Gabriella y Carlos no se conocen, pero los une una convicción profunda de emprender y salir adelante en Colombia. Ella es odontóloga especializada, y él, un escultor prodigioso. Ambos, de origen venezolano, están transformando su entorno en Colombia. Como ellos, seguramente hay muchos más en el honor del anonimato.
Gabriella Rauso inició su aventura hace siete años, escogiendo a Colombia para hacer su posgrado en Rehabilitación Oral. Su sueño desde pequeña era crear su propia clínica odontológica en San Juan de los Morros, su lugar de origen. Trabajando como independiente durante varios años, vio una gran oportunidad en Colombia para emprender, mientras que su propio país dejaba en el olvido la prosperidad para forjar empresas. Luego de ahorrar varios años, logró crear su clínica, ODONTIA, ubicada en Puente Aranda, en Bogotá.
Carlos Jairran, por otro lado, es un artista que tiene un talento fuera de serie. Tiene 27 años y, desde niño, modelaba figuras en plastilina como un juego. Estudió Artes Plásticas en Caracas, sabiendo que el sector es algo “hostil y cerrado”, sobre todo en este continente. Logró crear su propio estudio, fue comisionado con varias esculturas y pudo posicionarse con unas exposiciones importantes, entre ellas, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Luego de unos años, llegó a Colombia a dar talleres de escultura. Aquí también montó su propio estudio; es maestro de escultura en la Escuela de Artes EFAI y, lidera el proyecto de escultura clásica Armatura, recreando con su propia interpretación las siluetas y actitudes de Aristóteles, Julio César, Bach, Beethoven, Poseidón y otros grandes de la historia y la mitología.
Gabriella entendió de primera mano algunas de las dificultades que viven los emprendedores en Colombia: llegó y no tenía historia crediticia. Endeudarse para sacar adelante a Odontia no era una opción. También vivió otra dura dificultad: la inseguridad.
Un día, unos inescrupulosos le reventaron el vidrio del carro en donde llevaba todos los implementos para abrir la clínica. Pero como buena emprendedora, fiel al arquetipo del héroe, no se echó para atrás. Hoy emplea a varias personas, y se ha ganado la confianza de pacientes que han empezado a verla como familia.
Fuente: Dinero.com