chino, América Latina parece haber aprendido de la experiencia europea, y con cierta celeridad se han impuesto medidas restrictivas en la mayoría de los países.
Muchos países comenzaron con recomendaciones sobre higiene personal, la necesidad de mantener la calma y consultar telefónicamente a los servicios de salud ante posibles síntomas respiratorios.
Pero al inicio de esta semana (16 de marzo), excepto México, la mayor parte de la región ya había implementado cierre de fronteras terrestres, aéreas y acuáticas; cuarentena obligatoria a todos quienes vengan del exterior; suspensión de clases en todos los niveles educativos por al menos dos semanas; cancelación de espectáculos públicos hasta nuevo aviso, y asilamiento social obligatorio como algunas acciones destinadas a minimizar el contacto social.
Estas medidas buscan, sobre todo, proteger los sistemas de salud nacionales, pues se sabe que la mortalidad por coronavirus no tienen tanto que ver con la peligrosidad de la enfermedad sino que aumenta cuando los sistemas sanitarios se saturan y no pueden atender correctamente a la población con mayor riesgo (adultos mayores, personas inmunodeprimidas, diabéticos, etc).
“Todo el paquete de medidas es para enlentecer la transmisibilidad del virus. Y hay que entenderlas como un paquete. No es solamente la disminución de las actividades educativas o el transporte para disminuir la transmisibilidad y las grandes aglomeraciones. Estamos evitando que ese pico puntiagudo de España, Italia y China lo tengamos también nosotros. No queremos pasar de 6 a 300 casos como Italia en un día. Toda la región está en lo mismo”, dijo a SciDev.Net Angela Gentile, infectóloga y miembro del comité de expertos en coronavirus de Argentina.
Iglesias y supermercados
Entre las acciones más particulares implementadas en la región, en Argentina, dos cadenas de supermercados decidieron abrir una hora antes (7 am) para atender de manera exclusiva a mayores de 65 años durante ese tiempo. Esto responde, no solo a que es la población más vulnerable sino porque se han registrado, como en otros países, compras compulsivas con grandes concentraciones de gente en mercados.
En Perú, en un país con una población muy católica, el Arzobispado de Lima dispensó de la obligatoriedad del precepto dominical a los fieles con el fin de que no acudan a las iglesias.
También ese país, donde se estableció cuarentena para todos los pasajeros que llegaran al país entre el 13 y el 16 de marzo, un grupo de turistas en Cusco se negó a acatarla, se escapó del hotel y fue denunciado ante la policía.
En Chile, en tanto, por 30 días se prohibieron las visitas a los establecimientos para adultos mayores, y se restringió el acceso a las personas estrictamente necesarias.
En Ecuador, donde ya hubo dos muertes, se amplió el protocolo de manejo de cadáveres: los cuerpos de las víctimas por COVID-19 serán obligatoriamente cremados.
La importancia del diagnóstico
Más allá de las medidas y anuncios, uno de los aspectos clave para controlar la epidemia es disponer de métodos de toma de muestra y diagnósticos confiables, rápidos y al alcance de la población de manera coordinada.
En Brasil, por ejemplo, los kits para identificación del coronavirus son producidos por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), que tiene capacidad para producir alrededor de 20.000 pruebas por semana y de mantener un ritmo de producción continuada de acuerdo con la demanda del Ministerio de Salud.
En Argentina, luego de varias semanas de diagnóstico exclusivo en el principal centro de referencia del país, el Laboratorio del Malbrán, y ante la gran cantidad de casos en proceso de análisis, se decidió distribuir los diagnósticos en 35 laboratorios del país.
En Ecuador, se autorizó a algunos laboratorios privados para realizar las pruebas bajo regulación de precios. Los laboratorios públicos, en tanto, realizan las pruebas gratuitamente.
En Perú, hasta el 16 de marzo se habían procesado 2.315 muestras y la entrega de resultados se estaba haciendo cada vez más lenta. Por eso, la ministra de salud, Elizabeth Hinostroza, anunció la descentralización de la toma de muestras a cinco regiones del país.
Sin embargo, algunos infectólogos han señalado que uno de los problemas con esto es que se requiere una capacitación especial, pues muchos técnicos no querrán manipular las muestras por las carencias de bioseguridad que se tienen en el interior del país.
En Costa Rica, por su parte, solo el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) tiene capacidad de implementar la prueba de laboratorio específica para realizar el diagnóstico de la enfermedad.
De momento, el aumento de casos obliga a tener presente que el diagnóstico es uno de los aspectos que debe vigilar la región para mantener el control de la epidemia. Según la información oficial de los diferentes países, no hay indicios de saturación del sistema sanitario.
El Venezolano Colombia/Scidev.net
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