Dígase lo que se quiera, con o sin razones, pero lo cierto es que ninguna democracia puede subsistir sin partidos políticos.
Las dictaduras y los regímenes totalitarios aborrecen la diversidad política y por ende a los partidos, y siempre terminan teniendo un partido único, obsecuente del que ocupe la cabeza del poder.
El respaldo que decidieron darle a Juan Guaidó 27 partidos y agrupaciones políticas y ratificar que el 5 de enero de 2020 continuará siendo el lider de la oposición y, por supuesto, Presidente de la Asamblea y, constitucionalmente hablando, Presidente encargado, es una muestra de madurez y de sensatez política, porque sólo los insensatos, o los que tienen agendas particulares, pueden concebir cambiar a mitad de camino al que, bien o mal, lleva el estandarte de la lucha por el cambio y que, por sí fuera poco, es reconocido por 58 Naciones.
Algunos no se presentaron al acto de apoyo, sus razones tendrán, pero que no se asombren el día que finalmente tengamos elecciones libres si, al igual que en España, el pueblo les cobra su falta de visión política y de entendimiento de que las oportunidades se presentan una sola vez.